jueves, 15 de diciembre de 2011

EL EXTRAÑO LUGAR DONDE SE OCULTA LA TRISTEZA.

-Todos dirían que la tristeza es una cazuela llena de sal, de esa granuda, que realmente está salada. Porque hay sal, que no tiene sabor, ¡Está desabrida! Como el estado de ánimo de muchas personas, ¡Nomás no le echan ganas a vivir, no le ponen sal a la vida! Y pensar que yo, Lupe Serrato, a mis 80 años, todavía sigo dando lata, por dondequiera que ando. Desde que Dios amanece, en el molino, trayendo el nixtamal, echando una gorda gruesa y mi café negro, que no me falte. Luego a echarle de comer a las gallinas, a los patos y a los guajolotes, barrer el gallinero, poner a calentar agua para hacer el caldo de pollo, y todavía me doy tiempo para platicar con Chelita, la señora que pasa todos los días por la calle, visitando a los enfermos.
Por eso me sorprendo de lo que dice la gente, que no tiene tiempo para nada, que no les rinde el día, que se pasa volando, ¡Cómo no, si desde que amanece están pegados a la tele con sus mentadas novelas, o los muchachitos y muchachitas con esos aparatos pegados en las orejas, hable y hable con otros a quienes acaban de ver o en las máquinas esas, computadoras modernas, esas, cajas que hablan y se ven cosas! ¡No hay tiempo que rinda, para ellos!
En mis tiempos, no había perdedera de tiempo, ni siquiera sentarse en la calle, por las tardes era perder el tiempo, porque nos juntábamos las familias a platicar de todo, a saludarnos y a ayudarnos, escuchar lo que a otros les preocupaba, era interesarse en ellos, nos reíamos, a veces ¡Hasta llorábamos de las cosas tristes que pasaban!
Tal vez no había mucha escuela, ni sabíamos las letras, pero teníamos conciencia, respeto, vergüenza, ¡Qué tiempos aquellos, se nos fueron y quién sabe si volverán algún día!
En la cocina, todo era tan tranquilo, no había nervios, aunque en la cocina, había un extraño lugar donde se escondía la tristeza, y allí se quedaba días, semanas y meses, escondida, oculta, y como testigos estaban los jitomates y los chiles secos, el cilantro y las cebollas y una que otra ramita de perejil. La tristeza se escondía en el fogón, que ardía, a veces calladito, a veces bufando, como desesperado, como si quisiera que los frijoles de la olla ya dieran el último hervor, para poder apagarse, descansar de tanta llamarada, de ese fuego que quema al mismo fuego, la tristeza es eso, un fuego apagado, brasas que ya no arden, hielo negro.
Por eso cada vez que veas un fuego que se apaga, es como si la tristeza llegara a ese lugar, claro que si ves el fuego que quema un bosque o una casa, No lo dejarás que lo consuma todo, ¡No, claro que no! Estamos hablando del fuego del amor, el amor es como una fogata, que arde y lo ilumina todo, pero para que arda, necesita de los trozos de madera, de leña de todos, si se le empiezan a retirar, se va apagando poco a poco, se enfría. Así se siente el amor en estos tiempos, tan frío… como si no trajera reboso, ni chal, como si no pudiera cubrirte en un abrazo y si lo hace, lo sientes tan frío, fingido, comprado…
El corazón es como un fogón de cocina, siempre debe de estar ardiendo, encendido, cocinando cariño, amistad, gozo, y cada vez que entremos a la cocina recordemos que si el fogón está apagado, ahí está, en el extraño lugar, bien oculta la tristeza… esa que debemos quemar día con día con el fuego de la amistad y el amor…

MIS POEMAS INÉDITOS

"MÉXICO, CASA DE TODOS"
Todo país es nido
Para acurrucarse y dormir
Pero para morir tranquilo
Solo México me hace feliz.

Me abrió sus puertas, sus alas
Me regaló su aire, su casa
Yo me sentí libre, seguro
Fui ave que vuela al refugio.

Conocí amigos sinceros
Tengo tan bellos recuerdos
Su gente que vale oro
Esta tierra es un tesoro.

Me cobijó con gusto y esmero
Como a un niño prisionero
Lo hizo sentir libre, de nuevo
Nací, les soy sincero.

Extraño mi país, verdad completa
México me hace sentir
Que lo que dejé allá
Aquí, me lo da de vuelta.

Todo país es nido
Para acurrucarse y dormir
Pero para morir tranquilo
México me hace feliz.

"OJOS TRISTES"
De: Francisco Murillo Méndez.

Son mares atrapados
En burbujas de gelatina
Que se mueven, que provocan
Cuando miran, alucinan.

Sus colores son misterios
Y revelan afectuosos
La alegría, los pesares
Los momentos jubilosos.

Pero unos ojos tristes
No se pueden olvidar
Ni se dejan, ni se pierden
Como las olas del mar.
Ojos negros, también verdes
Ojos claros, azul celeste
Los cafés son demasiado
Para aquél que es invidente.

Son mares atrapados
En burbujas de gelatina
Que se mueven, que provocan
Cuando miran, alucinan.

POESÍA: " LUNA MAREADA"

Por rondar vuelta tras vuelta
Con la mirada perdida
Preocupada y entumida
Por una pena certera
La luna cayó mareada,
Borracha, la luna llena.

Con el queso mal fundido
El conejo de la luna
Se preparó un desayuno
Muy sabroso, por fortuna
No invitó a ningún planeta
Su egoísmo, fue su tumba.

Luna sola, sola la luna
Mareada, redonda
Callada, iracunda
Llorona, casi muda
Opuesta al sol que la alumbra
Mordida, como una uña.

Por rondar vuelta tras vuelta
Con la mirada perdida
Preocupada y entumida
Por una pena certera
La luna cayó mareada,
Borracha, la luna llena.

ACRÓSTICO.
Escrito por: Francisco Murillo Méndez
Con mucho cariño para la Señora Coral Bravo y su familia.
J amás me he marchado
A través del recuerdo
E stoy contigo siempre
L a vida me diste ¡Gracias mamá!
C on mucho cariño y amor
O rganizaste tu vida para
R egalarme todo de ti
A legrías, esfuerzos y
L o mejor, tu sangre.
C uando crecía
U na vez soñé con
R ecorrer el mundo
I ncluso la luna
E n la compañía de mi familia
L o logré, conocí el amor.
B asta con ver una
R adiante foto familiar para
A sombrarse y comprobar que
V ale la pena ser tu hija mamá
O rgullosa me siento de tí,
de mi querido papá y mis lindos hermanos.

Escrita por:
Francisco Murillo Méndez

lunes, 12 de diciembre de 2011

EL EXTRAÑO LUGAR DONDE SE OCULTA LA TRISTEZA.

Todos dirían que la tristeza es una cazuela llena de sal, de esa granuda, que realmente está salada. Porque hay sal, que no tiene sabor, ¡Está desabrida! Como el estado de ánimo de muchas personas, ¡Nomás no le echan ganas a vivir, no le ponen sal a la vida! Y pensar que yo, Lupe Serrato, a mis 80 años, todavía sigo dando lata, por dondequiera que ando. Desde que Dios amanece, en el molino, trayendo el nixtamal, echando una gorda gruesa y mi café negro, que no me falte. Luego a echarle de comer a las gallinas, a los patos y a los guajolotes, barrer el gallinero, poner a calentar agua para hacer el caldo de pollo, y todavía me doy tiempo para platicar con Chelita, la señora que pasa todos los días por la calle, visitando a los enfermos.
Por eso me sorprendo de lo que dice la gente, que no tiene tiempo para nada, que no les rinde el día, que se pasa volando, ¡Cómo no, si desde que amanece están pegados a la tele con sus mentadas novelas, o los muchachitos y muchachitas con esos aparatos pegados en las orejas, hable y hable con otros a quienes acaban de ver o en las máquinas esas, computadoras modernas, esas, cajas que hablan y se ven cosas! ¡No hay tiempo que rinda, para ellos!
En mis tiempos, no había perdedera de tiempo, ni siquiera sentarse en la calle, por las tardes era perder el tiempo, porque nos juntábamos las familias a platicar de todo, a saludarnos y a ayudarnos, escuchar lo que a otros les preocupaba, era interesarse en ellos, nos reíamos, a veces ¡Hasta llorábamos de las cosas tristes que pasaban!
Tal vez no había mucha escuela, ni sabíamos las letras, pero teníamos conciencia, respeto, vergüenza, ¡Qué tiempos aquellos, se nos fueron y quién sabe si volverán algún día!
En la cocina, todo era tan tranquilo, no había nervios, aunque en la cocina, había un extraño lugar donde se escondía la tristeza, y allí se quedaba días, semanas y meses, escondida, oculta, y como testigos estaban los jitomates y los chiles secos, el cilantro y las cebollas y una que otra ramita de perejil. La tristeza se escondía en el fogón, que ardía, a veces calladito, a veces bufando, como desesperado, como si quisiera que los frijoles de la olla ya dieran el último hervor, para poder apagarse, descansar de tanta llamarada, de ese fuego que quema al mismo fuego, la tristeza es eso, un fuego apagado, brasas que ya no arden, hielo negro.
Por eso cada vez que veas un fuego que se apaga, es como si la tristeza llegara a ese lugar, claro que si ves el fuego que quema un bosque o una casa, No lo dejarás que lo consuma todo, ¡No, claro que no! Estamos hablando del fuego del amor, el amor es como una fogata, que arde y lo ilumina todo, pero para que arda, necesita de los trozos de madera, de leña de todos, si se le empiezan a retirar, se va apagando poco a poco, se enfría. Así se siente el amor en estos tiempos, tan frío… como si no trajera reboso, ni chal, como si no pudiera cubrirte en un abrazo y si lo hace, lo sientes tan frío, fingido, comprado…
El corazón es como un fogón de cocina, siempre debe de estar ardiendo, encendido, cocinando cariño, amistad, gozo, y cada vez que entremos a la cocina recordemos que si el fogón está apagado, ahí está, en el extraño lugar, bien oculta la tristeza… esa que debemos quemar día con día con el fuego de la amistad y el amor…
Relato escrito por: FRANCISCO MURILLO MÉNDEZ.

MIS POEMAS INÉDITOS
De: Francisco Murillo Méndez.
"MÉXICO, CASA DE TODOS"

Todo país es nido
Para acurrucarse y dormir
Pero para morir tranquilo
Solo México me hace feliz.

Me abrió sus puertas, sus alas
Me regaló su aire, su casa
Yo me sentí libre, seguro
Fui ave que vuela al refugio.

Conocí amigos sinceros
Tengo tan bellos recuerdos
Su gente que vale oro
Esta tierra es un tesoro.

Me cobijó con gusto y esmero
Como a un niño prisionero
Lo hizo sentir libre, de nuevo
Nací, les soy sincero.

Extraño mi país, verdad completa
México me hace sentir
Que lo que dejé allá
Aquí, me lo da de vuelta.

Todo país es nido
Para acurrucarse y dormir
Pero para morir tranquilo
México me hace feliz.




"OJOS TRISTES"
De: Francisco Murillo Méndez.

Son mares atrapados
En burbujas de gelatina
Que se mueven, que provocan
Cuando miran, alucinan.

Sus colores son misterios
Y revelan afectuosos
La alegría, los pesares
Los momentos jubilosos.

Pero unos ojos tristes
No se pueden olvidar
Ni se dejan, ni se pierden
Como las olas del mar.
Ojos negros, también verdes
Ojos claros, azul celeste
Los cafés son demasiado
Para aquél que es invidente.

Son mares atrapados
En burbujas de gelatina
Que se mueven, que provocan
Cuando miran, alucinan.


POESÍA: " LUNA MAREADA"
De: Francisco Murillo Méndez.

Por rondar vuelta tras vuelta
Con la mirada perdida
Preocupada y entumida
Por una pena certera
La luna cayó mareada,
Borracha, la luna llena.

Con el queso mal fundido
El conejo de la luna
Se preparó un desayuno
Muy sabroso, por fortuna
No invitó a ningún planeta
Su egoísmo, fue su tumba.

Luna sola, sola la luna
Mareada, redonda
Callada, iracunda
Llorona, casi muda
Opuesta al sol que la alumbra
Mordida, como una uña.

Por rondar vuelta tras vuelta
Con la mirada perdida
Preocupada y entumida
Por una pena certera
La luna cayó mareada,
Borracha, la luna llena.



Francisco Murillo Méndez

ACRÓSTICO.
Escrito por: Francisco Murillo Méndez

Con mucho cariño para la Señora Coral Bravo y su familia.

J amás me he marchado
A través del recuerdo
E stoy contigo siempre
L a vida me diste ¡Gracias mamá!


C on mucho cariño y amor
O rganizaste tu vida para
R egalarme todo de ti
A legrías, esfuerzos y
L o mejor, tu sangre.


C uando crecía
U na vez soñé con
R ecorrer el mundo
I ncluso la luna
E n la compañía de mi familia
L o logré, conocí el amor.


B asta con ver una
R adiante foto familiar para
A sombrarse y comprobar que
V ale la pena ser tu hija mamá
O rgullosa me siento de tí,
de mi querido papá y mis lindos hermanos.

viernes, 2 de diciembre de 2011

LOS RELATOS DE: FRANCISCO MURILLO MÉNDEZ UNA NIÑA LLAMADA POBRE

Casi en lo último del “mogote”, así le llaman a la parte más alta de un cerrito de una comunidad de Yurécuaro Michoacán, se encuentra la pequeña y humilde casa de Felipe, padre de dos hijos, pero ahora, hay alegría en su hogar por la llegada de su primera hija, una hermosa niña a la que Celina su esposa desea ponerle por nombre “Pobre”.
La razón del nombre “Pobre”, es para recordar una promesa que ambos padres le han hecho a sus hijos: Ellos prometieron luchar contra la pobreza en su hogar, cueste lo que cueste, y no importa los esfuerzos que se tengan que hacer, ellos tendrán que demostrarse día a día que son capaces con la ayuda de Dios de dejar de ser “pobres” en todos los sentidos.
Con el paso de los meses, Felipe, Celina y sus hijos demuestran lo que son capaces de hacer. Felipe trabaja de albañil, pero en sus ratos libres, utiliza parte de su tiempo en cultivar por ejemplo un pequeño huerto familiar, un pedacito de terreno, donde sembró cilantro, cebollas, jitomates, rábanos, zanahorias y otras verduras, además cuida y abona con desechos orgánicos los árboles de limones, naranjas y guayabas, que durante años ha cuidado.
Celina es muy trabajadora en casa. Aunque son humildes, se preocupa por mantener su casa libre de moscas, mosquitos y cucarachas, pues sabe que mantenerlos alejados significa ahorro en medicinas, al igual que luchan por no dejar entrar ratones a la vivienda. Para ayudarse mantienen mosquiteros y mallas en las ventanas, que además de proteger, ayudan a mantener bien ventilados los espacios.
Como madre de familia mantiene los jarrones y ollas de agua para beber, bien tapados, además cuando viaja en el camioncito a la Plaza de Yurécuaro, ella se va de paso hasta el mercado de las cuatro esquinas, donde compra comida fresca. Regularmente se une con algunos familiares para en vez de comprar pequeñas porciones de frijol, azúcar, trigo, maíz y aceite, lo hacen en grandes cantidades, esto es, lo compran por costales, cajas y así aprovechan el ahorro que esto conlleva, después se reparten en partes iguales. Claro que para que esto funcione, tiene que haber comunicación y buena disposición en la familia, unidad para que todo resulte satisfactorio.
Celina no se olvida de la compra de jabón y cloro, sabe que mantener un hogar limpio, previene muchas enfermedades y las evita. Así mismo, Felipe también ha construido un pequeño corral, en un lugar retirado de casa, donde cría gallinas, pollos y unos chivos, de ahí pueden obtener huevos y carne.
Como lo que ganan en sus trabajos es poco, se ayudan no adquiriendo deudas innecesarias, procuran no comprar artículos que no necesitan o no son de primera necesidad, pero de vez en cuando se compran algo que se podría considerar “un pequeño premio a sus esfuerzos”.
Ellos no tienen un “Cochinito” u alcancía, no, más bien tiene algunos sobres, con letras en cada uno de ellos, por ejemplo, en uno dice: “Para pago de Luz eléctrica”, en otro: “gas”, y así, hasta tiene uno que dice: “paseo o vacaciones”, hasta para eso les alcanza, dicen ellos.
Y todavía por las noches, se dedican una hora para sentarse con sus dos hijos y con “Pobre” para conversar como familia y ver cómo pueden enfrentar los problemas de la vida. Saben que la unidad familiar es muy importante, pues si están unidos, estará, protegidos.
Se llega el día miércoles y saben que es día de “tianguis”, así que Celina se va y busca ropa de segunda mano, donde sabe que está en muy buen estado y a precios muy accesibles, igualmente aprovecha a comprar fruta de la temporada.
Ser pobres, no significa carecer solamente de lo material, de ropa, comida, techo, no, también hay millones de pobres en sentido espiritual, en valores, emocionalmente y es otra de la pobreza que se tiene que combatir, día con día, por medio de la educación y la enseñanza de consejos universales, como los que contiene “la Biblia”. La familia de Felipe y Celina es lo que hace, aprender, recordar, mantener y poner en práctica estos consejos, recordemos, ellos son muy pobres, pero no tanto como para dejar de sonreír y ser felices. Hay lugares donde la pobreza no puede entrar por más que se esfuerce, que es la zona de los motivos para ser felices. Felipe por ejemplo sabe que los vicios empobrecen al rico y al pobre lo hacen aún todavía más pobre, por ellos se mantiene alejado del alcohol, el cigarro y las drogas.
Y todavía más, ellos son sociables y son conocidos en su comunidad por sus esfuerzos, ellos no son egoístas, sino que comparten todo lo que han aprendido con sus vecinos, amigos y familiares. También saben que ahora hay escuelas para padres, donde pueden llegar a ser responsables y en sí, más felices.
Celina recuerda un detalle muy importante, ella dice:
.- Cuando llegamos hace dos meses al registro Civil, la secretaria se sorprendió del nombre que queríamos para nuestra hija y nos preguntó la razón. Cuando se lo explicamos, ella lo entendió muy bien, pero mi esposo agregó que de última hora habíamos decidido ponerle un nombre diferente a la niña, ahora no se llamaría “Pobre”, sino que se llamaría “ Paz”, porque ese nombre, nos recordaría ahora otra promesa que haríamos: Nos esforzaríamos por buscar la amistad de Dios y mantener la paz con él, con nosotros mismos y las personas que nos rodean, la vida se compone de metas y la siguiente estaba planteada, desde entonces Paz, ha crecido y se ha convertido en una hermosa jovencita, que día a día nos recuerda, que la única pobreza que existe es la de no tener ni sentir amor,¡ Esa sí es una verdadera razón para ser pobre!