lunes, 21 de junio de 2010

” LUZ DE LUNA”

CAPÍTULO 12:” LUZ DE LUNA”
GRAN FINAL.
En la Hacienda “La Semilla” de Yurécuaro Michoacán se desatan las más intensas emociones. En las casas de adobe, Pablo Fernando está sorprendido por las palabras tan extrañas que le ha dirigido Ana Victoria, cuando le informa que se irá a la capital del País y quizás no vuelva nunca más:
Ana Victoria.- Hemos tomado la decisión de irnos a la Capital, donde iniciaremos una nueva vida, donde podré perseguir mis sueños: ser una gran profesora, dar de mi vida para apoyar en la educación de mi gente, de mi pueblo. “La educación genera vida” dice la maestra Magali Curiel, y yo quiero ser partícipe de ella.
Pablo Fernando.- Te vuelvo a repetir: “Eres mi único amor”, no puedo aceptar que estemos separados, alejados por la distancia. ¡Te amo Ana Victoria!
Ana Victoria.- Yo te lo digo de nuevo: “Yo no te amo” no puedo enamorarme de alguien a quien apenas y conozco, necesito tiempo para cultivar un sentimiento mas profundo, pero sabes, creo que no será nada difícil enamorarse de alguien tan especial como lo eres tú.
Pablo Fernando.- ¿Entonces no hay vuelta de hoja, te irás?
Ana Victoria.- Sí, de eso no hay ninguna duda. Pero te escribiré, dondequiera que esté, mi pensamiento estará contigo, pero no me presiones, ni me obligues a decirte que te amo, porque lo que realmente siento es cariño, solo eso y nada más.
Pablo Fernando realmente siente amor por Ana Victoria, pues respetará su decisión y la dejará libre, para que vuele y vuele a otros horizontes, a otros mares, llevada por otros vientos que serán espacios de sus sueños. “Cuando se ama realmente, se respeta y se deja libre”.
A las afueras de la Hacienda, cuando la tormenta no ha terminado del todo, Obed camina con mucho cuidado por el suelo enlodado, tratando de averiguar en donde puede estar Ana Victoria, cuando escucha a los hombres rebeldes, las acciones que van a tomar para quitarle la vida a don Fausto Escobar, el Hacendado:
Hombre.- (le dice a otro): ¡Te introduces sigilosamente con el arma, bien oculta debajo de tu gabán y cuando veas el momento oportuno le disparas y sales huyendo! Pero el momento de hacerlo es ¡Ahora o nunca!
Obed se queda aturdido al escuchar aquellas palabras, así que no debe perder tiempo, y decide caminar más aprisa, para prevenir a don Fausto de lo que está por sucederle. Así que desesperado, acelera el paso, perdiendo la sensibilidad del lugar que conoce tan bien como si realmente lo viera. Los hombres rebeldes se percatan de la presencia de Obed y se dirigen hacia él, casi corre, tratando de huir, pero resbala y cae a una de las laderas hacia una zanja con piedras, donde se golpea con unas de ellas, quedando inconsciente, mientras su cuerpo se moja debido al agua que lleva la zanja y que va creciendo poco a poco su caudal.
Mientras tanto, Arumi Andreína está frente a Copero, el fiel servidor de la Señora Edith, ella sigue temerosa de él.
Copero.- ¡No me debe tener miedo Señorita, en realidad los dos somos idénticos!
Arumi Andreína.- ¿Está usted loco? ¿Por qué me compara con usted que tiene esa enorme joroba, y es tan viejo, ciego de un ojo? Me inspira mucho miedo.
Copero.- Le vuelvo a insistir, ¡Somos exactamente iguales! Solo que mis defectos son en mi exterior, pero los suyos, son internos, así como me ve a mí por fuera, es usted por dentro, me inspira miedo…también.
Arumi Andreína.- ¡Mi corazón no es negro! ¡Yo no quisiera tener los sentimientos que a veces puedo transmitir. La vida me hizo así.
Copero.- Se equivoca, la vida no la hizo así, usted permitió que las circunstancias la moldearan, rodeada de tanto dolor y resentimiento, usted tomó la decisión de dejarse vencer y nunca cultivar el valioso tesoro de la humildad.
De repente se escucha una voz varonil, es un joven que camina, después de bajarse de su caballo, pregunta:
Joven.- ¿Qué sucede? Escucho la voz de una mujer, ¿Acaso hay problemas?
Arumi Andreína.- (mintiendo)-Ninguno, estoy con uno de mis servidores, pues la lluvia nos detuvo aquí, pero continuaremos nuestro camino. Espere un momento… esa voz, la suya yo la conozco, la siento familiar, me recuerda a Europa.
Joven.- También la suya lo es, me llamo José Miguel Rosablanca y me dirijo a la Hacienda nueva de Monteleón a visitar a mis tías que allí viven.
Arumi Andreína.- ¿José Miguel? ¡No puede ser! ¡Soy Arumi!
Así es, se conocen, José Miguel y ella fueron amigos en España, ella se llena de alegría, siente que ahora ha surgido una nueva ilusión en su mundo, un mundo que puede sanar y restaurarse si ella lo permite.
Arumi Andreína.- Mis planes son viajar a la Capital donde continuaré mis estudios, ¡no me voy a dar por vencida! ¡Mi vida tiene que tomar un nuevo rumbo desde hoy! Tiene que haber luz nueva en cada una de mis lunas, de las lunas de mis días, de mi vida, de mi existencia.
“Luna llena” luz en el horizonte, pronto amanecerá y un nuevo día comenzará de nuevo, luna quieta, dormida y a la vez despierta, luz blanca. Obed despierta, el agua está a punto de cubrirlo, en medio de todas sus sensaciones se da cuenta de algo realmente sorprendente:
Obed.- ¡Mis ojos! Colores, blanco, luz, luna, ¡Veo…la luna! ¡Puedo ver!...veo…veo.
Así es, ¡Obed ha recuperado la vista! Puede ver la vida nuevamente. Aunque hay muchas cosas que preferiría no volver a ver nunca más.
En la Hacienda, don Fausto no saldrá del cuarto donde se encuentra con doña Patrona y Edith, quien les platica con lujo de detalles todo lo que ha vivido:
Edith.- ¡Aquí estoy de nuevo después de 18 años papá y mamá! Pero nunca seré la misma, ¡mi rostro desfigurado es una marca del sufrimiento que perdurará por toda mi vida!
Doña Patrona.- Hija, ¡cuánto hubiera deseado la madre de María de la Luz Rico tenerla con ella hace 18 años, pero viva, aunque el fuego le hubiera desfigurado el rostro!
Edith.-Papá, mamá, ¿les puedo pedir un gran favor? ¡Quédense a dormir en este cuarto conmigo, no me dejen sola, vuélvanme a hacer sentir que tengo a mis padres conmigo, como si fuera una niña indefensa que necesita mucho amor y cariño.
Don Fausto.- Así será hija, te llevaré con los mejores médicos de la Capital y estoy seguro que podrán hacer mucho por ti.
Edith.- ¡Solo te pido que no salgas hoy para nada, solo quédate conmigo!
Vidal Trujano está escapando con el botín del oro, la plata y las joyas preciosas, pero el caballo en el cuál va huyendo no responde a sus órdenes y comienza a regresar al camino que va rumbo a la Hacienda, no puede permitirlo, cuando lo obliga a cruzar el Río Lerma, el caballo relincha, y lo tira al agua, soltando las bolsas con el oro, llevándoselas la corriente y ocultas por la oscuridad de la noche aún.
En su corazón se vuelve a sentir vacío.
Pasan dos días:
Jerónimo y Alfonsina, junto con Ana Victoria parten hacia la capital, y por primera vez utilizan el ferrocarril o tren, durante el trayecto, la hermosa joven recuerda los momentos trascendentales de su vida. Cuando conoció a Pablo Fernando, los desprecios de Arumi, su amistad con Obed, la muerte de Martina, sus niños a quienes daba clases, y en sus mente y en su corazón se dibujan sueños, esperanzas, la vida apenas inicia, ¡ Hay tanto por quién vivir! ¡Todavía necesita darles tanto amor a sus padres, amarlos, agradecerles el hecho de que le hayan dado la vida, en medio del fuego, de una noche donde todo era luz, ardiente noche de fuego, un fuego tan rojo como el que ahora la devuelve a la realidad, ve un gran bullicio, todo se estremece, se oyen gritos…de repente llega la imagen de Pablo Fernando, sonriéndole, despidiéndose, es la imagen final, de repente todo se pone oscuro… ¡el tren se ha descarrilado! Ana Victoria no ve más luz en el horizonte, solo hay silencio…
Nota: Este es el final de la primera etapa de la novela. ¿Acaso murió realmente Ana Victoria? ¡ Qué sucesos vienen después para todos los personajes en la Capital? ¡Descúbrelo comprando el libro de “TU LUZ EN MI HORIZONTE” La historia completa. ¡Muy pronto a la venta!
¡La próxima semana, comienza a leer “EL BARRIL OLVIDADO” las aventuras del Chavo del Ocho en Yurécuaro Michoacán, te sorprenderás!
¡Gracias por acompañarme en la lectura de esta sección!
RELATO ESCRITO POR: FRANCISCO MURILLO MÉNDEZ.

“MI ÚNICO AMOR”

CAPÍTULO 11: “MI ÚNICO AMOR”
Personaje Yurecuarense invitado para esta semana: Manuel Acosta Santana. Productor M musical e Ingeniero en Computación.

La furiosa tormenta descarga toda su intensidad en los alrededores de la Hacienda “ La Semilla” en Yurécuaro Michoacán. Ana Victoria es humillada por Arumi Andreína, quien se mofa al verla llena de fango, mojada y triste por la muerte de “Centella”. Cuando todos los invitados a la fiesta la ven, la mujer del antifaz no puede ocultar su asombro al identificar las joyas del medallón, del torzal de las rosas, que brillan con intensidad, pero es Ana Victoria quien las hace lucir.
Doña Patrona se queda muy sorprendida al escuchar a la mujer del antifaz decir que las joyas en realidad son de ella, así que su mente comienza a reflexionar en la verdadera identidad de la mujer, aunque su mismo corazón la siente tan cercana a ella, es como si fuera algo inexplicable, que solo el corazón de una madre puede entender.
Arumi Andreína aprovecha la oportunidad para burlarse de Ana Victoria y además correrla:
Arumi Andreína.- ¡Saquen a Ana Victoria de aquí! Huele a lodo, estiércol y alfalfa remojada, ¿Dónde está Eustolia? ¿Dónde se ha metido esa criada tonta y despistada?
Ana Victoria no soporta ni un minuto más de insultos y ataques.
Ana Victoria.- ¡Ya me tienes harta! ¡Respeta por favor a los demás! Respeta a Eustolia, esa criada tonta y despistada porque llevas su sangre ¡ella es tu abuela! ¡Tú vienes del vientre de la hija de una criada también!
Arumi Andreína.- ¿Qué estás diciendo? No vuelvas a repetir semejante mentira ¡mira mi piel, es blanca, mira mis ojos, son azules, mi sangre es europea, de un lugar tan lejos de aquí que nunca vas a llegar a conocer!
Doña Patrona interviene: ¡Ya basta! Muchas veces te dije Arumi que no jugaras con fuego, y tu orgullo y vanidad sobrepasa todos los límites, tu madre sí era una mestiza, Eustolia la sirvienta es tu abuela. ¿Conforme? ¿Era esto a lo que querías llegar?
Arumi Andreína está fuera de sí, muy sorprendida, se va llorando, apresurada fuera de la Hacienda. Doña Patrona intenta detenerla, pero la mujer del antifaz le pide que no lo haga, tienen mucho que hablar:
Edith.- ¡No se vaya, tenemos mucho que hablar! ¡Hay muchas cosas que usted debe saber de mí!
Doña Patrona.- ¡Muero en ansias de saber quién eres realmente, las corazonadas que tengo, me laten cada vez con más intensidad! ¡Dime si eres Edith, mi hija, por favor, a mi corazón no lo puedes engañar!
Edith.- ¡Debes descubrirlo por ti misma… mamá!
Doña Patrona al escuchar esas palabras, siente que se desvanece y se desmaya.
Edith.- ¡Por favor ayúdenme a llevarla a su cuarto, yo misma la cuidaré!
Don Fausto no alcanza a escuchar esas palabras, solo ve como su esposa se desvanece:
Don Fausto.-Desde que llegó Arumi Andreína los problemas ha aumentado en la Hacienda, pero estoy seguro que en el fondo de su corazón hay mucha tristeza y un gran vacío.
Edith.- Don Fausto, le voy a pedir un favor muy grande y urgente. ¡Hay alguien que en estos momentos intenta llevarse su oro, su plata y sus joyas preciosas de la Hacienda. Es Vidal Trujano! ¡Por favor mande proteger sus bienes más preciados.
Don Fausto.- ¿Por qué me dice eso? ¿Acaso no es usted la mismísima esposa de Vidal Trujano?
Edith.- En realidad es mi peor enemigo… ¡Papá! Ese hombre me privó de la libertad por más de 18 años ¿Recuerdas aquella ocasión, aquella tarde cuando fuimos al Río Lerma a pescar, cuando me fui a nadar a la zona del agua azul? Ya nunca regresé, me llevó a la fuerza, ni pude volverte a ver, ni a estar a su lado de ustedes.¡ No te imaginas los años de sufrimiento que he pasado y deben haber pasado ustedes también! ¡Soy en realidad Edith! ¡Tú única hija!
Don Fausto se queda atónito, al fin los presentimientos y dudas que por tanto tiempo habían tenido, de que su hija estaba viva, quedaban claros, pero surgían muchas preguntas, dudas e interrogantes cada vez más profundos.
Don Fausto, Edith y una de las sirvientas se van al cuarto de doña Patrona, pues tienen mucho que conversar, si por ellos fuera se suspendía inmediatamente la fiesta, la cena de gala con el señor Gobernador, pero eso no puede pasar, así que también ordena a Jerónimo y a Belarmino que vayan al cuarto donde se encuentra la caja fuerte y estén al tanto de lo que pudiera ocurrir, pero ellos se llevan una gran sorpresa.
Precisamente en ese cuarto se encuentran Eustolia la Sirvienta con más tiempo de servicio en la Hacienda y don Vidal Trujano, quien ya ha sacado el contenido de la caja fuerte, como el oro, la plata y las joyas preciosas, todo a una velocidad increíble, pues saben que los pueden descubrir en cualquier momento.
Eustolia.- ¡Apúrese señor Vidal! ¡No tardan en llegar y darse cuenta de lo que ha ocurrido. Si alguien se entera de que le he ayudado a robar al Patrón, será mi último día de trabajo aquí en la Hacienda. Solo le pido que cumpla con el trato, ¡Nunca la haga daño a mi niña Arumi Andreína, a ella no me la toque así como hizo con la señorita Edith!
Vidal Trujano.- ¡No te preocupes! La joven que me impresionó es a la que llaman Ana Victoria, he puesto mis ojos en ella y quizás mi corazón, algo provocó en mí, que no la puedo olvidar.
Eustolia.- A ella, ¡Hágale lo que le venga en gana, ella no vale nada!
Vidal Trujano se va, Eustolia toma unos leños y se araña las piernas y los brazos, sacando sangre de ellos, incluso se golpea varias veces en el cuerpo, con aquella insensibilidad de sacrificio mezclado con total ignorancia.
En eso llegan Jerónimo y Belarmino, y se encuentran a Eustolia tirada en el piso, como desmayada, incluso la mueven y ella finge estar inconsciente, pero no tarde en reaccionar:
Jerónimo.- Eustolia ¿Qué ha sucedido? ¡Reacciona!
Eustolia.- (llorando, fingiendo)- ¡Un hombre entró y me golpeó, después no supe más de mí. Se fue llevándose todo lo que pudo sacar de la caja fuerte!
Jerónimo.- Pero si estabas inconsciente ¿Cómo sabes que robó la caja fuerte de don Fausto?
Eustolia no sabe que contestar, solo finge estar muy adolorida y mareada.
Mientras tanto, la fiesta, la Cena, el Baile no pueden suspenderse, se tiene que actuar con mucha discreción, cada acto, cada paso, para no causar alarma e incertidumbre. Don Marcial“El Anticuario” toma la palabra y el control de la situación:
Don Marcial.- ¡Atención! Damas y Caballeros, la fiesta continúa. Vamos a regocijarnos con la presencia de un invitado especial que el señor Gobernador ha traído: Manuel Acosta Santana, quien trajo desde Texas uno de los primeros aparatos de música que se manejan con electricidad o la pila de voltios.
Manuel Acosta Santana.- Para comenzar a echar a funcionar este aparato inspirador de alegría, pondremos un vals, “El vals de los jardines tristes”, una melodía que combina ambos sentimientos, la tristeza y la alegría que se mezclan en los momentos más inesperados de nuestras vidas. Después, todos pueden comenzar a bailar con sus parejas.
Arumi Andreína se monta en uno de los caballos de las caballerizas y se va sin rumbo fijo, bajo la fuerte lluvia y el desfile de truenos y relámpagos, nada le interesa, solo llora su dolor, sus profundos ojos azules se ven empañados por una tristeza húmeda. Está cansada de actuar por impulso, sin pensar nunca en las consecuencias de sus actos, y con un profundo sentimiento de vacío interno, pues el actuar sin siquiera entenderse a uno mismo, es algo tan horrible, es como vivir a ciegas:
Arumi Andreína.- ¡Y yo tanto que he criticado a Obed, yo estoy mucho más ciega que él! Y soy más infeliz que las personas más desdichadas que me rodean. ¿Por qué nadie me muestra tan solo una prueba de su cariño? ¿Por qué las puertas de ese sentimiento las siento tan cerradas y con tantas ataduras para mí? ¿Por qué no puedo inspirar a nadie a quererme?
Cuando por fin baja del caballo, grita su dolor, grita creyendo que nadie puede oírla, solo los árboles del campo son testigos de su desdicha. De repente siente un fuerte dolor en el pecho, que le hace pensar que su corazón está a punto del desplome. En eso ve algo que se mueve entre los arbustos, siente que va a morir de temor, ante sus ojos aparece la imagen de un hombre deforme: Es Copero, el fiel servidor de la Señora Edith.
Arumi Andreína.- ¿Quién es usted? ¿Qué piensa hacerme? ¡Estoy dispuesta a darle mis joyas, todo lo que traigo, pero no me vaya a hacer daño, ¡ me estoy muriendo!
Copero.- ¡No te asustes! ¡Yo te voy a ayudar! ¡No tengas miedo!
En las casa de adobe, Pablo Fernando le reitera a Ana Victoria su amor:
Pablo Fernando.- No entiendo tus palabras, ¿Cómo que se irán de la Hacienda?
Ana Victoria.- Sí, ¡nos iremos a la Capital del País! Ya lo hablamos en familia y está decidido, nuestra vida en la Hacienda ha ter minado, no podemos continuar más aquí!
Pablo Fernando.- ¿Y nosotros qué haremos para vernos, para cultivar nuestro cariño?
Ana Victoria.- Solo hay dos opciones: O te vas también a la Capital o desde hoy olvídate de que un día me conociste.
Pablo Fernando.- ¿Por qué esa actitud tan extraña? ¡Tú eres mi único amor!
Ana Victoria.- ¡Yo no te amo Pablo Fernando! Creo que nunca lo haré…
CONTINUARÁ…. ESCRITA POR: FRANCISCO MURILLO MÉNDEZ.

TORMENTA DE ESPERANZA.

CAPÍTULO 10: TORMENTA DE ESPERANZA.
Personaje invitado para esta semana: Yolanda Méndez Martínez. Empresaria de Yurécuaro Michoacán.

En la cueva misteriosa, Copero el fiel servidor de Edith descubre con un asombro total como el Oro, la Plata y las joyas preciosas han desaparecido o alguien los ha tomado del lugar que tan celosamente él los había ocultado por muchísimo tiempo:
Copero.- ¡No puede ser! ¿Ahora qué cuentas le voy a dar a la Señora Edith?¡ Tal vez lo mejor sea irme lejos, lejos de aquí!.
Afuera en el horizonte, parece que una tormenta tempestuosa está a punto de llegar, el viento es helado, frío, es una noche de tormentas, de todo tipo de tempestades.
En la Hacienda “La Semilla” los invitados a la Cena del Señor Gobernador siguen llegando. Don Marcial el Anticuario y su hijo Pablo Fernando acaban de llegar:
Don Marcial.- ¡Por fin llegamos! Ha sido todo un logro que hayamos podido llegar antes de la gran tormenta. Otra vez regresaste a la Hacienda Pablo Fernando.
Pablo Fernando.- Sabía que volvería papá, si aquí dejé media parte de mi vida y mi corazón al dejar aquí a Ana Victoria, no la he podido olvidar, somos el uno para el otro.
Don Marcial.- Te he dicho que no existe el amor a primera vista.
Pablo Fernando.- Yo me enamoré de Ana Victoria, cuando vi en sus pupilas brillantes mi reflejo, sabía que había una conexión inquebrantable, única y muy especial. ¡Entremos a la fiesta!
En el interior de la Hacienda, Arumi Andreína está con doña Patrona, está furiosa de que se haya permitido la entrada a la mujer del antifaz:
Arumi.- ¡Cómo es posible que esa mujer esté ahí con un antifaz en la cara! Se ha equivocado de fiesta, esto no es una fiesta de disfraces, ni un baile de máscaras, pone nerviosos a todos al ocultar su identidad Tía. ¡Así que sales inmediatamente y le dices que se quite el antifaz o se vaya o yo misma lo haré!
Doña Patrona.- En primer lugar Arumi recuerda que tú nunca podrás darme órdenes a mí, en segundo lugar, esa mujer desconocida es la esposa de don Vidal Trujano un gran amigo del Gobernador, el hecho de que sea desconocida para todos nosotros, no nos debe de inquietar o ¿acaso te recuerda a alguien que te pone nerviosa? Y si quieres ver su rostro, ¿Por qué no te preocupas en ver la persona interior de todos lo que te rodean y tienen cualidades más que defectos? ¡Permíteme atender a mis invitados querida sobrina!
Arumi Andreína se queda muy molesta, pero por ahora se concentrará en Ana Victoria y no permitir que le arruine la noche.
Jerónimo y Alfonsina esperan ansiosos que Ana Victoria salga del cuarto con el elegante y fino vestido de encaje que le han comprado en “la tienda de raya”, pero se quedan asombrados realmente al verla salir, realmente se ve preciosa aunque no trae el vestido caro:
Ana Victoria.- ¡Estoy lista! No puedo usar ese vestido. No soy yo, siento que soy otra persona, fría y lejana. Miren desde hace tiempo estuve bordando mi propio vestido para una ocasión muy especial como esta. Yo quiero conservar mis raíces y me siento muy orgullosa de lo que soy: una verdadera purépecha michoacana.
Jerónimo.- ¡Realmente te ves hermosa hija con ese típico vestido purépecha!! No necesitas más adornos que tu nobleza y moral limpia, ¡nos haces sentir muy orgullosos de ti!
Alfonsina.-Mira Ana Victoria, tu padre me regaló esta pulsera y estos aretes de oro, ¡póntelos por favor en esta noche especial!
Ana Victoria.- ¡OH! ¡Son realmente hermosos! Me recuerdan tanta a una joya que ya había visto anteriormente, pero ¿dónde?
En realidad, tanto la pulsera como los aretes son parte del mismo juego que el medallón, el torzal de las rosas que perteneció a Edith y el cual, doña Patrona guarda con tanto celo y cariño.
Ana Victoria.- Oye mamá ¿Sabes en dónde se encuentra Obed? No lo he visto en todo el día.
Alfonsina.-Tampoco nosotros lo hemos visto, ¡ojala venga a la Hacienda muy pronto!
Obed se encuentra con Belarmino el Capataz, desde muy temprano salieron a ver a un médico que está de visita cercas de la Hacienda y el médico lo examina para ver cuántas posibilidades tiene Obed de recuperar la vista:
Doctor Núñez.-Realmente no naciste ciego Obed.
Obed.- Pues mis primeros recuerdos son vagos, pero la verdad yo podía mirar como entre nubes, podía ver sombras, colores, figuras, en ocasiones llegué a apreciar muy claro el rostro de Martina mi madre, pero solo lo recuerdo entre sueños, después todo se fue oscureciendo mas y mas hasta que no vi nada.
Doctor Nuñez.- Mira, ahora la enfermera te hará unos exámenes en tus ojos, ella se llama Yolanda Méndez Martínez:
Yolanda Méndez.-Obed te voy a poner unos aparatos en los ojos, pero mientras contéstame: ¿Cuántos deseos tienes de ver?
Obed.-Todos los deseos que siente mi corazón no tienen otra meta que la de recuperar la vista. Para mí los ojos son como dos valiosos diamantes, dos gemas que brillan y arrojan una delicada luz, que puede transmitir paz o bien causar mucho dolor.
Yolanda Méndez.- ¿Crees de verdad que los ojos son las ventanas del espíritu?
Obed.-Los ojos son la ventana de la vida, dice el Libro Divino “Si tu ojo es sencillo, todo tu cuerpo estará brillante, si tu ojo es malo, estará en oscuridad” la humildad es lo que enriquece la vida de las personas.
Yolanda Méndez.- ¿Sueñas Obed? ¿Qué sueñas?
Obed.- Sueño que veo, veo un paraíso donde podré vivir una vida sin fin, donde no habrá oscuridad, ni miedo, ni muerte, ni soledad, todo saldrá a la luz a su debido tiempo.
Después del examen, el Dr. Nuñez menciona:
Dr. Nuñez.- Veo que hay muchas posibilidades de que Obed pueda volver a ver con la operación debida.
Belarmino se llena de alegría y la comparte con Obed, así que regresan a la Hacienda:
En las caballerizas. Ahora que han regresado con buenas noticias, Obed siente y escucha con su fino oído entrenado, por ser ciego, como “Centella” la Yegua de Ana Victoria está quejándose y está como muriendo:
Belarmino.- ¡Tus corazonadas han sido del todo ciertas! Alguien ha querido envenenar a Centella y parece que va a lograr su objetivo, ¡Ana Victoria va a sufrir tanto cuando se entere!
Obed.- ¿Quién puede ser capaz de causarle tanto daño a Ana Victoria más que la Señorita Arumi Andreína? Pero lo que ella ignora es que siempre hay un día para ordenar los asuntos en la vida y ese día puede llegar en cualquier momento. ¿Por qué se ha quedado todo en silencio? ¿Qué ha pasado Belarmino?
Belarmino.- No te alarmes Obed, pero parece que “Centella” ha muerto.
Obed se queda impresionado y más al pensar en el sufrimiento de Ana Victoria.
La tormenta por fin comienza a caer, unas fuertes ráfagas de viento sacuden todo alrededor. Los hombres rebeldes con el Hacendado don Fausto creen que han esperado mucho tiempo para actuar. No lograrán prenderle fuego a la Hacienda, pero sí pueden hacer algo: Acabar con la vida de don Fausto Escobar.
En el interior de la Hacienda y en plena fiesta, Arumi se queda sorprendida al ver a Pablo Fernando e inmediatamente se prende de su brazo y lo anima y presiona para que vayan a bailar:
Arumi Andreína.- Sabía que no podrían faltar a la Cena y al baile.
Pablo Fernando.- Sería un acto de muy mala educación, rechazar esta invitación por parte de don Fausto. Arumi, dime por favor ¿en dónde está Ana Victoria?
Arumi Andreína.- Por primera vez en tu vida, ¡Deja de preguntar por ella! Aquí estoy yo para hacerte disfrutar de esta noche de baile.
Pablo Fernando.- Con mucho respeto, que quede bien claro que entre tú y yo solo puede haber una buena amistad Arumi Andreína.
Arumi Andreína.- ¡En el corazón no se manda, y mi corazón se ha enamorado de ti, yo voy a luchar para que llegues a quererme!
Alfonsina, Jerónimo y Ana Victoria salen para disfrutar de la fiesta, pero antes de ser vistos, Jacinta la hija de Belarmino llega y espantada le da la cruel noticia a Ana Victoria:
Jacinta.- ¡Ana Victoria, tienes que ir pronto a la caballeriza, Centella está muy mal, ojala la encuentres viva aún!
Ana Victoria.- ¿Cómo? ¿Qué le ha sucedido a mi Centella? ¡Papá acompáñame!
Jerónimo.- Sí hija ¡Vamos!
En medio de la tormenta tan fuerte y peligrosa, Ana Victoria y Jerónimo salen a toda prisa, Pablo Fernando ve lo alterado que está Jacinta y la cuestiona para ver qué sucede, ella le cuenta lo sucedido y él se sale tras Ana Victoria, mientras Arumi Andreína no puede creer que la haya dejado sola.
Mientras tanto, Edith se acerca a conversar con doña Patrona y le pide algo muy especial:
Edith.- ¡Hermosa casa doña Patrona! ¿Me la podría mostrar?
Doña Patrona.- ¡Encantada señora! ¡Esta casa sería realmente hermosa si estuviera aquí con nosotros la joven que llenaba de luz cada rincón de ella, mi hija!
Edith.- ¿Quién es ella? La del cuadro. ¿Es ella su hija?
Doña Patrona.- Sí, es Edith, murió hace 18 años.
Edith.- ¿Y si por alguna razón ella estuviera viva qué haría?
Doña Patrona.- ¡Me muero de alegría!
En las caballerizas, Ana Victoria se encuentra frente al cadáver de “Centella”, ella también se queda helada, impotente, rompe en llanto con mucho dolor y amargura:
Ana Victoria.- ¡Centella! ¿Por qué? ¡No puede ser papá!
En plena lluvia, Ana Victoria la acaricia llorando, empapada, de repente siente las tibias manos de Pablo Fernando tocándole las mejillas, consolándola:
Pablo Fernando.- ¡No estarás sola, yo siempre estaré a tu lado, porque… te amo.
Cuando regresan al interior de la Hacienda, Arumi Andreína aprovecha el momento para burlarse de ella:
Arumi Andreína.- ¡Atención todos! ¡Volteen a ver a la maestra del pueblo, a la mugrosa muchacha que prefiere ir a llorarle a su triste yegua muerta que disfrutar del baile!
Todos voltean a ver a Ana Victoria llena de lodo y mojada, mientras que Edith enfoca su mirada en los aretes y la pulsera que trae:
Edith.- ¡Son mis joyas! ¿Qué hacen mis joyas en su poder de ella?
Doña Patrona.- Esas joyas eran de mi hija Edith ¿Por qué dice usted que son suyas señora?...
CONTINUARÁ…. ESCRITA POR: FRANCISCO MURILLO MÉNDEZ.