lunes, 6 de febrero de 2012

“YO SÍ… ME ENAMORÉ”

ESCRITA POR: FRANCISCO MURILLO MÉNDEZ.




PARA EL CAZADOR DE LA VERDAD

LA HISTORIA DE ESPINOZA PAZ

























CAPÍTULO 4: UNA NIÑA ESPECIAL.



En Guaymas Sonora, Espinoza se baja en la Central, pues se da cuenta de que su compañero de viaje, le ha robado todo su dinero y está tratando de escapar. Lo sigue, pero tras correr algunas calles, lo pierde de vista.

Preocupado, camina sin rumbo fijo, no tiene caso seguir y devolverse a la Central, pues el autobús ya se ha ido. Lo bueno fue que bajó su pequeña mochila que llevaba con él.

Tratando de aceptar la realidad, se sienta en una banqueta, donde observa a un señor que vende unos ricos elotes cocidos, con queso y mayonesa y chilito, se le hace agua la boca...

El señor es don Cuco Reyes, quien tiene muchos años vendiendo los deliciosos elotes y nota lo sucedido:

Don Cuco.- ¡Amigo, acérquese a los elotes!

Espinoza.- ¡Si supiera que no traigo un peso para pagarle por un elote, no me la creería! Me acaban de robar...

Don Cuco.- ¿Y por qué no te iba a creer? La situación está muy dura hoy día y a todos nos puede pasar. Mira, por esta vez, ¡Yo te voy a regalar un elote, para que lo disfrutes!

Espinoza.- ¿De verdad va a hacer eso por mí, por un desconocido?

Don Cuco.- Sí, ¿Acaso eso es algo de otro mundo o qué?

Espinoza.- Es que hoy...ya no hay confianza, ni nada, el amor se está perdiendo, nos vemos todos como extraños, ¡Se lo voy agradecer mucho de verdad!

En eso pasa un niño pobre, se le queda viendo al rico elote de Espinoza, él lo llama, le extiende la mano:

Espinoza.- ¿Se te antojó también verdad? ¡Ven, te voy a dar la mitad de mi elote, está bien rico!

Don Cuco observa la escena, sabe que el joven es muy noble, por ello le hace una invitación fuera de lo común.

Don Cuco.- ¿Eres de lejos verdad?

Espinoza.- Pues, solo de Sinaloa...necesito ayuda de verdad...

Don Cuco.- ¿Estarías dispuesto a ayudarme con algunos arreglos de mi casa y te puedes quedar unos días mientras te comunicas con tu familia y te ayudan. ¿Qué te parece?

Espinoza.-Ni hablar, acepto.

Se van platicando por el camino, se cuentan muchas cosas, parecen tío y sobrino...

Al llegar a casa de don Cuco, todos se quedan sorprendidos:

Don Cuco.- ¡Celia! ¡Mujer, traigo visita!

Su esposa doña Celia Murillo se pone feliz, pues piensa que sus familiares de Yurécuaro Michoacán la han visitado.

Doña Celia.- ¿Quién vino, Paco mi hermano, Consuelo mi hermana?

Don Cuco.- No. Un joven que servirá de albañil unos días.

Doña Celia.- Pero... ¿Aquí vivirá?

Don Cuco.- Mujer, solo serán unos días, no hay que temer.

Espinoza está nervioso, pero se aguanta.

De uno de los cuartos de la casa, sale una bella joven llamada Laura Leyva, ella es nieta de don Cuco, de Hermosillo Sonora:

Don Cuco.- Laura, ¡Sírvele de comer a este joven, que anda bien hambriento!

Laura.- ¡Sí, Papá Cuco, ahorita le sirvo!

Espinoza se queda asombrado con ella, ambos se miran a los ojos, pareciera que ya se conocían de hace mucho.

A los dos días, Espinoza se ha adaptado tanto a la familia Reyes Murillo, que ya se siente como parte de ella, hasta con Laura se siente feliz:

Laura.- Me da mucho gusto que ya te hayan enviado el dinero para seguir con tu viaje.

Espinoza.- ¿Te da gusto que ya me vaya?

Laura.- No, la verdad, me da tristeza, pero tu familia te necesita. ¿Es la primera vez que cruzas al norte?

Espinoza.- No. Ya lo hemos intentado varias veces mi familia y yo, pero también hemos fallado, esta vez me voy, porque quiero lograr mis sueños, que es ser cantante y compositor.

Escribo canciones.

Laura.- ¿De verdad?

Espinoza.- Sí y por ser una niña especial, voy a compartir esta letra de canción contigo...Se llama "Aún no te conozco" ¡Ojalá te guste! dice así...



Aún no te conozco

Y ya te extraño

Ayer imaginaba

Apenas tu llegada.



Y ya me enamoré

Extraño hoy tu ser

Quisiera yo volver

A verte de nuevo.



Aún no te conozco

Y ya sueño

Con el momento exacto

Del encuentro.



Será espectacular

No voy a parpadear

Solo querré mirar

Tus ojos.



Aún no te conozco.



En mi imaginación

Hoy surge una obsesión

De estar cerca de ti

Aún, sin verte así.



Imagino el color

De un mundo sin dolor

Si yo estoy

Junto a ti.



Te quiero preguntar

Qué es lo que sientes por mí?

Aunque el silencio dirá

No te conozco a ti.



En mi imaginación

Hoy surge una obsesión

De estar cerca de ti

Aún, sin verte aquí.



Y es que aún, no te conozco..



Aún no te conozco

Y ya te amo



Laura y él se miran a los ojos, hay química en ellos, pero ha llegado el momento de partir...

CONTINUARÁ..

"YO SÍ...ME ENAMORÉ"



CAPÍTULO 5: EN PLENO DESIERTO DEL CORAZÓN.



Espinoza y Laura Leyva, se han hecho grandes amigos en pocos días. No es fácil despedirse después que le han brindado todo su apoyo, ¡Hasta doña Celia lo ha llegado a estimar! Pero tiene que seguir su camino hacia los Estados Unidos.

Nuevamente toma el autobús y se dirige hasta Tijuana Baja California Norte.

Le dicen que tiene que encontrarse con "Siriaco" el "coyote", quién le ayudará a pasar ilegalmente al otro lado. Para hacerlo va hasta un hotel que se encuentra cerca del Centro. Ahí ya está Siriaco, un hombre mal encarado, esperándolo:

Siriaco.- ¡De seguro eres el joven sinaloense! ¡Llegas justo a tiempo para partir, ya se completó el viaje de 40 personas!

Espinoza.- Pues me urge llegar a California para empezar a trabajar al lado de mi papá en los files.

Siriaco.-Todos dicen los mismo, que les urge trabajar y trabajar y ya estando allá no hayan como conseguir todo gratis.

Espinoza.- Yo estoy acostumbrado a la chamba, le hago de todo, hasta escribo canciones.

Siriaco.- "De poetas y locos, todos tenemos un poco", yo también escribo tantas cosas...jajajajaja. "De poetas y tragones están llenos los panteones", y ahí...en el panteón no hay quien escuche tus melodías.

Espinoza.- Eso ya lo tengo comprobado, por eso no me da miedo ir a los panteones, los muertos no pueden venir a jalarle las patas a la gente, ni asustarla o prevenirla de cualquier cosa. Ellos...están bien idos, ya no saben nada de nada...

Siriaco.- Lo dices como si estuvieras resentido con algún difuntito...jajajajaja.

Espinoza.-Hace unos años se murió mi madre, tiempo después, cansado de llorarle, le hablaba y le decía que me diera una señal de que estaba en otro lado y estaba cuidándome, incluso todas las noches le dejaba en la mesa de la cocina mi libreta y un lapicero, para que me escribiera un mensaje, unas palabras...pero eso nomás nunca sucedió, ni creo que suceda.

Pero ni así, dejo de amarla con todo mi corazón, la recuerdo todos los días y a todas horas, algo me dice dentro de mí que la puedo volver a ver viva de nuevo aquí en la tierra.

Siriaco.-Pues no pierdas la esperanza, eres un soñador... ¡Vámonos!

Espinoza se va con don Siriaco, llegan hasta un lugar donde se suben muchas personas en vehículos. Ahí se les informa que cruzarán por el desierto y se necesita mucho valor y fuerzas, pues no es nada fácil sobrevivir.

Por la noche, un grupo de personas camina agotada por el desierto, el agua comienza a escasear...Espinoza se pegunta si ha valido la pena todo el sacrificio de nuevo.

Siriaco.- ¡Guarden silencio! ¡Puede estar la migra por ahí escondida!

Alguien grita que una mujer se ha desmayado, pues sufrió la picadura de una serpiente venenosa, Siriaco ordena abandonarla y continuar. Espinoza piensa en su madre... simplemente no puede seguir y dejarla, se acerca a ella y a su hijo:

Espinoza.- ¿Ya reaccionó tu mamá, amigo?

Joven.- Me llamo Cesar, ¡Mi mamá está muy mal! ¡Creo que no aguantará viva mucho tiempo!

Espinoza.- No te preocupes, yo me voy a quedar con ustedes, vamos a extraer el veneno de la picadura...

Aquél acto, simple, pero tan humano, no se puede olvidar, Espinoza siente como si estuviera ayudando a su propia madre a sobrevivir, a seguir adelante.

Por la mañana, solos los tres se encuentran entre hierba seca, y mucha calor...De repente, llega la migra...

CONTINUARÁ.





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