jueves, 13 de mayo de 2010

“LA REALIDAD BAJO EL ANTIFAZ”

TU LUZ EN MI HORIZONTE
HISTORIA DE 12 CAPÍTULOS
CAPÍTULO 8:

“LA REALIDAD BAJO EL ANTIFAZ”


Personaje Yurecuarense invitado de esta semana: Aydeé Vázquez Oceguera. Reportera y Editora de la Revista “Vías”.
En la vieja Casona de La Piedad de Cavadas, se encuentran Vidal Trujano, un hombre reacio y de carácter muy extraño, pues manifiesta conductas tan depresivas e impulsivas, que a veces da miedo tan solo verlo, y a veces las personas se sienten atraídas hacia su personalidad. Él esconde un terrible secreto, pues hace 18 años que se introdujo en la Hacienda “ La Semilla” y con engaños y violencia se llevó a la Señorita Edith, privándola de la libertad y ocasionándoles el más profundo dolor a sus padres, don Fausto y doña Patrona, quienes la creen muerta. En una de las habitaciones escondidas de la Casona Vidal platica con Edith:


Vidal Trujano.- ¡No sabes como me arrepiento de haberte traído conmigo a la fuerza y haberte soportado durante tantos años!


Edith.- Lo sé, porque mi propia vida se convirtió en un martirio sin fin, aquella noche tan terrible de fuego en Yurécuaro, me tomaste a la fuerza y me llevaste lejos de la Hacienda, lo peor fue que en la huida, mientras pasábamos a toda prisa por las casas que se quemaban, una de las vigas ardientes cayó sobre mí, y me provocó las más horrendas heridas en mi cuerpo, pero la peor de ellas se encuentra en mi cara. ¡No solo me destrozaste el rostro, sino que también toda mi vida, y no me quiero ni imaginar el dolor que seguro les causaste a mis padres!


Vidal Trujano.-Día a día te he cuidado, hasta que tus heridas sanaran, me he martirizado día y noche sintiéndome tan culpable y desdichado, porque pensaba que te amaba y me he dado cuenta de que en realidad no ha sido así.


Edith.- ¿ Cómo te puedes enamorar de alguien a quien no conoces?, yo con el paso del tiempo ya no siento odio por ti, siento lástima de ver en lo que te has convertido, una persona insensible y a la vez tan sensible.


Vidal Trujano.- Pero ha llegado el momento de que regreses a la Hacienda “La Semilla”. Me acaba de llegar una invitación para un baile y una cena muy especial que realizará don Fausto Escobar, tu padre por la llegada del Gobernador a Yurécuaro y te informo que estaremos presentes. Así que busca tus mejores ropas y te pondrás un antifaz para cubrir “tu bello rostro cicatrizado”. Te quiero ver muy contenta para la ocasión, yo aprovecharé para descubrir cómo va todo en la Hacienda y ver cómo puedo aumentar mi fortuna, que alguien se ha estado encargando de robarme. ¡Sospecho de todos en esta casa!


Edith.- ¡Esa fortuna ni siquiera te pertenece, la robaste de la Casa de mi padre, junto con el cuadro que el pintor me realizó y mi ropa!


Vidal Trujano.- Sea como sea, alguien me está robando lo poco que me queda, así que sabiendo que nadie sospecha que te tengo encerrada aquí, vamos a ir para que veas de nuevo a papá y mamá.


Así es, en la Hacienda “La Semilla” habrá una fiesta muy importante, pero antes de eso, el joven Eduardo Castellanos le toma la primera fotografía a Ana Victoria, quien fue a arreglarse un poco y queda muy natural, su belleza es mestiza, enseguida Pablo Fernando y ella posan juntos para la fotografía:


Pablo Fernando.- ¡Es todo un honor para mí estar junto a ti en esta fotografía!
Ana Victoria.- ¡Para mí lo es también, porque así estaremos juntos para siempre!
Doña Patrona ( dirigiéndose a Arumi Andreína).- Por favor joven Eduardo que la siguiente fotografía sea para mi sobrina Arumi.


Arumi Andreína.- ¡Ni te molestes tía! Parece que se les olvida que estoy recién llegada de Europa donde me tomé montones de fotografías y a mi ya no me encandilan esos inventos.


Doña Patrona.- ¡Tu siempre tan humilde y amable Arumi!
Mientras tanto, en la cueva misteriosa se encuentran Jerónimo y Belarmino, con algunas velas están en el interior y alumbran el camino que lo podría cambiar todo:


Belarmino.- ¿Estás seguro que fue por aquí donde encontraste esa brillante moneda de oro?


Jerónimo.- Sí, fue por aquí, cercas, muy cercas de donde encontramos el cuadro de la pintura de la joven Edith y los retazos de su ropa, ¡siento que ahora sí es real nuestra esperanza de encontrar algo de mucho valor.


Belarmino.- ¡Pues vamos a buscar minuciosamente Jerónimo, paso a paso!
En la Casona de La Piedad de Cavadas, cuando Vidal Trujano se ha ido, Edith aprovecha para llamar a “Copero” un hombre jorobado que sirve de sirviente en la casa y es un fiel servidor de la Señora Edith:


Edith.-“Copero” ¡Tienes que llevar otra bolsa de monedas de oro y de plata al escondite secreto! Ya es lo último que le queda a Vidal Trujano, de todo lo que le robó a mis padres. ¿ Has estado haciendo las cosas tal y como te las he indicado?


Copero.- Sí Señora, he hecho tal y como me ha mandado, he llevado los bienes en oro y plata a la cueva secreta donde nadie ha entrado y he puesto todo el oro cercas del cuadro dañado de su imagen y cercas de los vestidos rotos, pero está bien oculto, además nadie sabe dónde se encuentra la cueva y no hay pies que entren a ella aparte de los míos.


Edith.- ¡Muy bien hecho Copero! Sabes se está acercando el momento de que me vaya de la Casona, pero quiero que sepas que nunca me olvidaré de todo lo que has hecho por mí, nunca.
Ana Victoria se va caminando por la orilla del río Lerma, necesita pensar en tantas cosas, en Obed y su tristeza, en la partida de Pablo Fernando, en su futuro tan incierto, cuando ve un hermoso árbol llamado “Paraíso” se sienta bajo él y saca unas hojas donde escribió el poema de Obed llamado “Voces y Palabras” que dice así:


Ya no sé que hacer
Con tanta soledad
Como el miedo que me da
Cuando me dices que te vas.
Ya no se ni que pensar
Confundido está mi corazón por dentro
Como el frío que me da
Cuando yo siento que
siento que
Yo no te hago falta
Voces y palabras
Que le viento hoy arrastra
Ya no volverán de nuevo.
Yo no te hago falta
Voces y palabras
Suenan tan lejanas
Cuando dices que me amas
Y no es verdad.
Ya no se ni que decir
Para no seguirte el juego
Esta historia está en el fuego
Y se tiene que apagar.
Ya no se hoy si dudar
Y creerte lo que dices
Como el frío que me da
Cuando me dices la verdad.
Yo no te hago falta (se repite)…
En el fondo de mi ser
No hay oscuridad en donde
No haya luz en tu horizonte
Que ilumine, tus voces y palabras.
(Autor: Francisco Murillo Méndez.)
Ana Victoria está muy melancólica, pero prefiere sentir esa libertad que el viento arrastra y dejar fluir las voces y palabras. En eso se acerca a ella una hermosa joven llamada Aydeé, a quien conoció porque a ella también le gusta escribir de Historia, de arte y de todo lo que sucede en los alrededores:
Aydeé Vazquez.- Ana Victoria ¿Qué haces?
Ana Victoria.- Me vine a este frondoso árbol a meditar Aydeé. Oye ¿no has visto a Obed?
Aydeé.- No, yo también lo ando buscando, siento que es ahorita cuando más necesita nuestro apoyo, luego de la muerta de Martina su madre.
Ana Victoria.- Así es, cuando estamos con Obed se siente muy fortalecido, pero cuando todos volvemos a nuestra rutina y a nuestras labores, volvemos a nuestra vida diaria, pero para él, no sigue igual la vida, ya no es lo mismo sin Martina.
Aydeé.-Me regalaron un períodico, es impresionante conocer lo que sucede en otros lugares y además ver que le mundo es tan enorme. A mí algún día me gustaría trabajar donde los hacen.¡ Muchas gracias por enseñarme a leer y escribir Ana Victoria!
Ana Victoria.- Para eso somos las amigas Aydeé, estoy para ayudarte en lo que pueda. ¿ Ya sabes que habrá una fiesta y un baile muy grande aquí en la Hacienda?
Aydeé.- Sí, pero eso solo será para pura gente rica. ¿ Te gustaría ser rica?
Ana Victoria.- Me daría mucho miedo ser rica, la verdad, no quiero ser como Arumi Andreína.
En la Cueva misteriosa y oculta, Jerónimo y Belarmino no pueden creer lo que ven, han descubierto unos cántaros llenos de monedas de oro, plata y joyas preciosas, la cueva les ha devuelto algo de la alegría y de los sueños que ellos tanto anhelaban:
Jerónimo.- ¡No lo puedo creer Belarmino, somos ricos, ricos!
Belarmino.- SÍ, ¡INMENSAMENTE RICOS!...
Continuará…. Escrita por Francisco Murillo Méndez.






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