miércoles, 21 de abril de 2010

CAPÍTULO 6: “EL BALSAMO DEL PERDÓN”

Personaje Yurecuarense invitado: Yamina Márquez Pérez.
Hacienda La Semilla, Yurécuaro Michoacán 1834.
Como a un kilómetro de distancia de la Hacienda se encuentra el lugar de las casas de adobe, casas de una sola pieza, con piso de tierra, y sin ventanas donde viven los peones y trabajadores de la Hacienda. Es ahí donde viven Jerónimo, Alfonsina y Ana Victoria, quienes debido a su fidelidad y honradez sirviendo a los Hacendados se han ganado un lugar privilegiado y viven en una de las casas con mejores condiciones, pero aún así, viven en medio de la misma pobreza que los demás. Están ahí juntos conversando de la “nueva tienda de raya” y lo necesario que será endeudarse lo menos posible.
Jerónimo.- ¡Tengo que echar mis tanteadas para no sumirme en un hoyo de la debedera! La plata no está al alcance de todo mundo, es como si el dinero, lo que ganamos, se nos escurriera de las manos como si fuera un chorro de agua y las manos se quedan vacías, de nada me sirve ganar diez, si sé contar hasta seis.
Ana Victoria.- ¡Lo que será muy necesario es comenzar a enseñar a los peones y a sus hijos a leer y escribir, así podrán defenderse y no serán presa fácil de toda clase de mentiras que se enseñan desde hace mucho, y de las filosofías vanas!
Alfonsina.- Nosotros aunque somos pobres, tenemos esa hambre de conocimiento, tenemos sed de sabiduría, pero no es suficiente con solo tener ganas y desear ser mejores, ¡es mucho mejor actuar y es también lo más difícil!
Ana Victoria.- Oye papá ¿De verdad existirá la felicidad? ¿No es una mentira más que escuchamos en la vida?
Jerónimo.- No, Ana Victoria, la felicidad sí existe y tú misma la has experimentado, son aquellos momentos donde sientes algo enorme dentro de tu pecho, de tu corazón y sientes que te revolotea, que se te quiere salir y sientes que todo se te ilumina, y deseas que no pase el tiempo, que se detenga todo y que esa sensación sea duradera, casi eterna.
Ana Victoria.- ¿Es malo ser ricos?
Jerónimo.- No, no lo es, lo malo es aprovechar esa condición para sentirte más que los demás y humillar, pisotear a quienes valen lo mismo que tú.” Hay ricos que son tan pobres, y pobres que son tan ricos”.
Ana Victoria.- Pues prefiero no ser rica, ni pobre, pero sentir paz interior en mi corazón, estar en paz con Dios y con quienes me rodean.
Alfonsina.- Cuando te escucho hablar así, me recuerdas mucho a mi María de la Luz, mi sobrina, ¡hace 18 años que murió ya y parece que fue ayer!.
Ana Victoria.- ¡Platícame de ella mamá, no tengo sueño aún….!
En otra de las casas de adobe se encuentra Martina la Partera y Obed dispuestos a descansar una noche más:
Martina.- ¡Ya está lista tu cama! Oye Obed ¿Qué tanto platicabas hoy con Pablo Fernando en las trojes, donde se muelen los granos para la pastura?
Obed.- Pablo Fernando me platicó acerca de cómo incluso yo que soy ciego puedo aprender a leer y escribir por medio de un lenguaje llamado “braille”.
Martina.- ¿Y qué es eso?
Obed.- Pues apenas me va a platicar más de eso, dice que es como si leyera con las yemas de mis dedos y sintiera cada letra dentro de mí. ¡Tal vez Ana Victoria me pudiera ayudar!
Martina.- Ana Victoria te puede ayudar, pero no debes depender de ella Obed, ella y tú son como hermanos pero eso tarde o temprano cambiará, ella pronto conocerá a alguien por el cual sienta otra clase de sentimiento, uno muy especial y la atención hacia ti nunca será la misma y no quiero que sufras por ese motivo.
Obed.- Yo quiero a Ana Victoria con un sentimiento diferente mamá, ¡Me gustaría que algún día llegara a ser mi esposa!
Martina.- ¡No Obed, no pongas tus ojos en ella, mejor dicho tus ojos no, tu corazón!, ¡Cómo quisiera que no me muriera nunca para velar por ti! ¿Que no entiendes que ella ya puso su mirada y sus sentimientos en Pablo Fernando, el hijo de don Marcial el Anticuario?
Obed.- ¿Por qué lo dices mamá? ¿Los has visto juntos?
Martina.- No, pero lo noto en sus miradas, en sus palabras, es algo que no pueden disimular ¡Prométeme que no te vas a enamorar de Ana Victoria por favor!
Obed.-No te lo puedo prometer, porque en el corazón no se manda.
Martina.- Sí se manda, el corazón es muy traicionero, nunca debemos confiarnos de él, si lo hacemos vamos a sufrir mucho Obed, ¡y yo no quiero que sufras!
Hacienda “La Semilla”: En la Casa, hay unas habitaciones o cuartos reservados para visitas o para los mayordomos con más tiempo, y en esas habitaciones están don Marcial el Anticuario y su hijo Pablo Fernando observando el avance en la restauración de la Pintura:
Pablo Fernando.- ¡Parece que ya te falta poco para terminar de restaurar el cuadro papá!
Don Marcial- Así es, solamente me falta el rostro, que es lo más difícil porque quienes lo dañaron, también lo golpearon y con saña quisieron borrar la cara de la mujer.
Pablo Fernando.- Pero ¿Por qué tanto odio contra ella? Y ¿Quién pudo ser?
Don Marcial.- Esas son respuestas que no nos corresponden a nosotros investigarlas. A lo mucho estaremos aquí otros cuatro días, me preocupa tu comodidad y el afecto que estás teniéndole a esa muchacha hija de la Cocinera, Ana Victoria.
Pablo Fernando.- La verdad es que me duele pensar en que nos iremos de aquí, ¡nunca pensé conocer en este lugar a la mujer con la cuál siempre soñé!
Don Marcial.- Esa muchacha es muy atenta con el joven ciego, para mí que van a terminar enamorándose y casándose, claro, por lástima seguramente.
Pablo Fernando.- ¿Intentas persuadirme para que olvide lo que comienzo a sentir por Ana? Me iré papá, lo haré, pero si hay mas señales de que ella es la indicada, ¡Te aseguro que regresaré!
Don Marcial.- Ah! Y otra cosa, ¡Cuídate mucho de la señorita Arumi Andreína, ella, ella sí es peligrosa!
En la sala de la Hacienda, ya los Hacendados y sus familias se han ido de la Cena que se ofreció por la llegada de Arumi Andreína, pero queda una familia, y una de las hijas del matrimonio de clase alta se encuentra con Arumi, ella es una hermosa joven llamada Yamina Márquez Pérez, quien se ve radiante con su elegante vestido rojo, de finos encajes, con crinolina y en sus manos trae un enorme abanico para soportar el calor que hace esa noche, ambas platican:
Arumi Andreína.- Desde el primer momento en que te vi, supe que serías mi amiga ideal, además se ve también que has viajado, que conoces de cultura, ¡quiero que seas mi amiga!
Yamina Márquez.- ¿De verdad lo quieres Arumi? Toda la noche te la has pasado platicándome de odio y resentimiento, de pérdidas y de cosas materiales, desde ahorita te digo, yo no soy así.
Arumi Andreína.- ¡Tengo mi corazón muy herido, no nací con sentimientos opuestos, las circunstancias me hicieron ser así! Mis padres me vendieron.
Yamina Márquez.- No entiendo, ¿Cómo te vendieron?
Arumi Andreína.-Sí, mis verdaderos padres me vendieron a cambio de unas parcelas, desde allí me envenenaron mi vida, imagínate lo que es pensar quiénes son y por qué actuaron así, sufro al imaginar que ellos son unos indígenas, y quienes me compraron, he llegado a sentir solo odio por ellos, aunque me digan hasta el cansancio que lo hicieron por amor.
Yamina Márquez.- ¿Acaso no te has visto en un espejo? Eres de cabello rubio y ojos profundamente azules, tus padres seguramente son españoles. Pero aunque fueran de cualquier color, son tus padres y merecen tu respeto. Si quieres que sea tu amiga, será con esa condición, ¡arrojarás tu orgullo y tu odio muy lejos de aquí!
Arumi Andreína.- Te lo pido por favor ¡Ayúdame a mejorar y a sentir paz en mi interior!
Yamina Márquez.- Comenzarás por hacer las paces con esa joven hija de la cocinera… Ana Victoria..
A la mañana siguiente:
Pablo Fernando está caminando por las casas de adobe y se queda atento al ver como los niños hijos de los peones disfrutan de jugar con palitos, con piedras, con cualquier cosa donde se pueda usar la imaginación, pero lo importante es sonreír y soñar, uno de esos niños se llama Betillo, de unos ocho años de edad quien platica con él:
Pablo Fernando.- ¿Me invitas a jugar?
Betillo.- Tú no sabes jugar a las parcelitas y a los pocitos, tú ya estás grande.
Pablo Fernando.-¡ Pero quisiera poder disfrutar de la alegría de ser niño de nuevo!
Betillo.-¿ Tú sabes por qué Obed está llorando en su cuarto?
Pablo Fernando aguza el oído y pone atención, es verdad, se escucha el llanto de un hombre, es Obed, así que acude rápidamente a ver que sucede. Al llegar se encuentra con la terrible escena, Obed está abrazado de Martina quien está inerte, muerta en un petate, toda amoratada, mientras él se desborda en llanto:
Pablo Fernando.- Obed ¿Qué ha sucedido?
Obed.-Mi madre Martina ya no quiso despertar ¡Se le cayó el corazón!, ya no habla, su corazón ya no late, ella está muerta.
Pablo Fernando.- ¡No puede ser!
Obed.- Ahora solo deseo que Ana Victoria esté aquí conmigo, porque sé que solo ella me dará las fuerzas que necesito. Aunque pensándolo bien, Ana Victoria no siente nada por mí, solo son voces y palabras. Ayer en silencio le hice una promesa a mi madre, después de meditar en lo que me dijo, le prometí lo que ella quería y ahora lo tengo que cumplir…
CONTINUARÁ… ESCRITA POR FRANCISCO MURILLO MÉNDEZ

POEMA DE OBED. “Voces y Palabras”
AUTOR: Francisco Murillo Méndez.

Ya no sé que hacer
Con tanta soledad,
Como el miedo que
Me da, cuando me
Dices que te vas.

Ya no sé ni qué pensar
Si tú no sientes nada
Si en tu vida soy neblina
Que se esfuma de la nada.

Tú no sientes nada
Voces y Palabras
Que el viento hoy arrastra
Ya no volverán de nuevo.

Tú no sientes nada
Voces y Palabras
Que el mar hoy arrastra
Arena que no acaba.

Sentimientos que pensé
Estaban tan adentro
Pero el corazón dejó
Que se los llevara el viento.

Ya no sé ni qué pensar
Ni lo que traerá el mañana,
Solo sé que solo luz
En mi horizonte causas.

Tú no sientes nada…

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