lunes, 21 de junio de 2010

“MI ÚNICO AMOR”

CAPÍTULO 11: “MI ÚNICO AMOR”
Personaje Yurecuarense invitado para esta semana: Manuel Acosta Santana. Productor M musical e Ingeniero en Computación.

La furiosa tormenta descarga toda su intensidad en los alrededores de la Hacienda “ La Semilla” en Yurécuaro Michoacán. Ana Victoria es humillada por Arumi Andreína, quien se mofa al verla llena de fango, mojada y triste por la muerte de “Centella”. Cuando todos los invitados a la fiesta la ven, la mujer del antifaz no puede ocultar su asombro al identificar las joyas del medallón, del torzal de las rosas, que brillan con intensidad, pero es Ana Victoria quien las hace lucir.
Doña Patrona se queda muy sorprendida al escuchar a la mujer del antifaz decir que las joyas en realidad son de ella, así que su mente comienza a reflexionar en la verdadera identidad de la mujer, aunque su mismo corazón la siente tan cercana a ella, es como si fuera algo inexplicable, que solo el corazón de una madre puede entender.
Arumi Andreína aprovecha la oportunidad para burlarse de Ana Victoria y además correrla:
Arumi Andreína.- ¡Saquen a Ana Victoria de aquí! Huele a lodo, estiércol y alfalfa remojada, ¿Dónde está Eustolia? ¿Dónde se ha metido esa criada tonta y despistada?
Ana Victoria no soporta ni un minuto más de insultos y ataques.
Ana Victoria.- ¡Ya me tienes harta! ¡Respeta por favor a los demás! Respeta a Eustolia, esa criada tonta y despistada porque llevas su sangre ¡ella es tu abuela! ¡Tú vienes del vientre de la hija de una criada también!
Arumi Andreína.- ¿Qué estás diciendo? No vuelvas a repetir semejante mentira ¡mira mi piel, es blanca, mira mis ojos, son azules, mi sangre es europea, de un lugar tan lejos de aquí que nunca vas a llegar a conocer!
Doña Patrona interviene: ¡Ya basta! Muchas veces te dije Arumi que no jugaras con fuego, y tu orgullo y vanidad sobrepasa todos los límites, tu madre sí era una mestiza, Eustolia la sirvienta es tu abuela. ¿Conforme? ¿Era esto a lo que querías llegar?
Arumi Andreína está fuera de sí, muy sorprendida, se va llorando, apresurada fuera de la Hacienda. Doña Patrona intenta detenerla, pero la mujer del antifaz le pide que no lo haga, tienen mucho que hablar:
Edith.- ¡No se vaya, tenemos mucho que hablar! ¡Hay muchas cosas que usted debe saber de mí!
Doña Patrona.- ¡Muero en ansias de saber quién eres realmente, las corazonadas que tengo, me laten cada vez con más intensidad! ¡Dime si eres Edith, mi hija, por favor, a mi corazón no lo puedes engañar!
Edith.- ¡Debes descubrirlo por ti misma… mamá!
Doña Patrona al escuchar esas palabras, siente que se desvanece y se desmaya.
Edith.- ¡Por favor ayúdenme a llevarla a su cuarto, yo misma la cuidaré!
Don Fausto no alcanza a escuchar esas palabras, solo ve como su esposa se desvanece:
Don Fausto.-Desde que llegó Arumi Andreína los problemas ha aumentado en la Hacienda, pero estoy seguro que en el fondo de su corazón hay mucha tristeza y un gran vacío.
Edith.- Don Fausto, le voy a pedir un favor muy grande y urgente. ¡Hay alguien que en estos momentos intenta llevarse su oro, su plata y sus joyas preciosas de la Hacienda. Es Vidal Trujano! ¡Por favor mande proteger sus bienes más preciados.
Don Fausto.- ¿Por qué me dice eso? ¿Acaso no es usted la mismísima esposa de Vidal Trujano?
Edith.- En realidad es mi peor enemigo… ¡Papá! Ese hombre me privó de la libertad por más de 18 años ¿Recuerdas aquella ocasión, aquella tarde cuando fuimos al Río Lerma a pescar, cuando me fui a nadar a la zona del agua azul? Ya nunca regresé, me llevó a la fuerza, ni pude volverte a ver, ni a estar a su lado de ustedes.¡ No te imaginas los años de sufrimiento que he pasado y deben haber pasado ustedes también! ¡Soy en realidad Edith! ¡Tú única hija!
Don Fausto se queda atónito, al fin los presentimientos y dudas que por tanto tiempo habían tenido, de que su hija estaba viva, quedaban claros, pero surgían muchas preguntas, dudas e interrogantes cada vez más profundos.
Don Fausto, Edith y una de las sirvientas se van al cuarto de doña Patrona, pues tienen mucho que conversar, si por ellos fuera se suspendía inmediatamente la fiesta, la cena de gala con el señor Gobernador, pero eso no puede pasar, así que también ordena a Jerónimo y a Belarmino que vayan al cuarto donde se encuentra la caja fuerte y estén al tanto de lo que pudiera ocurrir, pero ellos se llevan una gran sorpresa.
Precisamente en ese cuarto se encuentran Eustolia la Sirvienta con más tiempo de servicio en la Hacienda y don Vidal Trujano, quien ya ha sacado el contenido de la caja fuerte, como el oro, la plata y las joyas preciosas, todo a una velocidad increíble, pues saben que los pueden descubrir en cualquier momento.
Eustolia.- ¡Apúrese señor Vidal! ¡No tardan en llegar y darse cuenta de lo que ha ocurrido. Si alguien se entera de que le he ayudado a robar al Patrón, será mi último día de trabajo aquí en la Hacienda. Solo le pido que cumpla con el trato, ¡Nunca la haga daño a mi niña Arumi Andreína, a ella no me la toque así como hizo con la señorita Edith!
Vidal Trujano.- ¡No te preocupes! La joven que me impresionó es a la que llaman Ana Victoria, he puesto mis ojos en ella y quizás mi corazón, algo provocó en mí, que no la puedo olvidar.
Eustolia.- A ella, ¡Hágale lo que le venga en gana, ella no vale nada!
Vidal Trujano se va, Eustolia toma unos leños y se araña las piernas y los brazos, sacando sangre de ellos, incluso se golpea varias veces en el cuerpo, con aquella insensibilidad de sacrificio mezclado con total ignorancia.
En eso llegan Jerónimo y Belarmino, y se encuentran a Eustolia tirada en el piso, como desmayada, incluso la mueven y ella finge estar inconsciente, pero no tarde en reaccionar:
Jerónimo.- Eustolia ¿Qué ha sucedido? ¡Reacciona!
Eustolia.- (llorando, fingiendo)- ¡Un hombre entró y me golpeó, después no supe más de mí. Se fue llevándose todo lo que pudo sacar de la caja fuerte!
Jerónimo.- Pero si estabas inconsciente ¿Cómo sabes que robó la caja fuerte de don Fausto?
Eustolia no sabe que contestar, solo finge estar muy adolorida y mareada.
Mientras tanto, la fiesta, la Cena, el Baile no pueden suspenderse, se tiene que actuar con mucha discreción, cada acto, cada paso, para no causar alarma e incertidumbre. Don Marcial“El Anticuario” toma la palabra y el control de la situación:
Don Marcial.- ¡Atención! Damas y Caballeros, la fiesta continúa. Vamos a regocijarnos con la presencia de un invitado especial que el señor Gobernador ha traído: Manuel Acosta Santana, quien trajo desde Texas uno de los primeros aparatos de música que se manejan con electricidad o la pila de voltios.
Manuel Acosta Santana.- Para comenzar a echar a funcionar este aparato inspirador de alegría, pondremos un vals, “El vals de los jardines tristes”, una melodía que combina ambos sentimientos, la tristeza y la alegría que se mezclan en los momentos más inesperados de nuestras vidas. Después, todos pueden comenzar a bailar con sus parejas.
Arumi Andreína se monta en uno de los caballos de las caballerizas y se va sin rumbo fijo, bajo la fuerte lluvia y el desfile de truenos y relámpagos, nada le interesa, solo llora su dolor, sus profundos ojos azules se ven empañados por una tristeza húmeda. Está cansada de actuar por impulso, sin pensar nunca en las consecuencias de sus actos, y con un profundo sentimiento de vacío interno, pues el actuar sin siquiera entenderse a uno mismo, es algo tan horrible, es como vivir a ciegas:
Arumi Andreína.- ¡Y yo tanto que he criticado a Obed, yo estoy mucho más ciega que él! Y soy más infeliz que las personas más desdichadas que me rodean. ¿Por qué nadie me muestra tan solo una prueba de su cariño? ¿Por qué las puertas de ese sentimiento las siento tan cerradas y con tantas ataduras para mí? ¿Por qué no puedo inspirar a nadie a quererme?
Cuando por fin baja del caballo, grita su dolor, grita creyendo que nadie puede oírla, solo los árboles del campo son testigos de su desdicha. De repente siente un fuerte dolor en el pecho, que le hace pensar que su corazón está a punto del desplome. En eso ve algo que se mueve entre los arbustos, siente que va a morir de temor, ante sus ojos aparece la imagen de un hombre deforme: Es Copero, el fiel servidor de la Señora Edith.
Arumi Andreína.- ¿Quién es usted? ¿Qué piensa hacerme? ¡Estoy dispuesta a darle mis joyas, todo lo que traigo, pero no me vaya a hacer daño, ¡ me estoy muriendo!
Copero.- ¡No te asustes! ¡Yo te voy a ayudar! ¡No tengas miedo!
En las casa de adobe, Pablo Fernando le reitera a Ana Victoria su amor:
Pablo Fernando.- No entiendo tus palabras, ¿Cómo que se irán de la Hacienda?
Ana Victoria.- Sí, ¡nos iremos a la Capital del País! Ya lo hablamos en familia y está decidido, nuestra vida en la Hacienda ha ter minado, no podemos continuar más aquí!
Pablo Fernando.- ¿Y nosotros qué haremos para vernos, para cultivar nuestro cariño?
Ana Victoria.- Solo hay dos opciones: O te vas también a la Capital o desde hoy olvídate de que un día me conociste.
Pablo Fernando.- ¿Por qué esa actitud tan extraña? ¡Tú eres mi único amor!
Ana Victoria.- ¡Yo no te amo Pablo Fernando! Creo que nunca lo haré…
CONTINUARÁ…. ESCRITA POR: FRANCISCO MURILLO MÉNDEZ.

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