sábado, 19 de septiembre de 2009

CAPITULO 8: “EL PINCELADOR DE FINAS LETRAS “

Esther se encuentra con su familia en Ticuitaco, en eso conversa con un joven pintado de payasito llamado Chopán Chopán, quien también junto con su hermana Amelia Yadira son de Yurécuaro. Al parecer Jorge Armando es amigo de Chopán y es quien los llevó a este pintoresco lugar para vender sus deliciosos dulces de tamarindo. Esther se pregunta si Jorge Armando es el mismo que ella conoce y tiene mucho de no ver, la respuesta es sí. Y precisamente coincide el hecho de que Esther lo ve con su novia Claudia Yatziry, ella siente como si se le nublara la vista, como si su corazón dejara de latir y a la vez latiera tan deprisa, ahí Esther comprende muchas respuestas a sus sentimientos.Ambos se ven, pero tienen que ignorarse, tal vez mas adelante haya un espacio para conversar y poner en orden tantas verdades y tantas ilusiones a la vez. Lo que ellos tienen que reconocer es que solo fue una bonita amistad de muy poco tiempo y en camino a ser sincera y verdadera.Esther se va rápido con su familia para ir a visitar a los abuelos del Astronauta José Hernández. Un chamaco los ayuda para localizar la humilde casita donde vive este par de nobles viejecitos, y ellos son recibidos con mucho cariño, la abuela Zenaida y el abuelo Emiliano parecen de roble, fuertes y a la vez tan frágiles, ya no son de la tercera edad, son de la edad del invierno, con multitud de canas color de nieve blanca.Loreta está impresionada con el calor humano que transmiten, tal vez le recuerden a sus padres o sus abuelos con quien convivió muy poco:Loreta.- Desde que conocemos a alguien por primera vez, podemos captar esa sinceridad natural, esa confianza o desconfianza, y ustedes transmiten solo cariño y mucho amor.Doña Zenaida.- Eso es solo lo que podemos dar y lo que aprendimos también de nuestros padres y abuelos, desgraciadamente los tiempos en los que vivimos son muy diferentes, ahora reinan la desconfianza y el temor, pero no en todas las personas aún.Loreta.- Así es. Hace muchos años cuando yo era muy joven y vivía en Yurécuaro recuerdo que conocí el valor de la amistad sincera cuando me encontré con “El Pincelador de finas letras”, les voy a platicar esta pequeña historia en blanco y negro:. . . Recuerdo que ese día estaba muy nublado, corrí a buscar a mi prima Violeta para que me acompañara a la Estación del Ferrocarril a esperar a mi tía Quica la de Zamora, quien llegaría en el tren Zamorano. Ahí era un hervidero de gentes, pasajeros que iban y venían, cargadores, vendedores de comida, el tiempo se pasaba y mi tía que no llegaba, de pronto recordé que también teníamos que llevar un sobre con una carta a la oficina de Correos de la Estación, así que aprovechamos a llevarlo.Violeta empezó a sentir algo de frío, pues era el mes de diciembre y se protegía con su lindo reboso verde hecho de gancho e hilo cristal. No solo lo usaban las señoras casadas o grandes de edad, había unas puntadas muy bonitas para muchachas jóvenes y solteras.Al llegar al correo, que en ese día lo atendía un buen señor llamado don Gabrielito, nos encontramos con un joven muy respetuoso, apuesto y muy limpio, él también iba a depositar unos sobres, pero en ese momento descubrí que el mío, mi sobre, no tenía la dirección escrita, ni de quién la enviaba, ni de quién la recibiría, la verdad y para ser sincera, estaba muy confundida y temía echar a perder el sobre, el joven notó mi preocupación y me dijo:Joven.-Si quiere señorita, ¡puedo ayudarle!.Loreta.- Con todo y pena pero creo que de verdad necesito sus ayuda, no sé donde va el remitente, ni de qué lado va el destinatario. ¿Disculpe, es usted de aquí de Yurécuaro?Joven.- eh...No, en realidad nací en Zamora Michoacán. Tengo algún tiempo aquí, soy Odontólogo o dentista, mi nombre es Fidelmar. Mira, el remitente va primero, en la parte alta del sobre, del lado izquierdo y el destinatario va en la parte derecha y lo centras.Loreta.- ¡Muchas gracias Fidelmar! … De repente se oyen gritos de algunas mujeres, volteamos para ver qué sucedía, desgraciadamente pudimos ver a un grupo de personas en las vías del tren, un hombre había sido víctima de ese gran monstruo de fierro, el tren. Que había agarrado su cuerpo aprovechando su descuido, quizás estaba muerto o tal vez estaba vivo, pero con dolores tremendos, Fidelmar se fue rápidamente a prestar ayuda, en la carrera no sintió cuando unas hojas sueltas, escritas se salieron de un libro que cargaba y cayeron al suelo. Violeta las recogió y me las entregó:Violeta.- Parece que son…sus cartas.A los minutos, -sigue platicando Loreta- sentimos la necesidad o curiosidad de ir hasta el lugar del accidente. Ya se habían llevado al hombre al hospital, las personas comentaban que moriría, otras que quizás viviría, aunque sin su brazo, pues el tren se lo había destrozado, una joven mujer morena y de estatura bajita lloraba desconsolada, y tristemente:.- ¡Tato! ¡El tren mató a Tato! ¡Le mochó toda la manita!Alguien trató de consolarla y calmarla:.- ¡Cálmate amiguita! Verás que Tato se va a componer.Era “la amiguita”, reflejaba un corazón sincero y sin malicia, era amiga de Tato, se ve lo quería mucho. En eso llegó Manequis, el vendedor de periódicos:Manequis.- ¡Ese Tato es muy fuerte! ¡La va a librar chavalillos, ya lo verán! A lo mejor lo sacan en El “Alarma” o “La Voz de Michoacán” porque ahí andaba Hugo el fotógrafo, el de los bigototes largos tomandole fotos.La “amiguita” no dejaba de llorar, a mí se me partía el corazón al verla y varias lágrimas salieron de mis ojos.Fidelmar se me acercó y me invitó a regresar a la oficina de Correos, pero en el camino anotaba cosas en varias hojas, así que le pregunté:-¿Qué tanto escribes?Fidelmar.- Son… Pinceladas, sucesos, recuerdos, ¡algún día servirán de algo eh!Comenzó a buscar en su libro algo, luego en los bolsillos de su saco, le dije-¿buscas esto? Señalandole las cartas,- se te cayeron al suelo cuando te fuiste de prisa, Violeta los levantó.Fidelmar.- ¡Muchas gracias! En realidad es una carta que le envío a mi esposa, estoy recién casado, pero por algunos sucesos, estoy aquí yo solo por ahora, mi esposa ahora no está bien, se ha sentido mal últimamente y está con su familia, enseguida se vendrá. Oye, sé que leer una carta ajena es falto de educación, pero a mí me gustaría leerte esta carta para que me des tu opinión, si le falta algo, me dices, yo busco animar a mi esposa y tu me puedes ayudar a mejorarla, la carta dice así:Para mi amada esposa Silvia Margarita Jasso H.:Aunque hoy no estemos juntos, sabes que puedes pincelar mi recuerdo en tu memoria cuando lo necesites y me recuerdes. Sabes, hay recuerdos que nunca se van a borrar aunque pasen muchos años, y aunque pase… la vida misma.Cuando te sientas triste, y más sola y más débil, es entonces cuando tendrás que demostrar la alegría, ¡la guerrera que llevas por dentro! La fuerza de tu carácter. Recuerda que yo no te enseñé a darte por vencida. Así como me has visto luchar contra la corriente y adversidades, ¡No te canses! ¡Sigue luchando!, más aún cuando sabes que hay corazones latiendo alrededor tuyo, dándote amor y valor. Para que sigas siendo mi bella Flor, mi Margarita, mi amada guerrera. ¡Sigue pincelando la vida de alegría!Te ama por siempre:Fidelmar Banda A.Fidelmar.- La carta es larga, pero es esta la parte que quería que escucharas.Loreta.- ¡Es una carta preciosa! ¿Muy animadora y con mucho amor!Fidelmar.- Sí. ¡La amo profundamente!, ¡voy a depositarla en el correo!En eso se escucha el sonido del tren, poco a poco se va deteniendo, es el tren pasajero. Fidelmar reconoce a un pasajero que baja del tren, una sonrisa se ilumina en su rostro:.- ¡Es Manuel González Mariscal, mi gran amigo! ¡Me iré con él, Loreta ¡Cuídate mucho amiga!Loreta.- ¡Igualmente Fidelmar! También ya llegó mi tía Quica.Se van caminando, pincelando por las vías del tren, en aquél nostálgico día nublado.Loreta termina su relato. Sin duda que la amistad verdadera aún existe y es muy valiosa.Le entregan a los abuelos una despensa con comida y el dinero que les envió José el Astronauta y se despiden con la satisfacción de contar con dos nuevos amigos. Loreta se pone una nueva meta en su mente y corazón:Loreta.- ¡Tengo que esforzarme por comunicarme con mi mamá y mis hermanos!Pasan los días:Esther siente que el peso de la nostalgia se hace muy pesado, así que se decide a concentrarse en su trabajo y en su gusto por la poesía, así que acude a la Biblioteca Pública de Yurécuaro para estudiar y leer algunos libros de poesía, Ana y Sol las trabajadoras y quienes atienden le dan varios a escoger. Esther se sienta en una mesa de estudio y los hojea, en eso entra Jorge Armando y Claudia Yatziry su novia, Esther lo ignora y sigue leyendo, de repente ve que alguien dejó olvidado su cuaderno de notas, en la hoja visible se encuentran unos renglones escritos, es un poema, un borrador, dice así:DOS SIGLOSDos siglos se cruzaron de repenteDos siglos me inspiraron a quererteNo me fue difícil, fue tan fácilMe enamoré, con solo verte.
Y con el verde de tu verde encantoCon el trino de tu dulce cantoCantas amor en la fuente frescaMojas Yurécuaro, mientras te secas….
Esther lo estaba terminando de leer, cuando llega Sol con un distinguido amigo:Soledad.- Mira Esther ¡Te presento a Santiago Raúl Martínez Alcalá, El Poeta de los dos Siglos!Raúl.- ¡Perdón, olvidé mi cuaderno!Esther.- ¡encantada de conocerlo!CONTINUARÁ….Novela escrita por: FRANCISCO MURILLO MENDEZ.

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