sábado, 6 de noviembre de 2010

CAPÍTULO 3: LOS PELIGROS DE ENAMORARSE.

En la Escuela Secundaria, Ricky ha sido golpeado por otro muchachito llamado Sándalo, pero no está dispuesto a ser cómplice de viciosos.
En casa de Belén se encuentra su hermana Caova, quien tiene 20 años y está muy emocionada pues se ha enamorado de un joven de Venezuela, por Internet. Lo comenta con mucha ilusión con Prisma su amiga:
Prisma.- ¡No lo puedo creer Caova, tú tan tímida y te hiciste un novio guapísimo! Parece modelo de revista.
Caova.- ¡Me siento feliz! Dice que me quiere mucho, que es posible que venga a México, es tan cariñoso, tan tierno, estamos hechos el uno para el otro. Internet es ideal para quienes somos tímidos, nos permite pensar lo que vamos a decir.
Prisma.- Pero hay que reconocer que también es más probable que nos encontremos en internet a gente sin escrúpulos. A veces en cuestión de minutos hay gente que te hace comentarios obscenos, o te pregunta si eres virgen ¡Algunos hasta te proponen tener cibersexo!
Caova.- ¡A mí no me puede pasar eso! ¡Mi novio Saúl es increíble, a sus 25 años es muy maduro! Además procuro platicar, chatear con pura gente de confianza.
Prisma.- De cualquier manera Caova, necesitamos tener cuidado. Por ejemplo: ¿Verdad que nunca se te ocurriría pasear por un vecindario peligroso con los ojos vendados? Pues tampoco debemos navegar por internet sin estar al tanto de los peligros.
Caova.- Lo que sí me preocupa mucho es que el tiempo en internet se pasa volando, a veces estoy sentada frente a la Computadora hasta seis horas, no me percato del tiempo hasta que ya no puedo más y el sueño me vence. ¡Me preocupa, pues eso también es un vicio! Pero la ilusión y mi amor por Saúl lo compensan todo. Por cierto ¿Que estará haciendo Saúl?
VENEZUELA:
En Caracas Venezuela, en un edificio de departamentos, en uno de ellos se encuentra un hombre de unos 54 años, frente a la computadora, en el cinturón de su pantalón trae sujeta un arma, un hombre lo acompaña, le dice:
Hombre.- Jefe, ¿De verdad piensa viajar a México?
Jefe.- Sí. Esa hermosa joven tiene que estar aquí conmigo en Venezuela, la necesito aquí, además creo que se ha tragado todo el cuento de que soy Saúl, su eterno joven enamorado.
Hombre.- ¿Y cómo la convencerá de que lo siga?
Jefe.- Hay tantas formas de usar el engaño, que es todo un arte, soy un artista del engaño, y Caova, mi pequeña hermosa Caova pronto estará a mi lado… ¡Se llevará grandes sorpresas!
Son casi las seis de la tarde, Ricky, ha estado en el Hospital, donde pronto darán de alta a su padre, así que va rumbo a casa, para tener el cuarto limpio. En plena Estación, en la fuente, se encuentra con dos chicos, ellos son nuevos en la Escuela, lo reconocen. Ricky sabe que son amigos de Sándalo, los ve venir y se le hace un nudo en el estómago. Ya sabe lo que le van a ofrecer. Es la segunda vez que sucede en esa semana. Uno de ellos le dice:
Chico.- “¡Qué! ¿Otra vez solo? Toma, para que no te aburras”.
Saca algo que parece un cigarrillo. Pero Ricky sabe que no es tabaco, y siente que el estómago se le encoge todavía más:
Ricky.- Eeeh, ¿son nuevos aquí verdad?
Chico.- Mira, hoy te vimos pelear con Sándalo, vemos que eres mucho mejor que él y queremos que formes parte de nuestro grupo, esta noche tenemos una fiesta en casa. ¿Quieres venir?
Ahora se acerca un poco más, le guiña el ojo y le dice en voz baja:
Chico.- Solo para que lo sepas, mis padres van a salir y habrá bebida ¿Qué dices? ¿Te apuntas? ¡Toma! ¡Mientras fúmate este!
Ricky.- No, gracias. Ya dije que yo no…
Chico.- ¿Es que no te atreves? ( Le da unas palmaditas en la espalda) ¡ Fúmatelo, no va a pasar nada!
Otro chico.- Además, no se lo vamos a decir a nadie…
Ricky.-Eeeh, la verdad tengo a mi papá enfermo y no me divierto de esa forma, creo que somos muy diferentes. Ah, y se me olvidaba, andan los de la judicial por aquí cercas, ¡Tengan cuidado!
Dos señoras que atentas escucharon todo, se quedan murmurando entre ellas:
Doña Pascualita.- ¿Te fijaste? ¡Tan niños y ya tan desordenados?
Doña Minga.- Así está el mundo Pascualita, sin ton ni son, esa es la juventud que está, la que viene estará peor, ¡bonitos tiempos nos tocó vivir a nosotras!, ¡Pura gente de calidad!
Doña Pascualita.- Pero da tristeza ver el desecho de patanes que desvían y sonsacan a nuestros jóvenes, es injusto Minga, ¡Es tan injusto!
Doña Minga.- Pues tenemos nietos, hay que ver donde están nuestros hijos, nuestros nietos, no vaya a ser que ya estén metidos hasta las manitas en ese juego sucio.
Doña Pascualita.- ¿Te fijaste que el muchachito se negó a aceptar el cigarrillo de quién sabe qué?
Doña Minga.- Sí, es uno entre mil, no cualquiera tiene el valor para negarse.
En la Colonia La Loma, se encuentra la casa de Belén, ella se acaba de salir de bañar, trae un short, una playera, y una toalla enredada en su pelo, de repente se para ante un enorme espejo y se queda quieta, observándose, como si nunca se hubiera visto, como si fuese una desconocida, se queda pensativa:
Belén.- ¿Qué le pasa a mi cuerpo? ¡Tengo unos brazos enormes! Pero eso no tiene importancia, lo que me acaba de suceder en el baño me tiene muerta de miedo, aunque mamá me lo explicó una y otra vez, no lo entiendo. ¡Fue tan de repente… era sangre, mucha! Me sentía tan sucia ¡Es agobiante pensar que todos los meses voy a tener que pasar por lo mismo!
En eso llega Andrea, su madre, quien nota lo desconcertada que está:
Andrea.- ¿Te sucede algo hija? ¡Te veo tan pálida!
Belén.- Por segunda vez me ha pasado mamá, ya van dos meses que tengo mi… menstruación. ¡Me siento tan insegura y temerosa!
Andrea.- Me alegro que me cuentes todo lo que te pasa y me tengas confianza Belén, recuerda que yo soy y seré tu mejor amiga. ¡Vamos a platicar! ¿Recuerdas cuando vivíamos en la Colonia Mora?
Belén.- Sí, allí naci, en la casa de la abuela, extraño mucho ese lugar, dejé muchas amigas, luego nos mudamos a La loma.
Andrea.- ¿Verdad que no resultó fácil el cambio? Atrás quedaba un mundo conocido- tu casa, la escuela, tus amigos- y ahora se abría un mundo completamente nuevo aquí. Seguro que no te adaptaste de la noche a la mañana. Belén, algo parecido sucede con tu cuerpo. Estás en la etapa de la pubertad, donde tu cuerpo comienza a madurar físicamente y por decirlo así, inicia una importante mudanza, tu paso de “niña a mujer”. Sin embargo hija, la adolescencia es una época de muchas inseguridades. Nunca sabes que sorpresas te dará tu cuerpo, pero con el tiempo aprendes a aceptar los cambios y puede que algunos terminen gustándote. ¿Ya te fijaste que tienes curvas?
Belén.- ¡Mamá!... ¡No me apenes más! ¡Te quiero mucho mamá! (La abraza). ¡Ya no me siento con miedo, ni tan sola!
Andrea.- ¡Ve a tu cuarto y descansa, enseguida te llevo un té calientito!
Aurelio por fin llega a casa, Ricky se siente tranquilo, tienen que hablar:
Aurelio.- Hijo, ¡Te pido una disculpa por lo sucedido!
Ricky.- No tengo nada que disculparte papá, todo está bien. Solo quiero que me digas, ¿ En qué estoy fallando?
Aurelio.- En nada estás fallando, yo soy quien comete los errores. Lo que sucede es que te pareces tanto a tu mamá, que cuando te veo, ¡Siento mucha rabia con ella por habernos dejado!
Ricky.- Pero ¿Crees que ella quería morirse en ese incendio de San Miguel de Allende? ¡Ni siquiera nos permitieron estar en su funeral, sus cenizas las arrojaste no sé dónde.
Aurelio.- Ricky, te voy a confesar algo, en realidad… Tu madre no murió… Lorena nos abandonó porque encontró a alguien más en su vida. ¡No le importamos ni tú, ni yo!
Ricky.- ¿Pero qué dices? ¿Cómo puede ser posible? ¿ Quieres decir que ella está…viva?
Aurelio.- ¡Para mí está más muerta que nunca! Pero tienes el derecho de saber la verdad y si así lo decides, ¡Puedes irte con ella!
Ricky.- No papá, ¡Nunca te dejaré! ¡Eres lo más valioso que tengo! Lo que me gustaría saber es si todavía la amas, ¿La amas aún?
Aurelio.- La verdad… sí, entiendo que mi separación fue con ella, no contigo, y te aseguro que ella se separó de mí, no de ti, seguro ella te ama, pero por la presión, por pena, se tuvo que ir. ¡Yo tampoco nunca te voy a dejar, te amo hijo! ¡Por ti, voy a comenzar una nueva vida!
Mientras todo esto pasa, en todo Yurécuaro se habla de que en la que era la escuela EPPY, se instalará la Escuela “ PARA VIVIR MEJOR” donde la fundación “YURECUARO CORAZA” dará entrenamiento y cursos a padres de familia, para prevenir y combatir la violencia en la familia y la Ciudad, saben que la educación es la mejor prevención y que para tomar buenas decisiones se necesitan valores morales, y esos solo se aprenden en casa, los padres también saben que ellos deben ser ejemplos a sus hijos de vida, de tenacidad, de espíritu de lucha.
Así es, nuestros niños y jóvenes necesitan fuerzas para poder luchar y volar con alas propias, alas de juventud.
Un taxi, llega a la plaza municipal, viene del Aeropuerto de Guadalajara, de él bajan dos personas, una de ellas es Abelardo K. Naya, el hombre de 54 años quien ha llegado de Venezuela con la cruel intención de llevarse a Caova, para arruinarle la vida… ¿Lo logrará?
CONTINUARÁ….
Historia escrita por: FRANCISCO MURILLO MÉNDEZ.

lunes, 11 de octubre de 2010

ALAS DE JUVENTUD

“Abre las alas de tu corazón… y ponle mucha juventud”
CAPÍTULO 1: ¿POR QUÉ NO ME COMPRENDES PAPÁ?

Yurécuaro Michoacán 2010.
¡La noche parecía tan especial!… se iban a reunir los jóvenes de un salón de clases de segundo año de Secundaria, para disfrutar de un rato de música, convivencia y sana diversión. Así que los preparativos estaban a todo, en diferentes casas, se suscitaban las más variadas conversaciones y estados de ánimo.
Por ejemplo, en casa de Ricky, un joven serio y reservado, se esmeraba él por mantener la motivación correcta para ir de una manera que no sintiera culpas, ni remordimientos, pues su madre apenas cumplía cuatro meses de fallecida. Así que mientras se alistaba y planchaba su mejor pantalón para salir, puso el disco de Lady Ga Ga, a un volumen considerable, hecho que causó un lamentable incidente. Su padre Aurelio llega a la habitación, molesto, con los nervios de punta, a punto de estallar:
Aurelio.- (Gritando) ¡Quita eso por favor!
Ricky.- ¡Pero papá… es solo mi música!
Aurelio.- ¡Todavía no estamos para música, aún el recuerdo de tu mamá está tan fresco en mi memoria!
Ricky.- ¡Yo no la he olvidado ni un solo instante, mi dolor lo llevo por dentro papá, y es una herida tan grande! La música para mí, es como una terapia, además ya casi me voy, me voy a reunir con mis compañeros de clases.
Aurelio.- ¿Y a dónde irán? ¿Acaso actuarás como si no sucediera nada? ¿Como si todo siguiera igual?
Ricky.- Desde que mamá murió, nada ha sido igual, tú no eres igual, yo no soy igual, es como si estuviéramos rotos, incompletos. Además, siempre me estás regañando por todo, que no te sorprenda verme encerrado en mi cuarto, en mi mundo privado, porque si no me comprendes, prefiero estar ahí o estar fuera de la casa todo el tiempo que sea posible, porque aquí… solo encuentro dolor.
Aurelio.- Tu actitud no es nada buena Ricky, esa clase de amigos con los que te juntas en la escuela, te están haciendo mucho daño, y tienes prohibido salir esta noche.
Ricky.- Gracias por negarme el permiso, creo que será lo mejor, ya no tengo humor para ir, no deseo que mis amigos me vean triste. Cada vez que estoy triste, me aíslo. Si me invitan a salir, invento una excusa para quedarme. Soy un experto en ocultarles a los demás mi tristeza. Todos creen que estoy bien, y hoy que realmente quería salir a divertirme, me detienes el paso. ¿Por qué no me comprendes papá?
Ricky toma su pantalón y se va con prisa a la habitación, su padre Aurelio se queda callado, también se siente incomprendido, no puede pensar con claridad:
Aurelio (Pensando en su interior).- ¡Lorena! ¡Cuánto nos haces falta! ¿Por qué tuviste que morir, cuando había tanto por hacer?
A veces las alas parecen cerrarse, no hay permiso para volar, es cuando las plumas pierden su brillo, se sienten pesadas, cansadas, incomprendidas.
En la Calle Independencia se encuentra la casa de Belén, una hermosa jovencita, compañera de clases de Ricky, ella también va a ir al baile, con sus compañeros, pero al parecer en cuestión de vestuario no ha tomado la elección correcta, sale de su cuarto, y se despide de Andrea su madre:
Belén.- ¡Mamá, entonces nos vemos a las diez y media!
Andrea.- De acuerdo… ¡Oye! ¿A dónde crees que vas con esa falda? ¡Está demasiado corta! Lo siento pero no podrás ir así, o vas y te cambias de ropa o te quedarás en casa.
Belén.- Es la falda que compré el domingo en “El Palacio de Hierro” ¡Costó carísima y es de una muy buena marca! ¡Tuve que ahorrar mucho para poder traerla a casa! Además está súper cool.
Andrea.- No hay pretexto, no sé cómo lograste comprarla sin pedirnos opinión, no es apropiada hija, te tratarán según la imagen que des a los demás, y esa falda no dice la verdad acerca de ti, eres una niña muy noble, y solo lograrás que los demás piensen que eres una coqueta.
Belén.- ¡Lo sé mamá! Sé que no está bien ir así, pero me equivoqué y gasté mis ahorros, tenía que usarla. Ahora ¿ Qué puedo hacer con ella?
Andrea.- La devolveremos y te ayudaré a comprar algo muy bonito para ti, ahora ¿Recuerdas aquella falda que te regaló tu Tía Karina? La rosita, que te pusiste con tus botas, ¡Te veías preciosa!
Belén.- ¡A mí también me gusta mucho! ¡Me la pondré enseguida! La verdad es que todas mis amigas irán vestidas de forma algo atrevida, yo quería encajar dentro del grupo, pero me interesa más tu opinión y sobre todo, tu confianza mamá. ¡Eres mi mejor amiga! (Se abrazan).
Andrea.- ¡Te amo hija! Y lo único que deseo en la vida es verte feliz, Eres como una palomita, con unas alas hermosas, pronto las abrirás para volar, y me gustaría que tu vuelo sea alto, hermoso, con una dignidad única. Un proverbio dice: “La hermosura de los jóvenes es su Poder” y tú ahora puedes decidir ser feliz.
Belén.- Bueno mamá, ¡Déjame cambiarme de falda y me iré, te prometo que me cuidaré mucho y regresaré temprano!
Belén entra a su cuarto, en realidad tenía dudas acerca de su ropa, y ahora está más segura de sí misma, en eso suena el teléfono, lo contesta, es Ricky su amigo:
Belén.- ¡Ricky! ¿Ya estás en el evento?
Ricky.- ¡No podré ir! No me siento bien, perdón, no quiero quitarte tu tiempo Belén, solo necesito que alguien me escuche, pero puedo llamarle a Octavio o a Caova.
Belén.- Oye ¿Y para qué crees que son los amigos? Ricky, cuando alguien de nosotros tenemos al algún problema, siempre estás ahí para ayudarnos y hacernos sentir bien, y ahora que tú necesitas ayuda, no puedo dejarte solo, ¡Anda, platícame!
Ricky.- Lo que pasa es que… ¡He decidido irme de casa! ¡Me siento tan solo! Además deseo ser independiente.
Belén.- Ricky, el hecho de que quieras ser independiente, no quiere decir que estés listo para serlo, no somos adultos, somos inmaduros, ¡Necesitamos aprender tanto de nuestros padres y de todos quienes nos rodean!
Ricky.- Es que no puedo llevarme bien con mi papá…
Belén.- Si no puedes llevarte bien con tu papá, ¿crees que huyendo de casa lograrás enseguida llevarte bien con todas las demás personas?
Ricky.- ¡Necesito volar! ¡Volar quién sabe a dónde, donde nadie sepa de mí!
En eso, escucha Ricky un quejido de dolor, deja el teléfono y corre a la habitación de su padre, ahí está Aurelio en el piso, se ha cortado las venas y está en lo que parece un lago… de sangre.
CONTINUARÁ….

lunes, 21 de junio de 2010

” LUZ DE LUNA”

CAPÍTULO 12:” LUZ DE LUNA”
GRAN FINAL.
En la Hacienda “La Semilla” de Yurécuaro Michoacán se desatan las más intensas emociones. En las casas de adobe, Pablo Fernando está sorprendido por las palabras tan extrañas que le ha dirigido Ana Victoria, cuando le informa que se irá a la capital del País y quizás no vuelva nunca más:
Ana Victoria.- Hemos tomado la decisión de irnos a la Capital, donde iniciaremos una nueva vida, donde podré perseguir mis sueños: ser una gran profesora, dar de mi vida para apoyar en la educación de mi gente, de mi pueblo. “La educación genera vida” dice la maestra Magali Curiel, y yo quiero ser partícipe de ella.
Pablo Fernando.- Te vuelvo a repetir: “Eres mi único amor”, no puedo aceptar que estemos separados, alejados por la distancia. ¡Te amo Ana Victoria!
Ana Victoria.- Yo te lo digo de nuevo: “Yo no te amo” no puedo enamorarme de alguien a quien apenas y conozco, necesito tiempo para cultivar un sentimiento mas profundo, pero sabes, creo que no será nada difícil enamorarse de alguien tan especial como lo eres tú.
Pablo Fernando.- ¿Entonces no hay vuelta de hoja, te irás?
Ana Victoria.- Sí, de eso no hay ninguna duda. Pero te escribiré, dondequiera que esté, mi pensamiento estará contigo, pero no me presiones, ni me obligues a decirte que te amo, porque lo que realmente siento es cariño, solo eso y nada más.
Pablo Fernando realmente siente amor por Ana Victoria, pues respetará su decisión y la dejará libre, para que vuele y vuele a otros horizontes, a otros mares, llevada por otros vientos que serán espacios de sus sueños. “Cuando se ama realmente, se respeta y se deja libre”.
A las afueras de la Hacienda, cuando la tormenta no ha terminado del todo, Obed camina con mucho cuidado por el suelo enlodado, tratando de averiguar en donde puede estar Ana Victoria, cuando escucha a los hombres rebeldes, las acciones que van a tomar para quitarle la vida a don Fausto Escobar, el Hacendado:
Hombre.- (le dice a otro): ¡Te introduces sigilosamente con el arma, bien oculta debajo de tu gabán y cuando veas el momento oportuno le disparas y sales huyendo! Pero el momento de hacerlo es ¡Ahora o nunca!
Obed se queda aturdido al escuchar aquellas palabras, así que no debe perder tiempo, y decide caminar más aprisa, para prevenir a don Fausto de lo que está por sucederle. Así que desesperado, acelera el paso, perdiendo la sensibilidad del lugar que conoce tan bien como si realmente lo viera. Los hombres rebeldes se percatan de la presencia de Obed y se dirigen hacia él, casi corre, tratando de huir, pero resbala y cae a una de las laderas hacia una zanja con piedras, donde se golpea con unas de ellas, quedando inconsciente, mientras su cuerpo se moja debido al agua que lleva la zanja y que va creciendo poco a poco su caudal.
Mientras tanto, Arumi Andreína está frente a Copero, el fiel servidor de la Señora Edith, ella sigue temerosa de él.
Copero.- ¡No me debe tener miedo Señorita, en realidad los dos somos idénticos!
Arumi Andreína.- ¿Está usted loco? ¿Por qué me compara con usted que tiene esa enorme joroba, y es tan viejo, ciego de un ojo? Me inspira mucho miedo.
Copero.- Le vuelvo a insistir, ¡Somos exactamente iguales! Solo que mis defectos son en mi exterior, pero los suyos, son internos, así como me ve a mí por fuera, es usted por dentro, me inspira miedo…también.
Arumi Andreína.- ¡Mi corazón no es negro! ¡Yo no quisiera tener los sentimientos que a veces puedo transmitir. La vida me hizo así.
Copero.- Se equivoca, la vida no la hizo así, usted permitió que las circunstancias la moldearan, rodeada de tanto dolor y resentimiento, usted tomó la decisión de dejarse vencer y nunca cultivar el valioso tesoro de la humildad.
De repente se escucha una voz varonil, es un joven que camina, después de bajarse de su caballo, pregunta:
Joven.- ¿Qué sucede? Escucho la voz de una mujer, ¿Acaso hay problemas?
Arumi Andreína.- (mintiendo)-Ninguno, estoy con uno de mis servidores, pues la lluvia nos detuvo aquí, pero continuaremos nuestro camino. Espere un momento… esa voz, la suya yo la conozco, la siento familiar, me recuerda a Europa.
Joven.- También la suya lo es, me llamo José Miguel Rosablanca y me dirijo a la Hacienda nueva de Monteleón a visitar a mis tías que allí viven.
Arumi Andreína.- ¿José Miguel? ¡No puede ser! ¡Soy Arumi!
Así es, se conocen, José Miguel y ella fueron amigos en España, ella se llena de alegría, siente que ahora ha surgido una nueva ilusión en su mundo, un mundo que puede sanar y restaurarse si ella lo permite.
Arumi Andreína.- Mis planes son viajar a la Capital donde continuaré mis estudios, ¡no me voy a dar por vencida! ¡Mi vida tiene que tomar un nuevo rumbo desde hoy! Tiene que haber luz nueva en cada una de mis lunas, de las lunas de mis días, de mi vida, de mi existencia.
“Luna llena” luz en el horizonte, pronto amanecerá y un nuevo día comenzará de nuevo, luna quieta, dormida y a la vez despierta, luz blanca. Obed despierta, el agua está a punto de cubrirlo, en medio de todas sus sensaciones se da cuenta de algo realmente sorprendente:
Obed.- ¡Mis ojos! Colores, blanco, luz, luna, ¡Veo…la luna! ¡Puedo ver!...veo…veo.
Así es, ¡Obed ha recuperado la vista! Puede ver la vida nuevamente. Aunque hay muchas cosas que preferiría no volver a ver nunca más.
En la Hacienda, don Fausto no saldrá del cuarto donde se encuentra con doña Patrona y Edith, quien les platica con lujo de detalles todo lo que ha vivido:
Edith.- ¡Aquí estoy de nuevo después de 18 años papá y mamá! Pero nunca seré la misma, ¡mi rostro desfigurado es una marca del sufrimiento que perdurará por toda mi vida!
Doña Patrona.- Hija, ¡cuánto hubiera deseado la madre de María de la Luz Rico tenerla con ella hace 18 años, pero viva, aunque el fuego le hubiera desfigurado el rostro!
Edith.-Papá, mamá, ¿les puedo pedir un gran favor? ¡Quédense a dormir en este cuarto conmigo, no me dejen sola, vuélvanme a hacer sentir que tengo a mis padres conmigo, como si fuera una niña indefensa que necesita mucho amor y cariño.
Don Fausto.- Así será hija, te llevaré con los mejores médicos de la Capital y estoy seguro que podrán hacer mucho por ti.
Edith.- ¡Solo te pido que no salgas hoy para nada, solo quédate conmigo!
Vidal Trujano está escapando con el botín del oro, la plata y las joyas preciosas, pero el caballo en el cuál va huyendo no responde a sus órdenes y comienza a regresar al camino que va rumbo a la Hacienda, no puede permitirlo, cuando lo obliga a cruzar el Río Lerma, el caballo relincha, y lo tira al agua, soltando las bolsas con el oro, llevándoselas la corriente y ocultas por la oscuridad de la noche aún.
En su corazón se vuelve a sentir vacío.
Pasan dos días:
Jerónimo y Alfonsina, junto con Ana Victoria parten hacia la capital, y por primera vez utilizan el ferrocarril o tren, durante el trayecto, la hermosa joven recuerda los momentos trascendentales de su vida. Cuando conoció a Pablo Fernando, los desprecios de Arumi, su amistad con Obed, la muerte de Martina, sus niños a quienes daba clases, y en sus mente y en su corazón se dibujan sueños, esperanzas, la vida apenas inicia, ¡ Hay tanto por quién vivir! ¡Todavía necesita darles tanto amor a sus padres, amarlos, agradecerles el hecho de que le hayan dado la vida, en medio del fuego, de una noche donde todo era luz, ardiente noche de fuego, un fuego tan rojo como el que ahora la devuelve a la realidad, ve un gran bullicio, todo se estremece, se oyen gritos…de repente llega la imagen de Pablo Fernando, sonriéndole, despidiéndose, es la imagen final, de repente todo se pone oscuro… ¡el tren se ha descarrilado! Ana Victoria no ve más luz en el horizonte, solo hay silencio…
Nota: Este es el final de la primera etapa de la novela. ¿Acaso murió realmente Ana Victoria? ¡ Qué sucesos vienen después para todos los personajes en la Capital? ¡Descúbrelo comprando el libro de “TU LUZ EN MI HORIZONTE” La historia completa. ¡Muy pronto a la venta!
¡La próxima semana, comienza a leer “EL BARRIL OLVIDADO” las aventuras del Chavo del Ocho en Yurécuaro Michoacán, te sorprenderás!
¡Gracias por acompañarme en la lectura de esta sección!
RELATO ESCRITO POR: FRANCISCO MURILLO MÉNDEZ.

“MI ÚNICO AMOR”

CAPÍTULO 11: “MI ÚNICO AMOR”
Personaje Yurecuarense invitado para esta semana: Manuel Acosta Santana. Productor M musical e Ingeniero en Computación.

La furiosa tormenta descarga toda su intensidad en los alrededores de la Hacienda “ La Semilla” en Yurécuaro Michoacán. Ana Victoria es humillada por Arumi Andreína, quien se mofa al verla llena de fango, mojada y triste por la muerte de “Centella”. Cuando todos los invitados a la fiesta la ven, la mujer del antifaz no puede ocultar su asombro al identificar las joyas del medallón, del torzal de las rosas, que brillan con intensidad, pero es Ana Victoria quien las hace lucir.
Doña Patrona se queda muy sorprendida al escuchar a la mujer del antifaz decir que las joyas en realidad son de ella, así que su mente comienza a reflexionar en la verdadera identidad de la mujer, aunque su mismo corazón la siente tan cercana a ella, es como si fuera algo inexplicable, que solo el corazón de una madre puede entender.
Arumi Andreína aprovecha la oportunidad para burlarse de Ana Victoria y además correrla:
Arumi Andreína.- ¡Saquen a Ana Victoria de aquí! Huele a lodo, estiércol y alfalfa remojada, ¿Dónde está Eustolia? ¿Dónde se ha metido esa criada tonta y despistada?
Ana Victoria no soporta ni un minuto más de insultos y ataques.
Ana Victoria.- ¡Ya me tienes harta! ¡Respeta por favor a los demás! Respeta a Eustolia, esa criada tonta y despistada porque llevas su sangre ¡ella es tu abuela! ¡Tú vienes del vientre de la hija de una criada también!
Arumi Andreína.- ¿Qué estás diciendo? No vuelvas a repetir semejante mentira ¡mira mi piel, es blanca, mira mis ojos, son azules, mi sangre es europea, de un lugar tan lejos de aquí que nunca vas a llegar a conocer!
Doña Patrona interviene: ¡Ya basta! Muchas veces te dije Arumi que no jugaras con fuego, y tu orgullo y vanidad sobrepasa todos los límites, tu madre sí era una mestiza, Eustolia la sirvienta es tu abuela. ¿Conforme? ¿Era esto a lo que querías llegar?
Arumi Andreína está fuera de sí, muy sorprendida, se va llorando, apresurada fuera de la Hacienda. Doña Patrona intenta detenerla, pero la mujer del antifaz le pide que no lo haga, tienen mucho que hablar:
Edith.- ¡No se vaya, tenemos mucho que hablar! ¡Hay muchas cosas que usted debe saber de mí!
Doña Patrona.- ¡Muero en ansias de saber quién eres realmente, las corazonadas que tengo, me laten cada vez con más intensidad! ¡Dime si eres Edith, mi hija, por favor, a mi corazón no lo puedes engañar!
Edith.- ¡Debes descubrirlo por ti misma… mamá!
Doña Patrona al escuchar esas palabras, siente que se desvanece y se desmaya.
Edith.- ¡Por favor ayúdenme a llevarla a su cuarto, yo misma la cuidaré!
Don Fausto no alcanza a escuchar esas palabras, solo ve como su esposa se desvanece:
Don Fausto.-Desde que llegó Arumi Andreína los problemas ha aumentado en la Hacienda, pero estoy seguro que en el fondo de su corazón hay mucha tristeza y un gran vacío.
Edith.- Don Fausto, le voy a pedir un favor muy grande y urgente. ¡Hay alguien que en estos momentos intenta llevarse su oro, su plata y sus joyas preciosas de la Hacienda. Es Vidal Trujano! ¡Por favor mande proteger sus bienes más preciados.
Don Fausto.- ¿Por qué me dice eso? ¿Acaso no es usted la mismísima esposa de Vidal Trujano?
Edith.- En realidad es mi peor enemigo… ¡Papá! Ese hombre me privó de la libertad por más de 18 años ¿Recuerdas aquella ocasión, aquella tarde cuando fuimos al Río Lerma a pescar, cuando me fui a nadar a la zona del agua azul? Ya nunca regresé, me llevó a la fuerza, ni pude volverte a ver, ni a estar a su lado de ustedes.¡ No te imaginas los años de sufrimiento que he pasado y deben haber pasado ustedes también! ¡Soy en realidad Edith! ¡Tú única hija!
Don Fausto se queda atónito, al fin los presentimientos y dudas que por tanto tiempo habían tenido, de que su hija estaba viva, quedaban claros, pero surgían muchas preguntas, dudas e interrogantes cada vez más profundos.
Don Fausto, Edith y una de las sirvientas se van al cuarto de doña Patrona, pues tienen mucho que conversar, si por ellos fuera se suspendía inmediatamente la fiesta, la cena de gala con el señor Gobernador, pero eso no puede pasar, así que también ordena a Jerónimo y a Belarmino que vayan al cuarto donde se encuentra la caja fuerte y estén al tanto de lo que pudiera ocurrir, pero ellos se llevan una gran sorpresa.
Precisamente en ese cuarto se encuentran Eustolia la Sirvienta con más tiempo de servicio en la Hacienda y don Vidal Trujano, quien ya ha sacado el contenido de la caja fuerte, como el oro, la plata y las joyas preciosas, todo a una velocidad increíble, pues saben que los pueden descubrir en cualquier momento.
Eustolia.- ¡Apúrese señor Vidal! ¡No tardan en llegar y darse cuenta de lo que ha ocurrido. Si alguien se entera de que le he ayudado a robar al Patrón, será mi último día de trabajo aquí en la Hacienda. Solo le pido que cumpla con el trato, ¡Nunca la haga daño a mi niña Arumi Andreína, a ella no me la toque así como hizo con la señorita Edith!
Vidal Trujano.- ¡No te preocupes! La joven que me impresionó es a la que llaman Ana Victoria, he puesto mis ojos en ella y quizás mi corazón, algo provocó en mí, que no la puedo olvidar.
Eustolia.- A ella, ¡Hágale lo que le venga en gana, ella no vale nada!
Vidal Trujano se va, Eustolia toma unos leños y se araña las piernas y los brazos, sacando sangre de ellos, incluso se golpea varias veces en el cuerpo, con aquella insensibilidad de sacrificio mezclado con total ignorancia.
En eso llegan Jerónimo y Belarmino, y se encuentran a Eustolia tirada en el piso, como desmayada, incluso la mueven y ella finge estar inconsciente, pero no tarde en reaccionar:
Jerónimo.- Eustolia ¿Qué ha sucedido? ¡Reacciona!
Eustolia.- (llorando, fingiendo)- ¡Un hombre entró y me golpeó, después no supe más de mí. Se fue llevándose todo lo que pudo sacar de la caja fuerte!
Jerónimo.- Pero si estabas inconsciente ¿Cómo sabes que robó la caja fuerte de don Fausto?
Eustolia no sabe que contestar, solo finge estar muy adolorida y mareada.
Mientras tanto, la fiesta, la Cena, el Baile no pueden suspenderse, se tiene que actuar con mucha discreción, cada acto, cada paso, para no causar alarma e incertidumbre. Don Marcial“El Anticuario” toma la palabra y el control de la situación:
Don Marcial.- ¡Atención! Damas y Caballeros, la fiesta continúa. Vamos a regocijarnos con la presencia de un invitado especial que el señor Gobernador ha traído: Manuel Acosta Santana, quien trajo desde Texas uno de los primeros aparatos de música que se manejan con electricidad o la pila de voltios.
Manuel Acosta Santana.- Para comenzar a echar a funcionar este aparato inspirador de alegría, pondremos un vals, “El vals de los jardines tristes”, una melodía que combina ambos sentimientos, la tristeza y la alegría que se mezclan en los momentos más inesperados de nuestras vidas. Después, todos pueden comenzar a bailar con sus parejas.
Arumi Andreína se monta en uno de los caballos de las caballerizas y se va sin rumbo fijo, bajo la fuerte lluvia y el desfile de truenos y relámpagos, nada le interesa, solo llora su dolor, sus profundos ojos azules se ven empañados por una tristeza húmeda. Está cansada de actuar por impulso, sin pensar nunca en las consecuencias de sus actos, y con un profundo sentimiento de vacío interno, pues el actuar sin siquiera entenderse a uno mismo, es algo tan horrible, es como vivir a ciegas:
Arumi Andreína.- ¡Y yo tanto que he criticado a Obed, yo estoy mucho más ciega que él! Y soy más infeliz que las personas más desdichadas que me rodean. ¿Por qué nadie me muestra tan solo una prueba de su cariño? ¿Por qué las puertas de ese sentimiento las siento tan cerradas y con tantas ataduras para mí? ¿Por qué no puedo inspirar a nadie a quererme?
Cuando por fin baja del caballo, grita su dolor, grita creyendo que nadie puede oírla, solo los árboles del campo son testigos de su desdicha. De repente siente un fuerte dolor en el pecho, que le hace pensar que su corazón está a punto del desplome. En eso ve algo que se mueve entre los arbustos, siente que va a morir de temor, ante sus ojos aparece la imagen de un hombre deforme: Es Copero, el fiel servidor de la Señora Edith.
Arumi Andreína.- ¿Quién es usted? ¿Qué piensa hacerme? ¡Estoy dispuesta a darle mis joyas, todo lo que traigo, pero no me vaya a hacer daño, ¡ me estoy muriendo!
Copero.- ¡No te asustes! ¡Yo te voy a ayudar! ¡No tengas miedo!
En las casa de adobe, Pablo Fernando le reitera a Ana Victoria su amor:
Pablo Fernando.- No entiendo tus palabras, ¿Cómo que se irán de la Hacienda?
Ana Victoria.- Sí, ¡nos iremos a la Capital del País! Ya lo hablamos en familia y está decidido, nuestra vida en la Hacienda ha ter minado, no podemos continuar más aquí!
Pablo Fernando.- ¿Y nosotros qué haremos para vernos, para cultivar nuestro cariño?
Ana Victoria.- Solo hay dos opciones: O te vas también a la Capital o desde hoy olvídate de que un día me conociste.
Pablo Fernando.- ¿Por qué esa actitud tan extraña? ¡Tú eres mi único amor!
Ana Victoria.- ¡Yo no te amo Pablo Fernando! Creo que nunca lo haré…
CONTINUARÁ…. ESCRITA POR: FRANCISCO MURILLO MÉNDEZ.

TORMENTA DE ESPERANZA.

CAPÍTULO 10: TORMENTA DE ESPERANZA.
Personaje invitado para esta semana: Yolanda Méndez Martínez. Empresaria de Yurécuaro Michoacán.

En la cueva misteriosa, Copero el fiel servidor de Edith descubre con un asombro total como el Oro, la Plata y las joyas preciosas han desaparecido o alguien los ha tomado del lugar que tan celosamente él los había ocultado por muchísimo tiempo:
Copero.- ¡No puede ser! ¿Ahora qué cuentas le voy a dar a la Señora Edith?¡ Tal vez lo mejor sea irme lejos, lejos de aquí!.
Afuera en el horizonte, parece que una tormenta tempestuosa está a punto de llegar, el viento es helado, frío, es una noche de tormentas, de todo tipo de tempestades.
En la Hacienda “La Semilla” los invitados a la Cena del Señor Gobernador siguen llegando. Don Marcial el Anticuario y su hijo Pablo Fernando acaban de llegar:
Don Marcial.- ¡Por fin llegamos! Ha sido todo un logro que hayamos podido llegar antes de la gran tormenta. Otra vez regresaste a la Hacienda Pablo Fernando.
Pablo Fernando.- Sabía que volvería papá, si aquí dejé media parte de mi vida y mi corazón al dejar aquí a Ana Victoria, no la he podido olvidar, somos el uno para el otro.
Don Marcial.- Te he dicho que no existe el amor a primera vista.
Pablo Fernando.- Yo me enamoré de Ana Victoria, cuando vi en sus pupilas brillantes mi reflejo, sabía que había una conexión inquebrantable, única y muy especial. ¡Entremos a la fiesta!
En el interior de la Hacienda, Arumi Andreína está con doña Patrona, está furiosa de que se haya permitido la entrada a la mujer del antifaz:
Arumi.- ¡Cómo es posible que esa mujer esté ahí con un antifaz en la cara! Se ha equivocado de fiesta, esto no es una fiesta de disfraces, ni un baile de máscaras, pone nerviosos a todos al ocultar su identidad Tía. ¡Así que sales inmediatamente y le dices que se quite el antifaz o se vaya o yo misma lo haré!
Doña Patrona.- En primer lugar Arumi recuerda que tú nunca podrás darme órdenes a mí, en segundo lugar, esa mujer desconocida es la esposa de don Vidal Trujano un gran amigo del Gobernador, el hecho de que sea desconocida para todos nosotros, no nos debe de inquietar o ¿acaso te recuerda a alguien que te pone nerviosa? Y si quieres ver su rostro, ¿Por qué no te preocupas en ver la persona interior de todos lo que te rodean y tienen cualidades más que defectos? ¡Permíteme atender a mis invitados querida sobrina!
Arumi Andreína se queda muy molesta, pero por ahora se concentrará en Ana Victoria y no permitir que le arruine la noche.
Jerónimo y Alfonsina esperan ansiosos que Ana Victoria salga del cuarto con el elegante y fino vestido de encaje que le han comprado en “la tienda de raya”, pero se quedan asombrados realmente al verla salir, realmente se ve preciosa aunque no trae el vestido caro:
Ana Victoria.- ¡Estoy lista! No puedo usar ese vestido. No soy yo, siento que soy otra persona, fría y lejana. Miren desde hace tiempo estuve bordando mi propio vestido para una ocasión muy especial como esta. Yo quiero conservar mis raíces y me siento muy orgullosa de lo que soy: una verdadera purépecha michoacana.
Jerónimo.- ¡Realmente te ves hermosa hija con ese típico vestido purépecha!! No necesitas más adornos que tu nobleza y moral limpia, ¡nos haces sentir muy orgullosos de ti!
Alfonsina.-Mira Ana Victoria, tu padre me regaló esta pulsera y estos aretes de oro, ¡póntelos por favor en esta noche especial!
Ana Victoria.- ¡OH! ¡Son realmente hermosos! Me recuerdan tanta a una joya que ya había visto anteriormente, pero ¿dónde?
En realidad, tanto la pulsera como los aretes son parte del mismo juego que el medallón, el torzal de las rosas que perteneció a Edith y el cual, doña Patrona guarda con tanto celo y cariño.
Ana Victoria.- Oye mamá ¿Sabes en dónde se encuentra Obed? No lo he visto en todo el día.
Alfonsina.-Tampoco nosotros lo hemos visto, ¡ojala venga a la Hacienda muy pronto!
Obed se encuentra con Belarmino el Capataz, desde muy temprano salieron a ver a un médico que está de visita cercas de la Hacienda y el médico lo examina para ver cuántas posibilidades tiene Obed de recuperar la vista:
Doctor Núñez.-Realmente no naciste ciego Obed.
Obed.- Pues mis primeros recuerdos son vagos, pero la verdad yo podía mirar como entre nubes, podía ver sombras, colores, figuras, en ocasiones llegué a apreciar muy claro el rostro de Martina mi madre, pero solo lo recuerdo entre sueños, después todo se fue oscureciendo mas y mas hasta que no vi nada.
Doctor Nuñez.- Mira, ahora la enfermera te hará unos exámenes en tus ojos, ella se llama Yolanda Méndez Martínez:
Yolanda Méndez.-Obed te voy a poner unos aparatos en los ojos, pero mientras contéstame: ¿Cuántos deseos tienes de ver?
Obed.-Todos los deseos que siente mi corazón no tienen otra meta que la de recuperar la vista. Para mí los ojos son como dos valiosos diamantes, dos gemas que brillan y arrojan una delicada luz, que puede transmitir paz o bien causar mucho dolor.
Yolanda Méndez.- ¿Crees de verdad que los ojos son las ventanas del espíritu?
Obed.-Los ojos son la ventana de la vida, dice el Libro Divino “Si tu ojo es sencillo, todo tu cuerpo estará brillante, si tu ojo es malo, estará en oscuridad” la humildad es lo que enriquece la vida de las personas.
Yolanda Méndez.- ¿Sueñas Obed? ¿Qué sueñas?
Obed.- Sueño que veo, veo un paraíso donde podré vivir una vida sin fin, donde no habrá oscuridad, ni miedo, ni muerte, ni soledad, todo saldrá a la luz a su debido tiempo.
Después del examen, el Dr. Nuñez menciona:
Dr. Nuñez.- Veo que hay muchas posibilidades de que Obed pueda volver a ver con la operación debida.
Belarmino se llena de alegría y la comparte con Obed, así que regresan a la Hacienda:
En las caballerizas. Ahora que han regresado con buenas noticias, Obed siente y escucha con su fino oído entrenado, por ser ciego, como “Centella” la Yegua de Ana Victoria está quejándose y está como muriendo:
Belarmino.- ¡Tus corazonadas han sido del todo ciertas! Alguien ha querido envenenar a Centella y parece que va a lograr su objetivo, ¡Ana Victoria va a sufrir tanto cuando se entere!
Obed.- ¿Quién puede ser capaz de causarle tanto daño a Ana Victoria más que la Señorita Arumi Andreína? Pero lo que ella ignora es que siempre hay un día para ordenar los asuntos en la vida y ese día puede llegar en cualquier momento. ¿Por qué se ha quedado todo en silencio? ¿Qué ha pasado Belarmino?
Belarmino.- No te alarmes Obed, pero parece que “Centella” ha muerto.
Obed se queda impresionado y más al pensar en el sufrimiento de Ana Victoria.
La tormenta por fin comienza a caer, unas fuertes ráfagas de viento sacuden todo alrededor. Los hombres rebeldes con el Hacendado don Fausto creen que han esperado mucho tiempo para actuar. No lograrán prenderle fuego a la Hacienda, pero sí pueden hacer algo: Acabar con la vida de don Fausto Escobar.
En el interior de la Hacienda y en plena fiesta, Arumi se queda sorprendida al ver a Pablo Fernando e inmediatamente se prende de su brazo y lo anima y presiona para que vayan a bailar:
Arumi Andreína.- Sabía que no podrían faltar a la Cena y al baile.
Pablo Fernando.- Sería un acto de muy mala educación, rechazar esta invitación por parte de don Fausto. Arumi, dime por favor ¿en dónde está Ana Victoria?
Arumi Andreína.- Por primera vez en tu vida, ¡Deja de preguntar por ella! Aquí estoy yo para hacerte disfrutar de esta noche de baile.
Pablo Fernando.- Con mucho respeto, que quede bien claro que entre tú y yo solo puede haber una buena amistad Arumi Andreína.
Arumi Andreína.- ¡En el corazón no se manda, y mi corazón se ha enamorado de ti, yo voy a luchar para que llegues a quererme!
Alfonsina, Jerónimo y Ana Victoria salen para disfrutar de la fiesta, pero antes de ser vistos, Jacinta la hija de Belarmino llega y espantada le da la cruel noticia a Ana Victoria:
Jacinta.- ¡Ana Victoria, tienes que ir pronto a la caballeriza, Centella está muy mal, ojala la encuentres viva aún!
Ana Victoria.- ¿Cómo? ¿Qué le ha sucedido a mi Centella? ¡Papá acompáñame!
Jerónimo.- Sí hija ¡Vamos!
En medio de la tormenta tan fuerte y peligrosa, Ana Victoria y Jerónimo salen a toda prisa, Pablo Fernando ve lo alterado que está Jacinta y la cuestiona para ver qué sucede, ella le cuenta lo sucedido y él se sale tras Ana Victoria, mientras Arumi Andreína no puede creer que la haya dejado sola.
Mientras tanto, Edith se acerca a conversar con doña Patrona y le pide algo muy especial:
Edith.- ¡Hermosa casa doña Patrona! ¿Me la podría mostrar?
Doña Patrona.- ¡Encantada señora! ¡Esta casa sería realmente hermosa si estuviera aquí con nosotros la joven que llenaba de luz cada rincón de ella, mi hija!
Edith.- ¿Quién es ella? La del cuadro. ¿Es ella su hija?
Doña Patrona.- Sí, es Edith, murió hace 18 años.
Edith.- ¿Y si por alguna razón ella estuviera viva qué haría?
Doña Patrona.- ¡Me muero de alegría!
En las caballerizas, Ana Victoria se encuentra frente al cadáver de “Centella”, ella también se queda helada, impotente, rompe en llanto con mucho dolor y amargura:
Ana Victoria.- ¡Centella! ¿Por qué? ¡No puede ser papá!
En plena lluvia, Ana Victoria la acaricia llorando, empapada, de repente siente las tibias manos de Pablo Fernando tocándole las mejillas, consolándola:
Pablo Fernando.- ¡No estarás sola, yo siempre estaré a tu lado, porque… te amo.
Cuando regresan al interior de la Hacienda, Arumi Andreína aprovecha el momento para burlarse de ella:
Arumi Andreína.- ¡Atención todos! ¡Volteen a ver a la maestra del pueblo, a la mugrosa muchacha que prefiere ir a llorarle a su triste yegua muerta que disfrutar del baile!
Todos voltean a ver a Ana Victoria llena de lodo y mojada, mientras que Edith enfoca su mirada en los aretes y la pulsera que trae:
Edith.- ¡Son mis joyas! ¿Qué hacen mis joyas en su poder de ella?
Doña Patrona.- Esas joyas eran de mi hija Edith ¿Por qué dice usted que son suyas señora?...
CONTINUARÁ…. ESCRITA POR: FRANCISCO MURILLO MÉNDEZ.

jueves, 13 de mayo de 2010

“EL VIENTO HUELE A ANGUSTIA”.

TU LUZ EN MI HORIZONTE

CAPÍTULO 9:

“EL VIENTO HUELE A ANGUSTIA”.

Personaje Yurecuarense invitado de esta semana: Ignacio Bedolla Romero. Profesor con más de 50 años de experiencia y servicio al pueblo de Yurécuaro.

En la cueva misteriosa, Belarmino y Jerónimo han descubierto oro y plata, además de joyas preciosas en abundancia, ocultos estos tesoros muy cercas de donde encontraron también la pintura de la señorita Edith:

Jerónimo.- ¡Somos muy ricos Belarmino! ¡Tenemos la vida comprada!

Belarmino.- ¡Podremos vivir a nuestras anchas y despreocuparnos por completo!

Jerónimo, siente de repente que ha pronunciado palabras que en su sano juicio no las hubiera dicho; Siempre ha sido muy consciente de que por más rica que sea una persona, no por ello es más feliz, ni puede vivir más años que los demás:

Jerónimo.- ¡En cuántos escasos minutos puede tu cerebro volar más allá de la razón! ¡Esto no nos hace ni más ni menos Belarmino, te lo estoy diciendo en serio! Ahí tenemos el ejemplo del Patrón don Fausto, el dinero no le pudo quitar nunca la tristeza de perder a sus querida hija, con todo esto no alcanza para comprar una vida.

Belarmino.- ¡Pos, yo no voy a poder dormir en toda la noche nomás pensando en este momento, sentiré que es un sueño, descubriré que es una realidad, pero en el fondo veo todo borroso, entre nubes, no tengo nada claro en mi cabeza, y ya tengo rete harto rato que no dejo de sudar de puro nerviosismo y el corazón siento que se me quiere salir!

Jerónimo.- Pues ojale y no te vayas a morir de puro gusto y asombro. ¡Mejor vámonos a la Hacienda y calmemos los nervios lo más que podamos!

Allí están los dos, aparentemente contentos, pero una aguda angustia y preocupación se apodera de sus pechos oprimidos ahora de miedo por temer perder lo que han encontrado.
Pasan tres días. En La Hacienda “La Semilla” Se hacen los preparativos para la llegada del Gobernador. Alfonsina habla firmemente con Ana Victoria acerca de que fueron invitados a la cena y al baile:

Alfonsina.- Ana Victoria, hija ¡Tienes que estar presente en la cena y el baile al igual que nosotros!

Ana Victoria.- ¡No quiero ir mamá! Nosotros no estamos a la altura de los Hacendados, somos personas humildes y somos parte de la Servidumbre, no debemos exponernos a recibir malos tratos y humillaciones.

Alfonsina.- Sabemos que don Fausto y doña Patrona no son como los demás hacendados, ellos sí tienen corazón y sentimientos, quieren que los acompañemos en esta cena especial.
Ana Victoria.- Además Arumi Andreína solo utilizará la ocasión para burlarse de nuestra ropa y de nuestra cultura, ¡no puedo tolerarlo!

Alfonsina.- De eso quiero hablarte hija, fui a la tienda “de raya” y te compramos un hermoso vestido, es muy caro, pero tu padre me dio para pagarlo, ¡no se de donde sacó esas monedas de oro pero las obtuvo y aquí lo tengo, es un regalo que te hacemos!

Ana Victoria.- ¿Acaso es el vestido que Arumi colocó en la tienda “de raya” para burlarse y comentar que el vestido tan fino iba a terminar pudriéndose pues no habría quien lo pudiera comprar en toda la región? Lo siento mamá, no se si seré capaz de ponerme algo así, pero tengan por seguro papá y tú que yo estaré donde ustedes estén esa noche.

Al mismo tiempo que ellas platican, Arumi Andreína sigilosamente se introduce a las caballerizas con un frasco misterioso en la mano, algo planea insensiblemente, y vacía el contenido del líquido en la pila de agua de “Centella” el hermoso caballo de Ana Victoria:

Arumi Andreína.- ¡Todavía no puedo olvidar los duros golpes que me provocaste en la caída, además tu dueña Ana Victoria también se ha encargado de herirme donde más me duele, ella quiere apoderarse del cariño de Pablo Fernando y nunca, nunca lo voy a permitir!
Jerónimo va llegando a la caballeriza, se encuentra con Arumi Andreína, no sospecha nada de lo que sucede:

Jerónimo.- ¡Buenas tardes Señorita Arumi!

Arumi Andreína.- ¿Cómo está Jerónimo? ¿Qué tal se siente “Centella”? la veo rara, cansada…

Jerónimo.- “Centella”ha trabajado mucho últimamente, además también siente tristeza, varias veces me ha tocado ver como le salen lagrimas de sus ojos, extraña a Ana Victoria, quien ya no puede montarla, pues se va a dar clases para enseñar a los niños de los peones a leer y escribir.

Arumi Andreína.- (fingiendo) Sí, está realizando una muy buena labor, si sigue así llegará muy lejos, se ganará el respeto del pueblo por abnegada y servicial. Le quiero hacer una pregunta Jerónimo y quiero que me conteste solo con la verdad ¿De dónde sacó las monedas de oro para comprar el fino vestido de la tienda de “raya”? ¡Dígame de dónde!

Jerónimo.- ¡Discúlpeme! A usted no tengo por qué darle explicaciones de ese hecho, el oro lo da la tierra y yo trabajo en ella, siempre la tierra nos devuelve doble lo que le damos ¡eso nunca lo olvide! ¡Con su permiso!

“Centella” bebe más agua que de costumbre, alegrando el corazón traicionero de la joven, quien no está dispuesta a dejar a Ana Victoria en paz.
Una gran paz reina en la calle de las casas de adobe, donde viven los peones y en uno de sus cuartos Ana Victoria se encuentra enseñándoles a los niños el arte de leer y escribir, ella se siente plena:

Niño Javier.- ¡Aquí… dice Ma…m...á! ¡Mamá! ¡Pude leerla!

Ana Victoria.- ¡muy bien Javier, lo lograste! ¡Sigue intentándolo con las siguientes palabras!

Niña María.- ¡Ya perdí mi lápiz!

Niño Samuel-¡tengo hambre, quiero unos tacos de frijoles!

Ana Victoria.- ¡ya casi terminamos, apriétense las tripas un ratito más!

En eso llega el Profesor Ignacio Bedolla Romero, quien es un Ilustre transmisor del conocimiento a los alumnos y le interesa mucho colaborar también con esta obra:

Ana Victoria.- ¡Profesor Ignacio, no lo esperaba!

Profesor Ignacio Bedolla.- ¡Pasaba por aquí y decidí traerte las libretas y los lápices que me pediste! ¿Cómo se siente la profesora más aplicada de Yurécuaro?

Ana Victoria.- No diga eso…los niños van avanzando, si siguen así van a poder ayudar mucho a sus padres a que se defiendan.

Profesor Ignacio Bedolla.- Pues yo te tengo buenas noticias, en una semana comienzo la alfabetización para los adultos aquí mismo, ya muchos comienzan a alborotarse de la emoción, algunos hasta hablan de que podrán escribir cartas y leer el periódico.

Ana Victoria.- O el Libro que se encuentra en la Hacienda y el cual don Fausto quiere ponerlo a disposición de toda persona que quiera escuchar leer de él, La Palabra de Dios.

Profesor Ignacio Bedolla.-No obstante hay algo que me preocupa mucho, escuché que la rebelión de los peones inconformes con el Hacendado están a punto de atacar , no se sabe si lo harán la misma noche de la cena del Señor Gobernador, será una noche muy peligrosa, ¡ temo que se llegue ese día! Ya el viento trae olores de angustia y color de miedo.

Ana Victoria.- ¡Ojala que ese día sea de un viento transparente y fresco! Y que solo se respire paz, porque ese día es hoy profesor, la Cena es esta misma noche.

La Piedad de Cavadas, Casona de Vidal Trujado:

Vidal Trujado se está alistando para el viaje a la Hacienda “La Semilla”, apura a Edith pues se hace tarde:

Vidal Trujano.- ¡No Edith! ¡No estoy loco ni trastornado! Iremos a la Cena porque necesito velar por mis intereses, ¡necesito oro, plata, bienes, para sentirme vivo! Nadie sabe que hace 18 años te traje conmigo, todos te consideran muerta, ahogada en el río, perdido tu cuerpo y llevado por la corriente, solo restos de tus ropas se encontraron; y a mí me consideran un hombre de prestigio en la región, amigo de confianza del Señor Gobernador, nadie sospecharía de mí. Te llevo porque considero necesario ser bueno contigo, ellos tus padres nunca te reconocerían con esa enorme cicatriz en la cara, no te creerían que eres su amada hija, además con lo del golpe del accidente que tuviste tu memoria quedó tan atrofiada que no recuerdas gran cosa.

Edith.- ¡No juegues con fuego Vidal Trujado porque te puedes llevar una gran sorpresa, te puedes quemar cuando menos te lo esperes!

Vidal Trujano.- ¡Descuida amada mía! ¡Tengo todo bajo control!

Esa noche en la Hacienda “La Semilla” los invitados comienzan a llegar, el Señor Gobernador y su corte, los Hacendados más ricos de la región, Vidal trujado y Edith, quien luce un elegante vestido rosa pálido y en su cara lleva un llamativo antifaz, aunque ella por dentro sabe que le espera una noche muy especial, de recuerdos, de reencontrarse con su familia, de planes ocultos, de angustia y a la vez de alegría. También llegan Obdulia y Sulem Rosablanca quienes están dispuestas a investigar acerca del paradero de aquél niño ciego que una de ellas abandonó hace muchos años, Alfonsina y Jerónimo esperan que Ana Victoria salga arreglada con el fino vestido para la ocasión, así que están impacientes de que salga para verla.

En las caballerizas “Centella” la yegua de Ana Victoria tiene una triste agonía, a solas a causa del veneno que Arumi Andreína vació en el bebedero. Sus lágrimas en sus ojos muestran el profundo dolor y cariño que siente por su ama.

A las afueras de la Hacienda, la rebelión de los peones inconformes ha comenzado y planean atacar de sorpresa:

Hombre inconforme.- ¡Incendiaremos la Hacienda! ¡Esta noche habrá luz suficiente para el baile!

Hombre.- ¡Tope en lo que tope, esta noche la Hacienda será del pueblo y seremos libres!

¿Y Obed? ¿Dónde está?
¿Qué sucederá en la cena y el baile?
Doña Patrona y don Fausto reciben a Vidal Trujano y a Edith, la mujer del antifaz, ¡ella siente una emoción tan fuerte al encontrarse con sus padres después de tantos años de nuevo! Doña Patrona siente lo mismo.
En la cueva misteriosa “ Copero” el servidor fiel de la Señora Edith queda helado al descubrir que no hay nada del oro y la plata y las joyas preciosas que con tanto esmero y paciencia ha ocultado por tanto tiempo:

Copero.- ¡No puede ser! ¡ ha desaparecido!¡ Alguien se ha llevado el tesoro de la Señora Edith.
CONTINUARÁ…. ESCRITA POR FRANCISCO MURILLO MÉNDEZ.

“LA REALIDAD BAJO EL ANTIFAZ”

TU LUZ EN MI HORIZONTE
HISTORIA DE 12 CAPÍTULOS
CAPÍTULO 8:

“LA REALIDAD BAJO EL ANTIFAZ”


Personaje Yurecuarense invitado de esta semana: Aydeé Vázquez Oceguera. Reportera y Editora de la Revista “Vías”.
En la vieja Casona de La Piedad de Cavadas, se encuentran Vidal Trujano, un hombre reacio y de carácter muy extraño, pues manifiesta conductas tan depresivas e impulsivas, que a veces da miedo tan solo verlo, y a veces las personas se sienten atraídas hacia su personalidad. Él esconde un terrible secreto, pues hace 18 años que se introdujo en la Hacienda “ La Semilla” y con engaños y violencia se llevó a la Señorita Edith, privándola de la libertad y ocasionándoles el más profundo dolor a sus padres, don Fausto y doña Patrona, quienes la creen muerta. En una de las habitaciones escondidas de la Casona Vidal platica con Edith:


Vidal Trujano.- ¡No sabes como me arrepiento de haberte traído conmigo a la fuerza y haberte soportado durante tantos años!


Edith.- Lo sé, porque mi propia vida se convirtió en un martirio sin fin, aquella noche tan terrible de fuego en Yurécuaro, me tomaste a la fuerza y me llevaste lejos de la Hacienda, lo peor fue que en la huida, mientras pasábamos a toda prisa por las casas que se quemaban, una de las vigas ardientes cayó sobre mí, y me provocó las más horrendas heridas en mi cuerpo, pero la peor de ellas se encuentra en mi cara. ¡No solo me destrozaste el rostro, sino que también toda mi vida, y no me quiero ni imaginar el dolor que seguro les causaste a mis padres!


Vidal Trujano.-Día a día te he cuidado, hasta que tus heridas sanaran, me he martirizado día y noche sintiéndome tan culpable y desdichado, porque pensaba que te amaba y me he dado cuenta de que en realidad no ha sido así.


Edith.- ¿ Cómo te puedes enamorar de alguien a quien no conoces?, yo con el paso del tiempo ya no siento odio por ti, siento lástima de ver en lo que te has convertido, una persona insensible y a la vez tan sensible.


Vidal Trujano.- Pero ha llegado el momento de que regreses a la Hacienda “La Semilla”. Me acaba de llegar una invitación para un baile y una cena muy especial que realizará don Fausto Escobar, tu padre por la llegada del Gobernador a Yurécuaro y te informo que estaremos presentes. Así que busca tus mejores ropas y te pondrás un antifaz para cubrir “tu bello rostro cicatrizado”. Te quiero ver muy contenta para la ocasión, yo aprovecharé para descubrir cómo va todo en la Hacienda y ver cómo puedo aumentar mi fortuna, que alguien se ha estado encargando de robarme. ¡Sospecho de todos en esta casa!


Edith.- ¡Esa fortuna ni siquiera te pertenece, la robaste de la Casa de mi padre, junto con el cuadro que el pintor me realizó y mi ropa!


Vidal Trujano.- Sea como sea, alguien me está robando lo poco que me queda, así que sabiendo que nadie sospecha que te tengo encerrada aquí, vamos a ir para que veas de nuevo a papá y mamá.


Así es, en la Hacienda “La Semilla” habrá una fiesta muy importante, pero antes de eso, el joven Eduardo Castellanos le toma la primera fotografía a Ana Victoria, quien fue a arreglarse un poco y queda muy natural, su belleza es mestiza, enseguida Pablo Fernando y ella posan juntos para la fotografía:


Pablo Fernando.- ¡Es todo un honor para mí estar junto a ti en esta fotografía!
Ana Victoria.- ¡Para mí lo es también, porque así estaremos juntos para siempre!
Doña Patrona ( dirigiéndose a Arumi Andreína).- Por favor joven Eduardo que la siguiente fotografía sea para mi sobrina Arumi.


Arumi Andreína.- ¡Ni te molestes tía! Parece que se les olvida que estoy recién llegada de Europa donde me tomé montones de fotografías y a mi ya no me encandilan esos inventos.


Doña Patrona.- ¡Tu siempre tan humilde y amable Arumi!
Mientras tanto, en la cueva misteriosa se encuentran Jerónimo y Belarmino, con algunas velas están en el interior y alumbran el camino que lo podría cambiar todo:


Belarmino.- ¿Estás seguro que fue por aquí donde encontraste esa brillante moneda de oro?


Jerónimo.- Sí, fue por aquí, cercas, muy cercas de donde encontramos el cuadro de la pintura de la joven Edith y los retazos de su ropa, ¡siento que ahora sí es real nuestra esperanza de encontrar algo de mucho valor.


Belarmino.- ¡Pues vamos a buscar minuciosamente Jerónimo, paso a paso!
En la Casona de La Piedad de Cavadas, cuando Vidal Trujano se ha ido, Edith aprovecha para llamar a “Copero” un hombre jorobado que sirve de sirviente en la casa y es un fiel servidor de la Señora Edith:


Edith.-“Copero” ¡Tienes que llevar otra bolsa de monedas de oro y de plata al escondite secreto! Ya es lo último que le queda a Vidal Trujano, de todo lo que le robó a mis padres. ¿ Has estado haciendo las cosas tal y como te las he indicado?


Copero.- Sí Señora, he hecho tal y como me ha mandado, he llevado los bienes en oro y plata a la cueva secreta donde nadie ha entrado y he puesto todo el oro cercas del cuadro dañado de su imagen y cercas de los vestidos rotos, pero está bien oculto, además nadie sabe dónde se encuentra la cueva y no hay pies que entren a ella aparte de los míos.


Edith.- ¡Muy bien hecho Copero! Sabes se está acercando el momento de que me vaya de la Casona, pero quiero que sepas que nunca me olvidaré de todo lo que has hecho por mí, nunca.
Ana Victoria se va caminando por la orilla del río Lerma, necesita pensar en tantas cosas, en Obed y su tristeza, en la partida de Pablo Fernando, en su futuro tan incierto, cuando ve un hermoso árbol llamado “Paraíso” se sienta bajo él y saca unas hojas donde escribió el poema de Obed llamado “Voces y Palabras” que dice así:


Ya no sé que hacer
Con tanta soledad
Como el miedo que me da
Cuando me dices que te vas.
Ya no se ni que pensar
Confundido está mi corazón por dentro
Como el frío que me da
Cuando yo siento que
siento que
Yo no te hago falta
Voces y palabras
Que le viento hoy arrastra
Ya no volverán de nuevo.
Yo no te hago falta
Voces y palabras
Suenan tan lejanas
Cuando dices que me amas
Y no es verdad.
Ya no se ni que decir
Para no seguirte el juego
Esta historia está en el fuego
Y se tiene que apagar.
Ya no se hoy si dudar
Y creerte lo que dices
Como el frío que me da
Cuando me dices la verdad.
Yo no te hago falta (se repite)…
En el fondo de mi ser
No hay oscuridad en donde
No haya luz en tu horizonte
Que ilumine, tus voces y palabras.
(Autor: Francisco Murillo Méndez.)
Ana Victoria está muy melancólica, pero prefiere sentir esa libertad que el viento arrastra y dejar fluir las voces y palabras. En eso se acerca a ella una hermosa joven llamada Aydeé, a quien conoció porque a ella también le gusta escribir de Historia, de arte y de todo lo que sucede en los alrededores:
Aydeé Vazquez.- Ana Victoria ¿Qué haces?
Ana Victoria.- Me vine a este frondoso árbol a meditar Aydeé. Oye ¿no has visto a Obed?
Aydeé.- No, yo también lo ando buscando, siento que es ahorita cuando más necesita nuestro apoyo, luego de la muerta de Martina su madre.
Ana Victoria.- Así es, cuando estamos con Obed se siente muy fortalecido, pero cuando todos volvemos a nuestra rutina y a nuestras labores, volvemos a nuestra vida diaria, pero para él, no sigue igual la vida, ya no es lo mismo sin Martina.
Aydeé.-Me regalaron un períodico, es impresionante conocer lo que sucede en otros lugares y además ver que le mundo es tan enorme. A mí algún día me gustaría trabajar donde los hacen.¡ Muchas gracias por enseñarme a leer y escribir Ana Victoria!
Ana Victoria.- Para eso somos las amigas Aydeé, estoy para ayudarte en lo que pueda. ¿ Ya sabes que habrá una fiesta y un baile muy grande aquí en la Hacienda?
Aydeé.- Sí, pero eso solo será para pura gente rica. ¿ Te gustaría ser rica?
Ana Victoria.- Me daría mucho miedo ser rica, la verdad, no quiero ser como Arumi Andreína.
En la Cueva misteriosa y oculta, Jerónimo y Belarmino no pueden creer lo que ven, han descubierto unos cántaros llenos de monedas de oro, plata y joyas preciosas, la cueva les ha devuelto algo de la alegría y de los sueños que ellos tanto anhelaban:
Jerónimo.- ¡No lo puedo creer Belarmino, somos ricos, ricos!
Belarmino.- SÍ, ¡INMENSAMENTE RICOS!...
Continuará…. Escrita por Francisco Murillo Méndez.






viernes, 30 de abril de 2010

TU LUZ EN MI HORIZONTECAPÍTULO 7: “VOCES Y PALABRAS”

Personaje Yurecuarense invitado de esta semana: Eduardo Castellanos. Fotógrafo y Licenciado en Artes Plásticas.
… Martina la Partera, la mujer que durante años ayudó en la dura labor de parto a muchas mujeres pobres, aunque ella misma nunca pudo experimentar lo que es dar a luz a un hijo, ha muerto. Pero la sensación y el saber lo que significa ser madre, realmente sí lo supo, pues desde hace 18 años que cuidó de Obed, el joven invidente. Martina le enseñó todo lo que pudo y a pesar de sus limitaciones y su carácter tan sensible, Obed ha logrado salir adelante, aunque todavía hay traumas y secretos tan ocultos que si alguien los descubriera, causaría tal vez la peor de las tormentas, ¡Una tempestad de voces y palabras!
Obed está inconsolable, sigue llorando, Pablo Fernando trata de tranquilizarlo, Jerónimo, Alfonsina y Ana Victoria llegan muy sorprendidos y con lágrimas en los ojos:
Alfonsina.- Obed ¿Qué pasó, qué le sucedió a Martina? ¡Ella era como mi hermana! ¡No sé que voy a hacer sin ella! Tú no te vas a quedar solo Obed, nosotros somos tu familia.( lo abraza).
Obed.- ¡Mi madre se durmió para no despertar jamás! Ni siquiera le pude decir adiós, ¡se acabó su vida de repente! ¿Y Ana Victoria? ¿Ha venido con ustedes?
Ana Victoria.- Sí, aquí estoy Obed… no tengo palabras para decirte, ¡Quisiera poder gritarle a Martina y despertarla! ¡Devolvértela, me siento tan impotente! La muerte llega tan inesperadamente y muerde como una serpiente venenosa y nos causa tanto dolor ¡la odio con todo mi ser!
Alfonsina.- ¡Cálmate Ana Victoria! Recuerda la esperanza tan firme y segura que tenemos, la de la Resurrección, tenemos la esperanza de volver a ver a Martina cuando Dios por medio de su hijo le devuelva la vida aquí en la tierra en un futuro cercano.
Ana Victoria.- Lo sé mamá, la espera puede parecer muy larga, pero el tiempo pasará muy rápido, eso nada ni nadie lo puede evitar, ¡la volveremos a ver!
Obed.- ¡En mi corazón sé que sucederá! Ahora mis ojos sí servirán de algo, para llorar mi dolor, aunque nunca se llenará ese vacío que ella ha dejado en mí.
Jerónimo.- Obed ¡Don Fausto en cuanto supo lo de la muerte de Martina ordenó que lleváramos su cuerpo a la Hacienda para que el velorio sea allí!
Obed.- ¡a mí me da igual, la misma oscuridad hay aquí…que allá!
Ana Victoria abraza a Obed, haciéndolo sentir confortado, consolado, pero recuerda que tal vez lo mejor es retirar de su mente y corazón los sentimientos que pudieran hacerlo sufrir.
Obed.- ¡Mi gran amiga Ana Victoria! ¡No sabes cuánto te quiero!
Ana Victoria.- ¡Mi gran hermano Obed! ¡Siempre estaré a tu lado para apoyarte!
En la Hacienda “La Semilla” se están haciendo los preparativos para el velorio de Martina. En el cuarto de huéspedes, don Marcial el Anticuario está con don Fausto y doña Patrona y les mostrará la Pintura de Edith, pero ya restaurado el cuadro:
Don Marcial.- ¡Fue un trabajo muy difícil! El cuadro estaba muy dañado, además el rostro parecía imposible que se pudiera hacer visible, pero afortunadamente, con mucha paciencia, se pudo rescatar la imagen de la Señorita Edith. ¡Su hija era realmente hermosa!
Ante las miradas impacientes, don Marcial quita el velo oscuro del cuadro y ante sus ojos aparece la imagen de Edith, con ese hermoso rostro jovial, y esos ojos que parecen llorar al encontrarse de nuevo con la mirada de sus padres, su vestido de encaje verde hacen resaltar toda su belleza.
Doña Patrona.- ¡Hija, después de tanto tiempo estás ahí!
Don Fausto se seca disimuladamente las lágrimas de sus ojos, hay un nudo en su garganta que no le permite hablar, en eso Belarmino el capataz pide permiso para entrar, le abren la puerta:
Belarmino.- ¡Dispense patrón lo imprudente que soy, pero necesito preguntarle si hoy se va a abrir la nueva tienda de raya!
Don Fausto.- ¡Por supuesto que sí! La gente necesita comida, ropa y otros artículos necesarios, pero la duda que tengo es si Ana Victoria la atenderá hoy, seguro querrá estar con Obed.
Belarmino.- De eso quería hablarle precisamente patrón, la Señorita Arumi Andreína dice que por hoy ella misma se encargará de atenderla.
Don Fausto.- ¡Me sorprende su buena disposición! Oye Belarmino, aprovechando, tú fuiste quien encontró el cuadro y tengo que agradecerte mucho.
Belarmino.- ¡No tiene nada que agradecerme, ahora que estoy viendo el cuadro con la imagen de la Pintura, recuerdo que en la cueva también encontramos retazos o pedazos del vestido verde que trae en la pintura!
Doña Patrona se queda helada cuando oye estas palabras, así que le dice aterrada a don Fausto:
Doña Patrona.- ¡Por favor Fausto, dime qué tantos secretos tienes ocultos con respecto a la muerte de Edith! Dime ¿Por qué nunca pude ver su cuerpo muerto? ¿Por qué nunca me permitiste verla? ¿Cómo realmente murió?
Don Fausto.- ¡Tengo una plática pendiente contigo mujer! ¡Te lo contaré todo!
En las afueras de la Hacienda, por el camino de polvo y piedra, va una carreta de viaje, en ella van Obdulia Rosablanca y su hermana Sulem, ellas viven en la Hacienda de “Los Charcos de Guerrero” en Tanhuato Michoacán, son de posición alta, vienen de un largo viaje de la frontera y están observando mientras pasan por la “Semilla” que hay un velorio, de repente Sulem comienza a sentirse mal y llorar como con un sentimiento de pánico y culpa:
Obdulia.-¡ Sulem! ¿Qué tienes, por qué te pones así?
Sulem.- ¡Reconocí el lugar! ¡Es aquí, en este lugar donde hace casi 18 años me vi obligada a abandonar a mi hijo…por ser ciego, ¡ eso nunca me lo he perdonado, ni lo haré nunca, nunca!
Obdulia.- ¡Cálmate, tienes que calmarte, ni siquiera sabes si ese niño, ese hombre ya, todavía vive aquí, o si realmente vive aún!
Sulem.- ¡Esto me remueve todo mi interior! ¡Te prometo que voy a regresar a investigar y haré lo posible porque descanse mi espíritu y mi corazón.
Tienda de Raya: En su interior se encuentra Arumi Andreína y Eustolia la sirvienta, quienes son aliadas en cuanto causar daño a Ana Victoria y su familia, ahí Arumi descubre sus verdaderas intenciones:
Arumi Andreína.- Mi tío Fausto cree que vine a atender la tienda de raya por mi buen corazón, pero se equivoca, es una tontería enorme permitir que el cuerpo de alguien de la Servidumbre sea velado en la Hacienda de los Patrones, es por eso que si la tienda sirve para alegrar el corazón de los peones y necesitan comida, ropa y medicinas, también necesitan licor, así que les venderemos todo el licor que quieran, porque solo eso es lo que saben hacer, emborracharse y perder la cabeza, así que ¡ diles Eustolia, diles a todo el mundo que hay vino para disfrutar de esta noche de fiesta, ja, ja, ja, ja!
Eustolia.- ¡Como usted diga señorita Arumi Andreína!
El plan egoísta de Arumi Andreína parece dar resultados, pero al ver como los peones se dejan llevar por el vicio, Jerónimo los anima para que si compran el licor, no es momento para que lo tomen y se embriaguen, que la borrachera es el peor vicio que denigra la razón y la dignidad humana. Casi todos los peones obedecen a Jerónimo.
Esa noche, es una noche de tranquilidad, es de tristeza y dolor, pero también de esperanza. Pasan algunos días:
La mañana se desborda en color y luminosidad, es sorprendente ver como cada día nos brinda un nuevo sol, unas nuevas nubes, una nueva esperanza, Ana Victoria trata de corretear tras de unas gallinas para el mole, algo nada fácil, pues las alas les ayudan a volar huyendo de la misma muerte, pero nadie le quita su firmeza a Ana Victoria y corre de un lado para otro, tratando de alcanzar su presa. De repente llega Jacinta, la joven hija de Belarmino con su corazón agitado, pero de sorpresa y mucha emoción con una noticia increíble:
Jacinta.- ¡Ana Victoria! ¡Ana Victoria!
Ana Victoria.- ¿Qué pasa Jacinta? ¡Me espantas!
Jacinta.- ¡Ha llegado un joven rete elegante a la Hacienda, trae sus pantalones finos, con tirantes, su camisa es blanca y su sombrero! Lo más asombroso es que trae una caja muy misteriosa, dice que es algo nunca visto, una caja grandota de donde salen visiones, imágenes como si las estuvieras viendo en la realidad, es como pinturas de luz.
Ana Victoria.- ¿Y qué con eso Jacinta? ¿Él está con los patrones?
Jacinta.- Doña Patrona me mandó llamar para decirte que vayas, algo te quiere mostrar.
Ana Victoria.- Pues ¡vamos para ver para qué me quiere! Nomás ¡déjame quitarme la suciedad de las gallinas!
Al llegar, se encuentran con el joven Eduardo Castellanos, quien posee una caja de fotografía, una cámara de daguerrotipia traída de Francia, Eduardo les explica más:
Eduardo Castellanos.- Esta es una cámara de Fotografía.
Jacinta.- ¿Foto…qué?
Eduardo Castellanos.- Fotografía, significa arte de escribir o pintar con luz y se pueden reflejar imágenes de personas y de situaciones diarias, es el invento más actual del que se tiene memoria y está llegando a México. A esta cámara se le llama la “cámara negra u oscura”
Doña Patrona.- Ana Victoria, me gustaría que la primera imagen que capte este invento sea la tuya, en recuerdo de mi hija Edith, que si estuviera aquí, la llenaría de imágenes con toda seguridad para poderla ver siempre.
Arumi Andreína está furiosa al escuchar eso.
En eso, llega Pablo Fernando y don Marcial con su equipaje listo para marcharse:
Pablo Fernando.- Antes de irnos, me gustaría que nos tome una imagen juntos Ana Victoria, será un hermoso recuerdo.
Ana Victoria.- ¿Ya se… van?
Ana Victoria siente una sensación de pérdida y dolor tan de repente, es un vacío tan extraño.
Mientras tanto, en otro lugar, en La Piedad de Cavadas, en una casona, se encuentra un hombre llamado Vidal Trujano, quien maltrata a una mujer y la llama “loca”:
Vidal Trujano.- ¡Ya me cansaste la vida! ¡Ya me cansé de ti Edith!...¡ No sabes cuánto me arrepiento de haberte traído conmigo a la fuerza, si solo me has traído dolor y desesperanza! Creo que ya es hora de que tus padres sepan que tu corazón todavía late…
CONTINUARÁ…. ESCRITA POR FRANCISCO MURILLO MÉNDEZ.

miércoles, 21 de abril de 2010

CAPÍTULO 6: “EL BALSAMO DEL PERDÓN”

Personaje Yurecuarense invitado: Yamina Márquez Pérez.
Hacienda La Semilla, Yurécuaro Michoacán 1834.
Como a un kilómetro de distancia de la Hacienda se encuentra el lugar de las casas de adobe, casas de una sola pieza, con piso de tierra, y sin ventanas donde viven los peones y trabajadores de la Hacienda. Es ahí donde viven Jerónimo, Alfonsina y Ana Victoria, quienes debido a su fidelidad y honradez sirviendo a los Hacendados se han ganado un lugar privilegiado y viven en una de las casas con mejores condiciones, pero aún así, viven en medio de la misma pobreza que los demás. Están ahí juntos conversando de la “nueva tienda de raya” y lo necesario que será endeudarse lo menos posible.
Jerónimo.- ¡Tengo que echar mis tanteadas para no sumirme en un hoyo de la debedera! La plata no está al alcance de todo mundo, es como si el dinero, lo que ganamos, se nos escurriera de las manos como si fuera un chorro de agua y las manos se quedan vacías, de nada me sirve ganar diez, si sé contar hasta seis.
Ana Victoria.- ¡Lo que será muy necesario es comenzar a enseñar a los peones y a sus hijos a leer y escribir, así podrán defenderse y no serán presa fácil de toda clase de mentiras que se enseñan desde hace mucho, y de las filosofías vanas!
Alfonsina.- Nosotros aunque somos pobres, tenemos esa hambre de conocimiento, tenemos sed de sabiduría, pero no es suficiente con solo tener ganas y desear ser mejores, ¡es mucho mejor actuar y es también lo más difícil!
Ana Victoria.- Oye papá ¿De verdad existirá la felicidad? ¿No es una mentira más que escuchamos en la vida?
Jerónimo.- No, Ana Victoria, la felicidad sí existe y tú misma la has experimentado, son aquellos momentos donde sientes algo enorme dentro de tu pecho, de tu corazón y sientes que te revolotea, que se te quiere salir y sientes que todo se te ilumina, y deseas que no pase el tiempo, que se detenga todo y que esa sensación sea duradera, casi eterna.
Ana Victoria.- ¿Es malo ser ricos?
Jerónimo.- No, no lo es, lo malo es aprovechar esa condición para sentirte más que los demás y humillar, pisotear a quienes valen lo mismo que tú.” Hay ricos que son tan pobres, y pobres que son tan ricos”.
Ana Victoria.- Pues prefiero no ser rica, ni pobre, pero sentir paz interior en mi corazón, estar en paz con Dios y con quienes me rodean.
Alfonsina.- Cuando te escucho hablar así, me recuerdas mucho a mi María de la Luz, mi sobrina, ¡hace 18 años que murió ya y parece que fue ayer!.
Ana Victoria.- ¡Platícame de ella mamá, no tengo sueño aún….!
En otra de las casas de adobe se encuentra Martina la Partera y Obed dispuestos a descansar una noche más:
Martina.- ¡Ya está lista tu cama! Oye Obed ¿Qué tanto platicabas hoy con Pablo Fernando en las trojes, donde se muelen los granos para la pastura?
Obed.- Pablo Fernando me platicó acerca de cómo incluso yo que soy ciego puedo aprender a leer y escribir por medio de un lenguaje llamado “braille”.
Martina.- ¿Y qué es eso?
Obed.- Pues apenas me va a platicar más de eso, dice que es como si leyera con las yemas de mis dedos y sintiera cada letra dentro de mí. ¡Tal vez Ana Victoria me pudiera ayudar!
Martina.- Ana Victoria te puede ayudar, pero no debes depender de ella Obed, ella y tú son como hermanos pero eso tarde o temprano cambiará, ella pronto conocerá a alguien por el cual sienta otra clase de sentimiento, uno muy especial y la atención hacia ti nunca será la misma y no quiero que sufras por ese motivo.
Obed.- Yo quiero a Ana Victoria con un sentimiento diferente mamá, ¡Me gustaría que algún día llegara a ser mi esposa!
Martina.- ¡No Obed, no pongas tus ojos en ella, mejor dicho tus ojos no, tu corazón!, ¡Cómo quisiera que no me muriera nunca para velar por ti! ¿Que no entiendes que ella ya puso su mirada y sus sentimientos en Pablo Fernando, el hijo de don Marcial el Anticuario?
Obed.- ¿Por qué lo dices mamá? ¿Los has visto juntos?
Martina.- No, pero lo noto en sus miradas, en sus palabras, es algo que no pueden disimular ¡Prométeme que no te vas a enamorar de Ana Victoria por favor!
Obed.-No te lo puedo prometer, porque en el corazón no se manda.
Martina.- Sí se manda, el corazón es muy traicionero, nunca debemos confiarnos de él, si lo hacemos vamos a sufrir mucho Obed, ¡y yo no quiero que sufras!
Hacienda “La Semilla”: En la Casa, hay unas habitaciones o cuartos reservados para visitas o para los mayordomos con más tiempo, y en esas habitaciones están don Marcial el Anticuario y su hijo Pablo Fernando observando el avance en la restauración de la Pintura:
Pablo Fernando.- ¡Parece que ya te falta poco para terminar de restaurar el cuadro papá!
Don Marcial- Así es, solamente me falta el rostro, que es lo más difícil porque quienes lo dañaron, también lo golpearon y con saña quisieron borrar la cara de la mujer.
Pablo Fernando.- Pero ¿Por qué tanto odio contra ella? Y ¿Quién pudo ser?
Don Marcial.- Esas son respuestas que no nos corresponden a nosotros investigarlas. A lo mucho estaremos aquí otros cuatro días, me preocupa tu comodidad y el afecto que estás teniéndole a esa muchacha hija de la Cocinera, Ana Victoria.
Pablo Fernando.- La verdad es que me duele pensar en que nos iremos de aquí, ¡nunca pensé conocer en este lugar a la mujer con la cuál siempre soñé!
Don Marcial.- Esa muchacha es muy atenta con el joven ciego, para mí que van a terminar enamorándose y casándose, claro, por lástima seguramente.
Pablo Fernando.- ¿Intentas persuadirme para que olvide lo que comienzo a sentir por Ana? Me iré papá, lo haré, pero si hay mas señales de que ella es la indicada, ¡Te aseguro que regresaré!
Don Marcial.- Ah! Y otra cosa, ¡Cuídate mucho de la señorita Arumi Andreína, ella, ella sí es peligrosa!
En la sala de la Hacienda, ya los Hacendados y sus familias se han ido de la Cena que se ofreció por la llegada de Arumi Andreína, pero queda una familia, y una de las hijas del matrimonio de clase alta se encuentra con Arumi, ella es una hermosa joven llamada Yamina Márquez Pérez, quien se ve radiante con su elegante vestido rojo, de finos encajes, con crinolina y en sus manos trae un enorme abanico para soportar el calor que hace esa noche, ambas platican:
Arumi Andreína.- Desde el primer momento en que te vi, supe que serías mi amiga ideal, además se ve también que has viajado, que conoces de cultura, ¡quiero que seas mi amiga!
Yamina Márquez.- ¿De verdad lo quieres Arumi? Toda la noche te la has pasado platicándome de odio y resentimiento, de pérdidas y de cosas materiales, desde ahorita te digo, yo no soy así.
Arumi Andreína.- ¡Tengo mi corazón muy herido, no nací con sentimientos opuestos, las circunstancias me hicieron ser así! Mis padres me vendieron.
Yamina Márquez.- No entiendo, ¿Cómo te vendieron?
Arumi Andreína.-Sí, mis verdaderos padres me vendieron a cambio de unas parcelas, desde allí me envenenaron mi vida, imagínate lo que es pensar quiénes son y por qué actuaron así, sufro al imaginar que ellos son unos indígenas, y quienes me compraron, he llegado a sentir solo odio por ellos, aunque me digan hasta el cansancio que lo hicieron por amor.
Yamina Márquez.- ¿Acaso no te has visto en un espejo? Eres de cabello rubio y ojos profundamente azules, tus padres seguramente son españoles. Pero aunque fueran de cualquier color, son tus padres y merecen tu respeto. Si quieres que sea tu amiga, será con esa condición, ¡arrojarás tu orgullo y tu odio muy lejos de aquí!
Arumi Andreína.- Te lo pido por favor ¡Ayúdame a mejorar y a sentir paz en mi interior!
Yamina Márquez.- Comenzarás por hacer las paces con esa joven hija de la cocinera… Ana Victoria..
A la mañana siguiente:
Pablo Fernando está caminando por las casas de adobe y se queda atento al ver como los niños hijos de los peones disfrutan de jugar con palitos, con piedras, con cualquier cosa donde se pueda usar la imaginación, pero lo importante es sonreír y soñar, uno de esos niños se llama Betillo, de unos ocho años de edad quien platica con él:
Pablo Fernando.- ¿Me invitas a jugar?
Betillo.- Tú no sabes jugar a las parcelitas y a los pocitos, tú ya estás grande.
Pablo Fernando.-¡ Pero quisiera poder disfrutar de la alegría de ser niño de nuevo!
Betillo.-¿ Tú sabes por qué Obed está llorando en su cuarto?
Pablo Fernando aguza el oído y pone atención, es verdad, se escucha el llanto de un hombre, es Obed, así que acude rápidamente a ver que sucede. Al llegar se encuentra con la terrible escena, Obed está abrazado de Martina quien está inerte, muerta en un petate, toda amoratada, mientras él se desborda en llanto:
Pablo Fernando.- Obed ¿Qué ha sucedido?
Obed.-Mi madre Martina ya no quiso despertar ¡Se le cayó el corazón!, ya no habla, su corazón ya no late, ella está muerta.
Pablo Fernando.- ¡No puede ser!
Obed.- Ahora solo deseo que Ana Victoria esté aquí conmigo, porque sé que solo ella me dará las fuerzas que necesito. Aunque pensándolo bien, Ana Victoria no siente nada por mí, solo son voces y palabras. Ayer en silencio le hice una promesa a mi madre, después de meditar en lo que me dijo, le prometí lo que ella quería y ahora lo tengo que cumplir…
CONTINUARÁ… ESCRITA POR FRANCISCO MURILLO MÉNDEZ

POEMA DE OBED. “Voces y Palabras”
AUTOR: Francisco Murillo Méndez.

Ya no sé que hacer
Con tanta soledad,
Como el miedo que
Me da, cuando me
Dices que te vas.

Ya no sé ni qué pensar
Si tú no sientes nada
Si en tu vida soy neblina
Que se esfuma de la nada.

Tú no sientes nada
Voces y Palabras
Que el viento hoy arrastra
Ya no volverán de nuevo.

Tú no sientes nada
Voces y Palabras
Que el mar hoy arrastra
Arena que no acaba.

Sentimientos que pensé
Estaban tan adentro
Pero el corazón dejó
Que se los llevara el viento.

Ya no sé ni qué pensar
Ni lo que traerá el mañana,
Solo sé que solo luz
En mi horizonte causas.

Tú no sientes nada…

CAPÍTULO 5: “TÚ ILUMINAS MI SOL”

Yurécuaro Antiguo, Michoacán año 1834. Hacienda “La Semilla”.
Arumi Andreína se ha caído del caballo y está desmayada, Pablo Fernando corre para ayudarla, pero también Ana Victoria lo hace, Pablo queda muy sorprendido con su belleza.
Pablo Fernando.- ¿Quién eres tú?
Ana Victoria.- Me llamo Ana Victoria Flores, creo que no es momento de presentaciones, estaba atendiendo a uno de los trabajadores que cayó al resbalar a una zanja, cercas de las parcelas de trigo y resultó con varias heridas. ¡Traje una toalla limpia y alcohol!
Pablo Fernando.- Gracias, la señorita no presenta heridas, solo golpes y el desmayo, aunque la verdad fue una caída fuerte ¡Ese caballo está loco! (Pablo Fernando revisa a Arumi).
Ana Victoria.- El caballo es mío, se llama “Centella”, es un caballo muy noble, pero tiene días que está muy nervioso, es extraño ese comportamiento, pues solo lo hace cuando quien va montado en él le transmite miedo.
Arumi Andreína trata de incorporarse, pero no puede y reacciona después de desmayarse por segunda ocasión, al parecer el golpe fue en la cabeza y en una pierna. Con la voz entrecortada y débil dice:
Arumi Andreína.- ¡Llévame a La Hacienda, no soporto el dolor de cabeza!
Pablo Fernando.- Está bien, es lo que pienso hacer.
En la Hacienda, Doña Patrona la esposa del Hacendado se impresiona al ver cuando entra el joven con la señorita Arumi Andreína en brazos y dispone todo para que la lleven a su propio cuarto:
Doña Patrona.- ¡Dios mío! Por poco y llega muerta esta muchacha, pero ¿Por qué permitieron que se subiera al caballo?
Jerónimo está presente ya.
Jerónimo.- ¡La señorita se aferró a hacerlo bajo su propio riesgo, no la pude detener!
Doña Patrona.- Lo sé Jerónimo, ¡es muy atrabancada y decidida, no le teme a nada ni a nadie! No sé si mandar llamar al médico de Tlazazalca.
Pablo Fernando.- Siento que no será muy necesario, yo soy ayudante de médico y sé que lo que necesita la señorita es descanso y un té sedante para el dolor y los golpes que van a recrudecerse mañana.
Ana Victoria.- ¡Disculpen que los interrumpa señora Patrona, si me permite ir al campo a cortar hojas del árbol de San Pedro o hierba de la Juana para cocer y darle té a beber, es muy bueno para curar golpes internos y evitar hemorragias, es cicatrizante, le ayudará mucho y los árboles abundan en todo Yurécuaro!
Arumi Andreína reacciona con insolencia y soberbia en contra de Ana Victoria:
Arumi Andreína.- ¡Nadie te pidió tu opinión en medicina, no necesito tus menjunjes! Capaz y me envenenas, lo que necesito es que te vayas con las demás criadas a trabajar y dejes de entrometerte en donde no te llaman. ¡Vete con los de tu clase a curar indios!
Los ojos de Ana Victoria se llenan de lágrimas, siente un dolor profundo en el pecho, si Arumi supiera que ser indio es razón para estar orgulloso, casi nadie se había atrevido a insultarla de esta manera, pero tomando fuerza y de manera serena se da la media vuelta y se retira.
Doña Patrona.- ¡Andrea! ¿ Qué clase de insulto es ese? ¡No tienes derecho a hablarle así a Ana Victoria!
Arumi Andreína.- Mi nombre es Arumi Andreína y ese es mi nombre para todos. Tía, no pienso hacer amistad con la servidumbre y las sirvientas de la Hacienda, eso que te quede bien claro. Ah! Y este cuarto oscuro es horrible. ¡Me siento como en una tumba!
Doña Patrona.- No cultives el odio de los demás, todos necesitamos de todos, incluso puedes llegar a necesitar la ayuda de esos “indios” trabajadores y nobles a quien desprecias, pero son tan valiosos como tú. Aquí en la Hacienda, la norma es el respeto, somos como una familia, Ana Victoria es como si fuera…mi hija y se respeta. ¡Lo quieras o no así será!
Arumi Andreína.- ¡Qué pronto se te olvidó tu hija muerta! O ¿la cambiaste acaso por una criada? Dime ¿acaso me trajiste aquí para que me ponga a lavar la loza y cocinar en los fogones? Yo no nací para esos menesteres. Así que ¡váyanse todos y ya déjenme descansar!
Y así sucede. La dejan sola, eso es lo que ocasiona una persona orgullosa y egoísta, solo se gana la soledad y el vacío en el corazón.
Al pasar los días, las cosas no parecen mejorar, los desplantes de Arumi Andreína continúan y su blanco es Ana Victoria, por lo cual Ana no estará presente en la cena de gala que se hará como bienvenida de Arumi y a la cual solo serán invitados los Hacendados y familias nobles de la región para que la joven conozca muchachas de su clase y pueda tener amigas. El día de la cena será el domingo, cuando ese día llega, en la cocina de la Hacienda es un ir y venir de olores y sabores, es el lugar secreto donde se cocinan los más suculentos platillos:
Alfonsina.- Martina ¿Crees que ya esté la sopa de arroz? ¡Ya huele!
Martina.- ¡Ya está! ¿Ya fue Jerónimo a desenterrar su tesoro? Hablo de la birria de chivo que fue cocinada en brazas de fuego en un hoyo bajo la tierra.
Alfonsina.- Sí, allá anda, los frijoles también están listos, además hay capirotada con pasas y pastel de guayaba.
Martina.- ¡Ana Victoria preparó agua de horchata y Jamaica, café y galletas de trigo con amaranto! Por cierto ¿en dónde está Ana Victoria?
Alfonsina.- La maestra Magali Curiel la llevará esta noche a la plazuela ¡Ojalá que se divierta! La acompañará Jacinta la hija de Belarmino también. ¡Estos días han sido muy difíciles para mi hija!
Martina.- Lo sé. ¡Esa señorita Aroma es tremenda!
Alfonsina.- Se llama Arumi, no Aroma.
Martina.- ¡Pues a mí me transmite un aroma a enfado que para qué te cuento, así que con ese nombre la llamo, tiene un nombre tan raro como ella. ¡Voy a llamar a Eustolia para que ya acomode los platos finos en la mesa del Comedor, ya llegaron las carrozas con la gente fina!
Alfonsina.- ¿En serio?
Martina.- Sí, yo vi cuando llegaron unos señores de traje y corbata y unos sombreros altos y elegantes y unas señoras copetonas con zapatos puntiagudos, medias y unos vestidos ampones y crinolinas debajo de ellos, eso sí, bien almidonados como si todo el día nomás lo tuvieran para arreglarse, y todas con unas joyas y aretes que nomás les brillan las orejas y los pescuezos.
Alfonsina.- La señorita Arumi Andreína dio órdenes de que ninguno de nosotros podía salir y aparecernos por el Comedor, solo Eustolia la otra sirvienta lo puede hacer, y como ella no nos ayudó para nada en hacer la comida, seguro tuvo tiempo para arreglarse para la ocasión.
Martina.- Lo que pasa es que Eustolia es una barbera y aunque la Aromi esa no la quiera, ella se le humilla y no haya como ganarse su favor.
Alfonsina.- ¡No sé cuánto vayamos a aguantar más aquí, somos trabajadoras, no esclavas, ni nos gusta que nos humillen! ¡Nadie debe ser humillado!
En el Comedor de la Hacienda, lo más distinguido de la Sociedad, está presente, algunos hacendados ricos están conviviendo con Don Fausto, Doña Patrona también disfruta de la ocasión, Arumi Andreína en cambio está aburrida con las jóvenes muchachas de la alta Sociedad. ¡Cuánto extraña estar con Pablo Fernando desde que lo conoció no puede dejar de pensar en él! Cuando lo ve es como si no existieran los días nublados, ni oscuros, es como si el sol radiante saliera de repente y le iluminara su día, su horizonte. Don Fausto les presume a sus amigos Hacendados que muy pronto estarán listas para usarse las vías del Ferrocarril, el nuevo tren que tendrá una Estación en Yurécuaro, Será una gran novedad para todos, afortunadamente para ellos es una experiencia ya vivida, pero ansían la inauguración de la Estación que invita solo al progreso de la región. Don Marcial el Anticuario interrumpe su jornada de la restauración de la Pintura del cuadro para atender a la invitación de Don Fausto a la Cena, así que le pregunta a su hijo Pablo Fernando si le gustaría estar presente:
Don Marcial Anticuario.- ¡Me gustaría que me acompañaras a la Cena!
Pablo Fernando.- No creo sentirme cómodo en ese lugar, nosotros no somos ricos, ni pobres tampoco, pero prefiero convivir con las personas humildes y sencillas.
Don Marcial Anticuario.- ¡Arumi Andreína también te invitó, recuérdalo!
Pablo Fernando.- También Obed el muchacho ciego me invitó a la Plazuela de Yurécuaro, ¡Quiero conocerla esta noche por ser domingo!
Don Marcia Anticuario.- ¿Sabías que Ana Victoria la hija de la cocinera estará también en la Plazuela? ¿Es por ella que quieres ir?
Pablo Fernando.- ¡Tal vez papá! ¡No puedo dejar de pensar en Ana Victoria, es tan hermosa!¡ Ella ilumina mi sol!
Plazuela de Yurécuaro:
Esta Plazuela tiene en construcción dos Portales, los cuáles debido a que aún no están terminados les llaman “Los Portales de Luz” por la luz del sol que reflejan en el día, el Portal oriente es “el Portal Iturbide” y el otro al sur de las Plazuela “el Portal Hidalgo”. Aún no hay kiosco, pero hay lo que parece un templete de cemento y un jardincito alrededor en el centro de la Plazuela. Es domingo y hay muchas personas, hay una banda de música o tambora que alegra la noche. En la parte de debajo de la Plazuela se ven a los hombres humildes, los cuales van vestidos con calzón blanco y camisa blanca, traen una faja en vez de cinto, uno ancho donde traen su dinero, les nombran “ víboras”, el dinero es de pura plata, no es de cobre. A este pedazo de tela también se le llama Tapio, sus sombreros son de petate o carrizo. La ropa que viste Ana Victoria y con la cual se ve hermosa por cierto es: una falda sabulina, la cual la sujeta con un ceñidor y deja sobresalir como 20 cm de tela para formar el famoso “rollo” de las tarascas. También lleva en aguas blancas de manta. La camisa se usa plegada sobre el pecho y espalda con una jareta a lo largo del escote, la trae bordada sobre los hombros con figuras de flores, rosas rojas, su reboso es azul, el peinado son dos trenzas con listones de colores y unos aretes de oro puro, que la hace lucir realmente hermosa.
Ana Victoria va tomada de la mano con Obed y le explica y describe lo que sucede en la Plazuela:
Ana Victoria.- Obed, ya estamos llegando al puesto de doña Concha, la vendedora de flores, de gardenias y gladiolas, también vende pétalos que los muchachos les avientas sobre el cabello a las muchachas en la plaza.
Obed.- ¿ya mero llegamos al puesto de las limonadas?, tengo sed.
Ana Victoria.-Sí, ya llegamos al puesto de don Roque, vende las mejores limonadas de aquí, Jacinta prefirió comprar un raspado de tamarindo para el calor.
En eso se acerca Pablo Fernando:
Pablo Fernando.- A mí se me antojó un duro con mucho chile, creo que tenía mucho tiempo sin comerlo.
Ana Victoria.- ¡Nunca pensé que te animaras a venir a la Plazuela! Habiendo una cena tan importante en la Hacienda.
Pablo Fernando.- Yo soy del Pueblo, y prefiero a mi Pueblo. Allá donde vivo, en La Piedad de Cavadas es igual de hermoso, ¡ojalá que algún día puedas ir y conocer por allá! Solo son varias horas de camino.
Ana Victoria.- ¡Ojalá suceda algún día!
Pablo Fernando.- Por lo pronto quiero darte algo con mucho respeto y cariño.
Pablo Fernando le da una hermosa rosa, y de otras a las cuales les ha quitado los pétalos los arroja suavemente sobre el cabello de Ana Victoria, cual si fuera una tela de seda que recorre su cabello. Ambos se miran a los ojos conectando sus pupilas, sus pensamientos y poco a poco su corazón. Más tarde, la profesora Magali Curiel llega con Ana Victoria a la Hacienda y se encuentra con Jerónimo y Alfonsina:
Alfonsina.- ¿Te divertiste hija?
Ana Victoria.- Sí mamá, aunque todavía siento mucha tristeza en mi corazón, desde que llegó la señorita Arumi Andreína siento temor de estar en la Hacienda. ¡Quisiera que nos marcháramos de aquí y nos fuéramos a vivir al campo, donde me pueda sentir libre. Arumi me hizo sentir como si no valiera nada, y me humilla cada vez que tiene oportunidad.
Maestra Magali.- ¡Pero tú sabes que eres muy valiosa! Nunca, nunca permitas que tu corazón se sienta vacío e inútil, vales más que el oro, porque cultivas lo más valioso, el amor al conocimiento y cultivas tu interior.
Alfonsina.- Sí hija,¡ no le des el gusto a nadie de que te vean derrotada y sufriendo!. Usted siempre debe estar con su frente muy en alto y con su dignidad muy firme, eso nunca lo olvide.
Jerónimo.- Además, no podemos irnos porque el hacendado don Fausto me mandó llamar para decirme que como eres la única joven que sabe leer y escribir te tiene asignado un trabajo muy especial en la Hacienda.
Ana Victoria.- ¿Cuál puede ser?
Jerónimo.- Tú vas a trabajar en la nueva tienda de comida que habrá aquí en la hacienda, allí se nos venderá comida, tragos y hasta ropa, cada que rayemos se nos rebajará plata de nuestro salario, nos van a fiar pues como se dice. Eso lo hacen para que no explote la revuelta de la rebelión y para aplacar tantito el hambre que todos tenemos, cuando los trabajadores saquen fiado, tendrán que poner su nombre como responsiva en una libreta, pero como ninguno sabe leer ni escribir, dice don Fausto que al menos pondrán una raya, por eso a la tienda le dice “La tienda de raya” y tú estarás ahí trabajando.
Ana Victoria.- ¿Y si nos esclavizamos más con las deudas?
Jerónimo.- De qué me sirve tener diez, si sé contar hasta seis, mi pobreza, no será mi oscuridad, eso sí te digo… CONTINUARÁ… ESCRITA POR FRANCISCO MURILLO MÉNDEZ.

CAPÌTULO 4: “LAS FRÌAS CENIZAS DE UN INFIERNO APAGADO”

Jerónimo y Belarmino en la cueva misteriosa han encontrado un cuadro dañado, con la pintura de lo que piensan podría ser la imagen de Edith la hija de los hacendados:
Jerónimo.- ¡Creo que este cuadro puede cambiar la vida de muchas personas!
Hacienda La Semilla: Yurécuaro Michoacán.
En la Hacienda, todos están sorprendidos por un acontecimiento al parecer único, y es la llegada de una bandada de hermosas aves, calandrias de pecho rojo oscuro quienes se sitúan en los árboles que rodean los alrededores de la casa y causan la admiración de propios y extraños con su hermoso tintineo y canto alegre. Pero sorprende porque el volumen de su canto va aumentando de menos a mas hasta aturdir a todo quien lo escucha, así que nadie puede ignorar lo que sucede. Hay quienes dicen que este fenómeno es realmente extraño pues pareciera que alertan de algo por suceder, ya sea bueno o malo, algo claro u oscuro, pero en realidad su canto anuncia más la alegría de vivir que alguna tristeza en camino.
Jerónimo y Belarmino llegan a la Hacienda llevando el maltratado cuadro o pintura que han encontrado y se quedan sorprendidos al ver a los cientos de calandrias que vuelan y se aquietan en las ramas de los árboles con su bullicio, pero están más sorprendidos aún al ver a don Fausto Escobar, el Hacendado, quien ha salido también de su cuarto de tiricia y de sus profunda soledad, lo ven parado, quieto, con su vista fija y pensativa, en su mundo, un mundo propio que invita a regresar, a tener buen juicio y asimilar lo que significa la vida. Los dos mayordomos de La Hacienda tienen una conversación acerca de ello:
Jerónimo.- ¿Ya viste al Patrón junto al árbol?
Belarmino.- Sí y créeme que estoy muy sorprendido, ya tenía meses encerrado en ese cuarto sin querer ver a nadie, yo sentía tristeza por él, se supone que nosotros los peones y los trabajadores somos quienes podríamos sentirnos tristes y derrotados por la pobreza en la que vivimos, y porque a veces comemos solo dos veces al día, pero en realidad le buscamos el lado bueno de la vida y de las cosas y creo que hemos podido salir adelante, hemos aprendido a sobrellevar nuestra pobreza con un sentir de abnegación.
Jerónimo.- Eso nos ha pasado a nosotros, pero afuera, los demás peones están al borde de rebelarse y atacar la Hacienda, y en parte pudiera ser comprensible, pues a veces la comida escasea tanto que se puede caer en la desesperación y me temo que los cabecillas de la rebelión puedan animar a los demás para cumplir sus amenazas. Dime Belarmino, ¿Si sucediera una rebelión contra don Fausto, participarías?
Belarmino.- Yo la verdad no, don Fausto me ha ayudado desde que llegué de España y estuve a punto de morir, soy un español muy mexicano y sé agradecer cuando alguien hace algo bueno por mí. ¡Yo creo que todo a su tiempo Jerónimo!
Jerónimo.- ¡Pobrecito del patrón, piensa que el pobre soy yo! Sabes quién va mas lejos ¿Si la montaña o el cangrejo?, a veces el rico ignora que lo más valioso no se puede comprar nunca con el dinero, ni la felicidad, ni la vida, ni los sentimientos.
Don Fausto se percata de la presencia de los hombres, y les dirige la palabra:
Don Fausto.- ¿Hermoso espectáculo no? ¿Se puede saber donde han estado?
Belarmino.- Estuvimos en la cueva, de la cual le platiqué hace unos días, encontramos algunos objetos y quiero que vea uno en especial. Es un cuadro o pintura, dañado con una gruesa capa de pintura negra que oculta el retrato de alguien, ¿me gustaría saber a quién le recuerda el marco?
Don Fausto se queda helado al observar el maltratado cuadro, y decenas de recuerdos cruzan por su mente en instantes, como luces intermitentes que se encienden y se apagan, como creando conexiones cerebrales que estaban desconectadas por el paso del tiempo y la llegada de la tristeza y la desilusión.
Don Fausto.- ¡¡El cuadro de la pintura de Edith!! ¡No lo puedo creer! Me gustaría tanto poder volver a verla aunque sea en esta hermosa pintura. No hay duda, es el mismo cuadro. Inmediatamente mandaré llamar a don Marcial Jiménez, el anticuario que trabaja con Don José María Cabadas, allá en el pueblo donde se pide piedad, para que se acabe el azote de la peste, que dejó cientos de muertos en la región, yo soy testigo de que incluso a algunos los sepultaron vivos. Siento que él podría restaurarlo como se debe. ¡Vamos al cuarto de pago para actuar cuánto antes, sé que este suceso me devolverá la motivación de seguir viviendo, solo quiero pedirles que sean muy discretos con mi esposa, todavía una impresión como esta la puede hacer recaer, son muchos recuerdos de regreso en nuestras mentes!
Mientras tanto, en la zona de las parcelas de avena, se encuentran Ana Victoria, Jacinta su amiga y Obed el joven ciego platicando también de la vida de los ricos:
Ana Victoria.- ¡Siento que nunca voy a entender a la gente rica, no los veo felices!
Obed.- ¡Las penas no permiten ser felices a las personas, aunque tengan oro y plata a montones! El Hacendado tiene dinero, mucho, pero no puede devolverle la vida a su hija.
Ana Victoria.- Por eso, el pobre debe luchar por las riquezas que no se acaban, ni se destruyen, ni se van, las riquezas del corazón.
Jacinta.- Hablando de la hija de los patrones ¿Y ustedes vieron el torzal de la señorita Edith? ¡Platíquenme más de eso!
Ana Victoria.- ¡Es un torzal hermoso, todo de oro, y con un medallón con unas rosas grabadas en su interior, es realmente precioso y mas valioso sentimentalmente para los patrones.
Obed.- Yo no lo puedo ver, pero Ana Victoria me lo prestó para que lo tocara y lo sintiera, realmente ¡me transmitió mucho amor, pero también un gran vacío, una gran ausencia, yo sentí el medallón tan frío!.
Jacinta.- Pues también escuché que hay una gran mitote por la llegada de la sobrina de don Fausto, dicen que tiene un nombre rete trabajoso, yo apenas y me lo aprendí, se llama Arumi Andreína, dicen que ella se da mucha importancia y viene con un don de mando que solo le corresponde a los hombres y por supuesto al Patrón, ¡yo creo que va a salir lumbre de los portales de la Hacienda!
Ana Victoria.- ¡Creo que debemos regresar a la Hacienda! Hoy también tengo que visitar a doña Patrona en su cuarto para leerle, en todos estos días he aprendido mucho y hoy quiero leerle algo especial.
Al llegar a la Hacienda, Ana Victoria se encuentra con la novedad de que doña Patrona está más enferma aún debido a otro suceso inexplicable, el medallón de las rosas junto con el torzal de oro que perteneció a la señorita Edith, la hija de los patrones ha desaparecido. Eustolia la sirvienta envidiosa ha visto la oportunidad para culpar a Obed del robo, mientras que Martina no puede dar crédito a lo que escucha:
Don Fausto.- ¡Pero Patrona, busca bien el medallón entre tus cosas, seguro y ahí debe de estar!
Doña Patrona.- Toda la mañana me la pasé buscándolo entre la cama y el cuarto y no hay absolutamente nada, ¡alguien lo tomó mientras salí para ver a las calandrias y me lo robó, sabía que era lo único que guardo de recuerdo de mi hija y ni así tuvo compasión!
Eustolia.- Yo vi cuando Obed iba saliendo del cuarto hace unas horas, sospechosamente, como ocultando algo, ¡este joven no tiene respeto de Dios ni temor y miedo al mismísimo fuego del infierno, donde el fuego nunca se apaga y se sufre un tormento eterno que nunca tendrá fin! ¡Imagínense el dolor de las llagas calcinadas en la piel y el retorcerse de dolor, un dolor de muerte, pero nunca se podrá morir ahí, será un dolor insoportable! Y para allá va, sin lugar a dudas.
Obed.- ¡Mentira! ¡Yo no robé nada!
Alfonsina y Jerónimo están ahí presentes y no pueden creer las palabras de Eustolia, ni que Obed haya robado el medallón, pero principalmente no pueden permitir que se difame a Dios y su amor.
Jerónimo.- ¡Es mentira todo lo que has dicho Eustolia! Dios no ha contemplado nunca causar el sufrimiento de la obra de su creación, Él nos creó porque siente amor, no porque sea un buscador de faltas indefinidas y esté listo para castigar a una persona que fue mala en su vida, con la finalidad de hacerlo sufrir en un infierno de fuego por toda la eternidad. En la antigüedad, había pueblos que ofrecían a sus hijos en sacrificio a los dioses falsos y Dios expresó que no aprobaba estas detestables prácticas abominables. Además quien decide no amar la vida, y causar daño y destrucción está mostrando lo que realmente quiere, morir, y el castigo para ellos es precisamente la muerte, lo contrario a la vida, si la vida es existir, la muerte es la inexistencia.
Eustolia.- ¡Pero muchas personas buenas, se mueren, ellas no merecen morir!
Jerónimo.- La recompensa es la resurrección, y quien no ama la vida, Dios la juzgará y quizás decida que no resucitará por no haberse arrepentido nunca, así no podrá hacer mas daño pero el único juez es Dios, solo Él y nadie más.
Mientras hablan, doñas Patrona observa como algo cae de una de las bolsas del mandil de Eustolia y se queda asombrada al descubrir el fino torzal con el medallón.
Doña Patrona.- ¡Eustolia, deberías zurcir mejor tu mandil, voltea hacia al suelo! ¿Qué es lo que ves ahí tirado?
Todos voltean y surge un gran silencio:
Doña Patrona.- ¡Ya no hay nada más que hablar, Eustolia, tú y yo tenemos mucho que platicar!
Pasan dos semanas:
La Hacienda se empieza a vestir de colores verde y rojo con la llegada de la primavera, además los invitados comienzan a llegar. La nueva Carreta de viajero llega a la Hacienda, llegan don Marcial Jiménez, hombre de unos 65 años de edad, es anticuario de renombre y está dispuesto a devolverle la vida y la imagen al cuadro dañado. Lo acompaña su hijo Pablo Fernando de 22 años, un joven apuesto que impresionaría hasta la joven más exigente de la más alta sociedad. Don Fausto los recibe con un rostro de esperanza, sabe que al menos pueden devolverle un poco de luz a su horizonte:
Don Fausto.- ¡Bienvenidos a la Hacienda “La Semilla”!
Don Marcial.- ¡Llegamos muy complacidos al ver lo hermoso que es este lugar, mi hijo Pablo Fernando cree que este lugar puede ser tan atrayente como para quedarse a vivir!
Don Fausto.- La vida nos tiene reservadas grandes sorpresas, y en realidad todo puede suceder, así que este jovencito podrá realizar sus sueños, aquí o en otro lugar, pero las puertas de la vida están abiertas para él, para todo lo que se proponga hacer.
Pablo Fernando.- Desde que llegué tengo la sensación de que seré útil en este lugar y no solo como ayudante del anticuario.
Don Fausto.- ¡Belarmino llevará sus maletas! Mientras nosotros iremos a ver el cuadro de la pintura de mi hija, ¡urge que esa capa de pintura negra desaparezca!
Don Marcial el Anticuario.-…Y desaparecerá con toda seguridad, poco a poco la figura de la imagen irá apareciendo poco a poco, como la luz del alba va saliendo después de una noche oscura, hasta que el día queda firmemente establecido.¡ Muy pronto volverá a ver la imagen de sus hija Edith!
Más atrás, en el camino, otra carreta va dirigiéndose a la Hacienda, en ella va la Señorita Arumi Andreína, una bella joven de piel blanca, y de cabello castaño claro, ondulado, sus ojos radiantes azules, muestran una soberbia, capaz de hacer sufrir a los demás con el conocimiento de que la primera en sufrir será ella misma. Jerónimo va a su encuentro para darle indicaciones al carretero, y Arumi Andreína al ver el hermoso caballo en el que va Jerónimo que por cierto se llama “Centella”, pide montarlo para irse en él:
Arumi Andreína.- ¡Quiero terminar mi viaje desde Europa hasta aquí montada en ese hermoso caballo!
Jerónimo.- Creo que habrá algunos problemas, “Centella” últimamente ha estado muy nerviosa, algo raro le pasa, creo que podría ser peligroso para usted señorita.
Arumi Andreína.- Dije que quiero subir, ¡Es una orden! O pediré que te corran de la Hacienda.
Jerónimo.- Haga lo que quiera, pero es mi responsabilidad llegar con usted sana y salva hasta la presencia de sus tíos.
Arumi Andreína.- No estoy acostumbrada a que me nieguen misa deseos, no volveré a pedírtelo de nuevo.
Jerónimo.- Si así lo quiere usted, bajo su propio riesgo cae.
Andreína sube al caballo y Jerónimo sube a la carreta, falta poco para llegar a la Hacienda. Al principio todo marcha bien, pero ella va jalando las riendas de “Centella” con brusquedad, y cuando menos piensa y ya casi al llegar, el caballo termina enfureciéndose y corriendo a toda prisa, relinchando hace caer a la joven, quien termina tirada en el suelo desmayada.
Don Fausto, quien va con don Marcial “el Anticuario” y su hijo Pablo Fernando caminando por las afueras de la hacienda ven lo sucedido y Pablo Fernando corre para ayudarla, cuando Arumi Andreína reacciona se queda impactada al ver al apuesto joven. Mientras que Ana Victoria también corre a ayudar con unas toallas y alcohol. Al verla, Pablo Fernando se queda mudo al encontrarse con la hermosa Ana Victoria.
Pablo Fernando.- ¿Pero… quién eres tú?...
CONTINUARÁ…. Escrita por Francisco Murillo Méndez.