viernes, 30 de abril de 2010

TU LUZ EN MI HORIZONTECAPÍTULO 7: “VOCES Y PALABRAS”

Personaje Yurecuarense invitado de esta semana: Eduardo Castellanos. Fotógrafo y Licenciado en Artes Plásticas.
… Martina la Partera, la mujer que durante años ayudó en la dura labor de parto a muchas mujeres pobres, aunque ella misma nunca pudo experimentar lo que es dar a luz a un hijo, ha muerto. Pero la sensación y el saber lo que significa ser madre, realmente sí lo supo, pues desde hace 18 años que cuidó de Obed, el joven invidente. Martina le enseñó todo lo que pudo y a pesar de sus limitaciones y su carácter tan sensible, Obed ha logrado salir adelante, aunque todavía hay traumas y secretos tan ocultos que si alguien los descubriera, causaría tal vez la peor de las tormentas, ¡Una tempestad de voces y palabras!
Obed está inconsolable, sigue llorando, Pablo Fernando trata de tranquilizarlo, Jerónimo, Alfonsina y Ana Victoria llegan muy sorprendidos y con lágrimas en los ojos:
Alfonsina.- Obed ¿Qué pasó, qué le sucedió a Martina? ¡Ella era como mi hermana! ¡No sé que voy a hacer sin ella! Tú no te vas a quedar solo Obed, nosotros somos tu familia.( lo abraza).
Obed.- ¡Mi madre se durmió para no despertar jamás! Ni siquiera le pude decir adiós, ¡se acabó su vida de repente! ¿Y Ana Victoria? ¿Ha venido con ustedes?
Ana Victoria.- Sí, aquí estoy Obed… no tengo palabras para decirte, ¡Quisiera poder gritarle a Martina y despertarla! ¡Devolvértela, me siento tan impotente! La muerte llega tan inesperadamente y muerde como una serpiente venenosa y nos causa tanto dolor ¡la odio con todo mi ser!
Alfonsina.- ¡Cálmate Ana Victoria! Recuerda la esperanza tan firme y segura que tenemos, la de la Resurrección, tenemos la esperanza de volver a ver a Martina cuando Dios por medio de su hijo le devuelva la vida aquí en la tierra en un futuro cercano.
Ana Victoria.- Lo sé mamá, la espera puede parecer muy larga, pero el tiempo pasará muy rápido, eso nada ni nadie lo puede evitar, ¡la volveremos a ver!
Obed.- ¡En mi corazón sé que sucederá! Ahora mis ojos sí servirán de algo, para llorar mi dolor, aunque nunca se llenará ese vacío que ella ha dejado en mí.
Jerónimo.- Obed ¡Don Fausto en cuanto supo lo de la muerte de Martina ordenó que lleváramos su cuerpo a la Hacienda para que el velorio sea allí!
Obed.- ¡a mí me da igual, la misma oscuridad hay aquí…que allá!
Ana Victoria abraza a Obed, haciéndolo sentir confortado, consolado, pero recuerda que tal vez lo mejor es retirar de su mente y corazón los sentimientos que pudieran hacerlo sufrir.
Obed.- ¡Mi gran amiga Ana Victoria! ¡No sabes cuánto te quiero!
Ana Victoria.- ¡Mi gran hermano Obed! ¡Siempre estaré a tu lado para apoyarte!
En la Hacienda “La Semilla” se están haciendo los preparativos para el velorio de Martina. En el cuarto de huéspedes, don Marcial el Anticuario está con don Fausto y doña Patrona y les mostrará la Pintura de Edith, pero ya restaurado el cuadro:
Don Marcial.- ¡Fue un trabajo muy difícil! El cuadro estaba muy dañado, además el rostro parecía imposible que se pudiera hacer visible, pero afortunadamente, con mucha paciencia, se pudo rescatar la imagen de la Señorita Edith. ¡Su hija era realmente hermosa!
Ante las miradas impacientes, don Marcial quita el velo oscuro del cuadro y ante sus ojos aparece la imagen de Edith, con ese hermoso rostro jovial, y esos ojos que parecen llorar al encontrarse de nuevo con la mirada de sus padres, su vestido de encaje verde hacen resaltar toda su belleza.
Doña Patrona.- ¡Hija, después de tanto tiempo estás ahí!
Don Fausto se seca disimuladamente las lágrimas de sus ojos, hay un nudo en su garganta que no le permite hablar, en eso Belarmino el capataz pide permiso para entrar, le abren la puerta:
Belarmino.- ¡Dispense patrón lo imprudente que soy, pero necesito preguntarle si hoy se va a abrir la nueva tienda de raya!
Don Fausto.- ¡Por supuesto que sí! La gente necesita comida, ropa y otros artículos necesarios, pero la duda que tengo es si Ana Victoria la atenderá hoy, seguro querrá estar con Obed.
Belarmino.- De eso quería hablarle precisamente patrón, la Señorita Arumi Andreína dice que por hoy ella misma se encargará de atenderla.
Don Fausto.- ¡Me sorprende su buena disposición! Oye Belarmino, aprovechando, tú fuiste quien encontró el cuadro y tengo que agradecerte mucho.
Belarmino.- ¡No tiene nada que agradecerme, ahora que estoy viendo el cuadro con la imagen de la Pintura, recuerdo que en la cueva también encontramos retazos o pedazos del vestido verde que trae en la pintura!
Doña Patrona se queda helada cuando oye estas palabras, así que le dice aterrada a don Fausto:
Doña Patrona.- ¡Por favor Fausto, dime qué tantos secretos tienes ocultos con respecto a la muerte de Edith! Dime ¿Por qué nunca pude ver su cuerpo muerto? ¿Por qué nunca me permitiste verla? ¿Cómo realmente murió?
Don Fausto.- ¡Tengo una plática pendiente contigo mujer! ¡Te lo contaré todo!
En las afueras de la Hacienda, por el camino de polvo y piedra, va una carreta de viaje, en ella van Obdulia Rosablanca y su hermana Sulem, ellas viven en la Hacienda de “Los Charcos de Guerrero” en Tanhuato Michoacán, son de posición alta, vienen de un largo viaje de la frontera y están observando mientras pasan por la “Semilla” que hay un velorio, de repente Sulem comienza a sentirse mal y llorar como con un sentimiento de pánico y culpa:
Obdulia.-¡ Sulem! ¿Qué tienes, por qué te pones así?
Sulem.- ¡Reconocí el lugar! ¡Es aquí, en este lugar donde hace casi 18 años me vi obligada a abandonar a mi hijo…por ser ciego, ¡ eso nunca me lo he perdonado, ni lo haré nunca, nunca!
Obdulia.- ¡Cálmate, tienes que calmarte, ni siquiera sabes si ese niño, ese hombre ya, todavía vive aquí, o si realmente vive aún!
Sulem.- ¡Esto me remueve todo mi interior! ¡Te prometo que voy a regresar a investigar y haré lo posible porque descanse mi espíritu y mi corazón.
Tienda de Raya: En su interior se encuentra Arumi Andreína y Eustolia la sirvienta, quienes son aliadas en cuanto causar daño a Ana Victoria y su familia, ahí Arumi descubre sus verdaderas intenciones:
Arumi Andreína.- Mi tío Fausto cree que vine a atender la tienda de raya por mi buen corazón, pero se equivoca, es una tontería enorme permitir que el cuerpo de alguien de la Servidumbre sea velado en la Hacienda de los Patrones, es por eso que si la tienda sirve para alegrar el corazón de los peones y necesitan comida, ropa y medicinas, también necesitan licor, así que les venderemos todo el licor que quieran, porque solo eso es lo que saben hacer, emborracharse y perder la cabeza, así que ¡ diles Eustolia, diles a todo el mundo que hay vino para disfrutar de esta noche de fiesta, ja, ja, ja, ja!
Eustolia.- ¡Como usted diga señorita Arumi Andreína!
El plan egoísta de Arumi Andreína parece dar resultados, pero al ver como los peones se dejan llevar por el vicio, Jerónimo los anima para que si compran el licor, no es momento para que lo tomen y se embriaguen, que la borrachera es el peor vicio que denigra la razón y la dignidad humana. Casi todos los peones obedecen a Jerónimo.
Esa noche, es una noche de tranquilidad, es de tristeza y dolor, pero también de esperanza. Pasan algunos días:
La mañana se desborda en color y luminosidad, es sorprendente ver como cada día nos brinda un nuevo sol, unas nuevas nubes, una nueva esperanza, Ana Victoria trata de corretear tras de unas gallinas para el mole, algo nada fácil, pues las alas les ayudan a volar huyendo de la misma muerte, pero nadie le quita su firmeza a Ana Victoria y corre de un lado para otro, tratando de alcanzar su presa. De repente llega Jacinta, la joven hija de Belarmino con su corazón agitado, pero de sorpresa y mucha emoción con una noticia increíble:
Jacinta.- ¡Ana Victoria! ¡Ana Victoria!
Ana Victoria.- ¿Qué pasa Jacinta? ¡Me espantas!
Jacinta.- ¡Ha llegado un joven rete elegante a la Hacienda, trae sus pantalones finos, con tirantes, su camisa es blanca y su sombrero! Lo más asombroso es que trae una caja muy misteriosa, dice que es algo nunca visto, una caja grandota de donde salen visiones, imágenes como si las estuvieras viendo en la realidad, es como pinturas de luz.
Ana Victoria.- ¿Y qué con eso Jacinta? ¿Él está con los patrones?
Jacinta.- Doña Patrona me mandó llamar para decirte que vayas, algo te quiere mostrar.
Ana Victoria.- Pues ¡vamos para ver para qué me quiere! Nomás ¡déjame quitarme la suciedad de las gallinas!
Al llegar, se encuentran con el joven Eduardo Castellanos, quien posee una caja de fotografía, una cámara de daguerrotipia traída de Francia, Eduardo les explica más:
Eduardo Castellanos.- Esta es una cámara de Fotografía.
Jacinta.- ¿Foto…qué?
Eduardo Castellanos.- Fotografía, significa arte de escribir o pintar con luz y se pueden reflejar imágenes de personas y de situaciones diarias, es el invento más actual del que se tiene memoria y está llegando a México. A esta cámara se le llama la “cámara negra u oscura”
Doña Patrona.- Ana Victoria, me gustaría que la primera imagen que capte este invento sea la tuya, en recuerdo de mi hija Edith, que si estuviera aquí, la llenaría de imágenes con toda seguridad para poderla ver siempre.
Arumi Andreína está furiosa al escuchar eso.
En eso, llega Pablo Fernando y don Marcial con su equipaje listo para marcharse:
Pablo Fernando.- Antes de irnos, me gustaría que nos tome una imagen juntos Ana Victoria, será un hermoso recuerdo.
Ana Victoria.- ¿Ya se… van?
Ana Victoria siente una sensación de pérdida y dolor tan de repente, es un vacío tan extraño.
Mientras tanto, en otro lugar, en La Piedad de Cavadas, en una casona, se encuentra un hombre llamado Vidal Trujano, quien maltrata a una mujer y la llama “loca”:
Vidal Trujano.- ¡Ya me cansaste la vida! ¡Ya me cansé de ti Edith!...¡ No sabes cuánto me arrepiento de haberte traído conmigo a la fuerza, si solo me has traído dolor y desesperanza! Creo que ya es hora de que tus padres sepan que tu corazón todavía late…
CONTINUARÁ…. ESCRITA POR FRANCISCO MURILLO MÉNDEZ.

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